/ domingo 1 de abril de 2018

Un camino hacia Dios

El padre Moisés desea que “Jesús nos llene de una paz y alegría íntimas, aunque nos siga teniendo en la cruz. Ya pasaron los días de la Pasión de Jesús y ahora son los días de la alegría”, enfatiza el padre Moisés Lira Serafín.


Una de las consecuencias del espíritu de Infancia Espiritual es la alegría, enseña el apóstol de la bondad: “Una alegría, claro, relativa, no absoluta, pues nada absoluto hay en este mundo, pero sí, una alegría cierta en el fondo del alma”.


La fiesta de la Resurrección, para quien vive la Infancia Espiritual, debe ser muy propia y una de las principales, “pues se trata del triunfo de Jesús después de haber sufrido su Pasión cruelísima para comprarnos nuestra filiación. Y en este tiempo de Pascua la Iglesia nos habla frecuentemente de esa misma filiación. Qué alegres debemos estar, pues uno de los dogmas principales es el de nuestra filiación. Por tanto, alegrémonos fuertemente por el triunfo de Jesús, porque el fruto de su triunfo es la gloria de nuestro Padre celestial y el don de nuestra filiación; somos hijos de Dios, procuremos portarnos como buenos hijos en la cruz, en las penas, siempre en los brazos de Dios.


Es motivo de una grande alegría el misterio de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Nuestra mirada, en esa alegría, no debe apartarse de Jesús.


Todo este día consideremos los detalles de la Resurrección de Jesús y alegrémonos. Sí, muy contentos, muy en paz; las enseñanzas que nos trae este día, son de que resucitaremos con Jesús e iremos con Él y por Él a gozar de una paz eterna, de una alegría eterna, pues nos uniremos eternamente y completamente a Jesús y entonces celebraremos una verdadera y eterna unión.


¡Qué felicidad sería que todos y cada uno con motivo de la Resurrección del Señor, muriéramos a nosotros mismos y resucitáramos en Cristo! (Cf Ef 1,20; 2,6). Dice san Pablo que debemos estar muertos en Cristo, quiere decir, la muerte de nosotros mismos o, en otras palabras, la muerte del "yo" y de nuestros vicios. Ojalá que cada uno nos propusiéramos trabajar por arrancar de nuestra alma un vicio, por darle a Nuestro Señor lo que nos pida, cueste lo que cueste, apoyados en Él, vivir más para Él, es decir, buscarlo únicamente a Él en todos los detalles de nuestra vida. Esto se hace por medio de la oración, pero haciéndola bien y tomando para ello el mayor tiempo posible. La oración nos hace ver lo que nos pide nuestro Señor y nos hace estar más apoyados en Él. Esta es la resurrección de nuestras almas en Cristo”.


El Venerable Siervo de Dios, padre Moisés Lira Serafín, se encuentra en proceso de ser reconocido como santo, encomiéndate a su intercesión. Comunica tus testimonios a Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, Naranjo 157, Col. Sta. María la Ribera, 06400 México, D.F. Tel 01(55)5547 3139 Fax: 01(55)5541 3199 e-mail: cgeneralmcmi@prodigy.net.mx

El padre Moisés desea que “Jesús nos llene de una paz y alegría íntimas, aunque nos siga teniendo en la cruz. Ya pasaron los días de la Pasión de Jesús y ahora son los días de la alegría”, enfatiza el padre Moisés Lira Serafín.


Una de las consecuencias del espíritu de Infancia Espiritual es la alegría, enseña el apóstol de la bondad: “Una alegría, claro, relativa, no absoluta, pues nada absoluto hay en este mundo, pero sí, una alegría cierta en el fondo del alma”.


La fiesta de la Resurrección, para quien vive la Infancia Espiritual, debe ser muy propia y una de las principales, “pues se trata del triunfo de Jesús después de haber sufrido su Pasión cruelísima para comprarnos nuestra filiación. Y en este tiempo de Pascua la Iglesia nos habla frecuentemente de esa misma filiación. Qué alegres debemos estar, pues uno de los dogmas principales es el de nuestra filiación. Por tanto, alegrémonos fuertemente por el triunfo de Jesús, porque el fruto de su triunfo es la gloria de nuestro Padre celestial y el don de nuestra filiación; somos hijos de Dios, procuremos portarnos como buenos hijos en la cruz, en las penas, siempre en los brazos de Dios.


Es motivo de una grande alegría el misterio de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Nuestra mirada, en esa alegría, no debe apartarse de Jesús.


Todo este día consideremos los detalles de la Resurrección de Jesús y alegrémonos. Sí, muy contentos, muy en paz; las enseñanzas que nos trae este día, son de que resucitaremos con Jesús e iremos con Él y por Él a gozar de una paz eterna, de una alegría eterna, pues nos uniremos eternamente y completamente a Jesús y entonces celebraremos una verdadera y eterna unión.


¡Qué felicidad sería que todos y cada uno con motivo de la Resurrección del Señor, muriéramos a nosotros mismos y resucitáramos en Cristo! (Cf Ef 1,20; 2,6). Dice san Pablo que debemos estar muertos en Cristo, quiere decir, la muerte de nosotros mismos o, en otras palabras, la muerte del "yo" y de nuestros vicios. Ojalá que cada uno nos propusiéramos trabajar por arrancar de nuestra alma un vicio, por darle a Nuestro Señor lo que nos pida, cueste lo que cueste, apoyados en Él, vivir más para Él, es decir, buscarlo únicamente a Él en todos los detalles de nuestra vida. Esto se hace por medio de la oración, pero haciéndola bien y tomando para ello el mayor tiempo posible. La oración nos hace ver lo que nos pide nuestro Señor y nos hace estar más apoyados en Él. Esta es la resurrección de nuestras almas en Cristo”.


El Venerable Siervo de Dios, padre Moisés Lira Serafín, se encuentra en proceso de ser reconocido como santo, encomiéndate a su intercesión. Comunica tus testimonios a Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, Naranjo 157, Col. Sta. María la Ribera, 06400 México, D.F. Tel 01(55)5547 3139 Fax: 01(55)5541 3199 e-mail: cgeneralmcmi@prodigy.net.mx