/ domingo 22 de julio de 2018

Un camino hacia Dios

“Soy muy pequeño para otras cosas”. Moisés Lira Serafín

Art. 605

Teresa Eugenia García Castro

El Venerable Siervo de Dios, padre Moisés Lira Serafín, empieza a proyectar su ministerio en los primeros meses de ordenado, como su mayor aspiración. Esta se confirma revelando el secreto que el Siervo de Dios confió al Padre Félix en septiembre de 1922, y por los testimonios de años posteriores: Las siguientes palabras fueron escritas por al padre Moisés al Padre Félix:

“A lo que me siento fuertemente atraído es a un oscuro confesionario y ahí purificar pero más santificar, eso es mi ideal acariciado, siempre escondido, oculto y sólo conocido por las almas en el silencio y oscuridad del confesionario. Para lo demás Padre mío, no me siento, por la razón sencilla de que no sé, ni tengo aptitudes, ni físicas, ni morales, ni sobrenaturales. Soy muy pequeño para otras cosas. Celda, Sagrario y confesionario, he ahí mi ideal”.

Los testigos confirman que al ser dirigidos por el padre Moisés no sólo eran acompañados, sino que fueron enriquecidos con su espiritualidad. Así lo declara la señora María del Consuelo Torres Flores:

“Conocí al Padre Moisés en el templo de la Merced, en Celaya, en el año de 1936, cuando vinieron los Misioneros del Espíritu Santo. Hacían retiros espirituales cada mes para la Asociación de María Auxiliadora de señoritas, que formó el Padre Moisés. Las muchachas preparaban primeras comuniones que eran de mucho éxito, pues era numeroso el grupo de niños; además, siempre trataba a la gente a manera de orientarla, no desviaba sus vocaciones, sino al contrario.

El padre Dominguito me dijo que el padre Moisés “era de una gran humildad, eludiendo siempre los elogios que le pudieran tributar”; “tenía el don de consejo para la juventud, para dirigirla, orientarla en su vocación y llevarla a Dios, tenía el don de la palabra, se nos hacía un minuto y, aunque hubiera sido largos sus discursos, era elocuente; era muy partidario de la alegría y de que se tomaran todas las cosas y aún los contratiempos con alegría y entereza. Era muy admirado y solicitado por la juventud femenina, a pesar de su físico, puesto que carecía de buenas facciones y era bajo de estatura, moreno de nariz aguileña. Lo valioso en él era su modo de tratar a las personas y su manera de hablar sencilla y a la vez cariñosa, muy persuasiva y muy tierna, ejercía una fuerza de atracción, porque emanaba de él el sentimiento de una bondad que llevaba las almas a Dios”.

El Venerable Siervo de Dios, padre Moisés Lira Serafín, se encuentra en proceso de canonización, encomiéndate a su intercesión. Comunica tus testimonios a Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, Naranjo 157, Col. Sta. María la Ribera, 06400 México, D.F. Tel 01(55)5547 3139 e-mail: apostoldelabondad@gmail.com

“Soy muy pequeño para otras cosas”. Moisés Lira Serafín

Art. 605

Teresa Eugenia García Castro

El Venerable Siervo de Dios, padre Moisés Lira Serafín, empieza a proyectar su ministerio en los primeros meses de ordenado, como su mayor aspiración. Esta se confirma revelando el secreto que el Siervo de Dios confió al Padre Félix en septiembre de 1922, y por los testimonios de años posteriores: Las siguientes palabras fueron escritas por al padre Moisés al Padre Félix:

“A lo que me siento fuertemente atraído es a un oscuro confesionario y ahí purificar pero más santificar, eso es mi ideal acariciado, siempre escondido, oculto y sólo conocido por las almas en el silencio y oscuridad del confesionario. Para lo demás Padre mío, no me siento, por la razón sencilla de que no sé, ni tengo aptitudes, ni físicas, ni morales, ni sobrenaturales. Soy muy pequeño para otras cosas. Celda, Sagrario y confesionario, he ahí mi ideal”.

Los testigos confirman que al ser dirigidos por el padre Moisés no sólo eran acompañados, sino que fueron enriquecidos con su espiritualidad. Así lo declara la señora María del Consuelo Torres Flores:

“Conocí al Padre Moisés en el templo de la Merced, en Celaya, en el año de 1936, cuando vinieron los Misioneros del Espíritu Santo. Hacían retiros espirituales cada mes para la Asociación de María Auxiliadora de señoritas, que formó el Padre Moisés. Las muchachas preparaban primeras comuniones que eran de mucho éxito, pues era numeroso el grupo de niños; además, siempre trataba a la gente a manera de orientarla, no desviaba sus vocaciones, sino al contrario.

El padre Dominguito me dijo que el padre Moisés “era de una gran humildad, eludiendo siempre los elogios que le pudieran tributar”; “tenía el don de consejo para la juventud, para dirigirla, orientarla en su vocación y llevarla a Dios, tenía el don de la palabra, se nos hacía un minuto y, aunque hubiera sido largos sus discursos, era elocuente; era muy partidario de la alegría y de que se tomaran todas las cosas y aún los contratiempos con alegría y entereza. Era muy admirado y solicitado por la juventud femenina, a pesar de su físico, puesto que carecía de buenas facciones y era bajo de estatura, moreno de nariz aguileña. Lo valioso en él era su modo de tratar a las personas y su manera de hablar sencilla y a la vez cariñosa, muy persuasiva y muy tierna, ejercía una fuerza de atracción, porque emanaba de él el sentimiento de una bondad que llevaba las almas a Dios”.

El Venerable Siervo de Dios, padre Moisés Lira Serafín, se encuentra en proceso de canonización, encomiéndate a su intercesión. Comunica tus testimonios a Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, Naranjo 157, Col. Sta. María la Ribera, 06400 México, D.F. Tel 01(55)5547 3139 e-mail: apostoldelabondad@gmail.com