/ domingo 3 de marzo de 2019

Un Camino hacia Dios

“No desalentarnos, hacernos más pequeños”. Moisés Lira Serafín

Art. 637

Teresa Eugenia García Castro

En sus escritos, el padre Moisés, dejó el testimonio de cómo Dios lo fue adornando con las virtudes propias de los pequeñitos,espiritualmente hablando. La Hna. Ma. de la Luz Nava, afirma que “En su proceso de asimilación de la virtud, experimentó que el desarrollo de crecimiento de las personas no se puede mantener a un mismo nivel, sino que se da en un camino con sus correspondientes planicies, curvas y altibajos, que van más allá del deseo del sujeto; así lo comenta con el P. Félix el año de 1920:‘Mi alma, trabaja y me parece que sin conseguir nada, sí, trabaja en ser muy interior, en vivir muy unida a Jesús en todas sus obras, pero ¡Oh! Me falta mucho, pues prometo y no cumplo, digo y no obro’. Ante dicha impotencia, no aparece el desánimo, sino que, al comprender que es Dios quien dirige el proceso de cada persona, como pequeñito se entrega a la voluntad de su Padre: ‘pero no me desaliento, eso me hace hacerme pequeñito, mirando mi impotencia’”.

Por su parte, las personas que conocieron al padre Moisés, dan testimonio de su vivencia de las virtudes, tal es el caso de las señoritas Beatriz y María Luisa Gazano.

La señorita Beatriz dijo que “Era un santo, de una caridad extraordinaria, con una paciencia que ponía en cada alma. Cuando se confesaba uno, era como si no hubiera nadie más a quien atender, aunque no fuera cosa importante.A las 5 de la mañana nos encontrábamos, nos sentábamos en las gradas de la entrada a San Felipe a esperar que abrieran. Él aparecía tan alegre, siempre contento, siempre de buen humor.

Otra de sus virtudes era esa alegría que se notaba siempre en él y ¡vaya que ha de haber tenido penas y dificultades! Tenía un don de gentes grandísimo, porque niños y jóvenes, hombre, religiosas, señoras casadas, en general, de todo tenía, para todos tenía. Era la atención que daba él a cada quien, como si fuera la única persona a quien tenía que atender, no tenía prisa para despachar y terminar”.

Por su parte la señorita María Luisa expresó que “sobresalía en la sencillez y la caridad; sencillez de niño, era la del Padre Moisés y a la vez tan inteligente, tan profundo. Alfonso Junco era su dirigido, yo lo veía confesarse con él en San Felipe, era escritor y poeta; también la señora Junco y la hijita se confesaban con el padre Moisés.

En una estampita, escribió el padre Moisés: ‘Mira Beatita de Jesús y de María, sólo Dios no cambia. Él es el mismo en todo, en su amor. Por eso, vale la pena poner en Él nuestro corazón, en el tiempo y en la eternidad’”.

Ahora, el Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín se encuentra en proceso de ser reconocido por la iglesia como santo, encomiéndate a su intercesión y comunica tus testimonios a Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, Naranjo 157, Col. Sta. María la Ribera, 06400 Ciudad de México, Tel. 01(55)55 47 31 39 e-mail: apostoldelabondad@gmail.com

“No desalentarnos, hacernos más pequeños”. Moisés Lira Serafín

Art. 637

Teresa Eugenia García Castro

En sus escritos, el padre Moisés, dejó el testimonio de cómo Dios lo fue adornando con las virtudes propias de los pequeñitos,espiritualmente hablando. La Hna. Ma. de la Luz Nava, afirma que “En su proceso de asimilación de la virtud, experimentó que el desarrollo de crecimiento de las personas no se puede mantener a un mismo nivel, sino que se da en un camino con sus correspondientes planicies, curvas y altibajos, que van más allá del deseo del sujeto; así lo comenta con el P. Félix el año de 1920:‘Mi alma, trabaja y me parece que sin conseguir nada, sí, trabaja en ser muy interior, en vivir muy unida a Jesús en todas sus obras, pero ¡Oh! Me falta mucho, pues prometo y no cumplo, digo y no obro’. Ante dicha impotencia, no aparece el desánimo, sino que, al comprender que es Dios quien dirige el proceso de cada persona, como pequeñito se entrega a la voluntad de su Padre: ‘pero no me desaliento, eso me hace hacerme pequeñito, mirando mi impotencia’”.

Por su parte, las personas que conocieron al padre Moisés, dan testimonio de su vivencia de las virtudes, tal es el caso de las señoritas Beatriz y María Luisa Gazano.

La señorita Beatriz dijo que “Era un santo, de una caridad extraordinaria, con una paciencia que ponía en cada alma. Cuando se confesaba uno, era como si no hubiera nadie más a quien atender, aunque no fuera cosa importante.A las 5 de la mañana nos encontrábamos, nos sentábamos en las gradas de la entrada a San Felipe a esperar que abrieran. Él aparecía tan alegre, siempre contento, siempre de buen humor.

Otra de sus virtudes era esa alegría que se notaba siempre en él y ¡vaya que ha de haber tenido penas y dificultades! Tenía un don de gentes grandísimo, porque niños y jóvenes, hombre, religiosas, señoras casadas, en general, de todo tenía, para todos tenía. Era la atención que daba él a cada quien, como si fuera la única persona a quien tenía que atender, no tenía prisa para despachar y terminar”.

Por su parte la señorita María Luisa expresó que “sobresalía en la sencillez y la caridad; sencillez de niño, era la del Padre Moisés y a la vez tan inteligente, tan profundo. Alfonso Junco era su dirigido, yo lo veía confesarse con él en San Felipe, era escritor y poeta; también la señora Junco y la hijita se confesaban con el padre Moisés.

En una estampita, escribió el padre Moisés: ‘Mira Beatita de Jesús y de María, sólo Dios no cambia. Él es el mismo en todo, en su amor. Por eso, vale la pena poner en Él nuestro corazón, en el tiempo y en la eternidad’”.

Ahora, el Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín se encuentra en proceso de ser reconocido por la iglesia como santo, encomiéndate a su intercesión y comunica tus testimonios a Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, Naranjo 157, Col. Sta. María la Ribera, 06400 Ciudad de México, Tel. 01(55)55 47 31 39 e-mail: apostoldelabondad@gmail.com