/ domingo 25 de febrero de 2018

UN CAMINO HACIA DIOS

El padre Moisés Lira en su vida hizo grandes amigos y también hubo gente que percibía su labor humanitaria y espiritual que tiempo después lo expresaron como el caso del Padre Edmundo Iturbide, quien en el veinticinco aniversario de profesión religiosa del “Apóstol de la Bondad”expreso lindas palabras que hoy queremos compartir.

«Tras de la bendición tiene que venir la inmolación. A ti te ha bendecido, también te ha inmolado, no te ha escaseado la cruz. ¡Cuántas veces ha venido la obediencia a arrancarte de cuajo de donde tenía tu corazón muchos intereses! ¡Cuántas veces fui testigo, actor de esa inmolación tuya! ¡Cuántas veces se te ha arrancado de las manos lo que llevabas como un tesoro! ¡Cuántas decepciones has sufrido!, yo sé muchas de ellas. Cuántas veces has ido con entusiasmo a las almas para hacerles el bien, y has tenido la suerte de todo sacerdote fervoroso, de no ser comprendido. Cuántas veces has querido llevar con entusiasmo a las almas por las vías de la perfección, y tras de inmolarte no se te ha agradecido; has sufrido, me consta, has pasado horas negras. Benditos 25 años, todos ellos llenos de sufrimiento.

Cada uno de nosotros, por un instintivo egoísmo, atendemos a nuestras propias penas, pero te he visto en mil ocasiones, romper el cerco de tu propio dolor para consolar a los demás, olvidándote de ti mismo.

Has sido marcado con la cruz desde pequeñito; tuviste la pena de perder al ser que te diera la vida poco después de nacido, y por eso nuestro amado Padre te quería de una manera muy singular, por eso, cerca de ti, no fue sólo un Padre sino una madre y me atrevo a decir, que el matiz de su cariño para ti fue diferente del matiz con que nos quiso a todos, a ti te quiso como a un pequeñito.

Tras de esa inmolación perpetua es natural que el cielo te haya hecho fecundo en el orden espiritual; muchos de los otros sacerdotes de la Congregación, nos movemos aquí y allá, pero notamos que por donde tú pasas, dejas a Dios, a las almas entusiasmadas por la vida interior; no le hace que te critiquen, que te juzguen, tú sigues tu camino, tu misión, que es sembrar por todas partes la semilla divina.

Es lo cierto que cuando Nuestro Señor quiere que un alma sea más fecunda que otra, nadie le puede poner un hasta aquí en su plan divino y así lo dice Él mismo: "No todos los Misioneros serán igualmente fecundos, porque es muy mi gusto, son mis designios y Yo sabré a quienes escojo", y no cabe duda que Él mismo te ha hecho singularmente fecundo. Dios te ha dado a las almas, pero principalmente has recibido una bendición para darte a Dios para santificarte. Sé que te acompaña ordinariamente,sé que Nuestro Señor te ha dado un sentimiento muy claro de tu pequeñez, de tu debilidad, de tu nada».

“Se ha obrado en ti una bendición, una inmolación y una fecundidad singulares”. Una descripción de un hombre del pasado que hoy está vivo en el presente,Moisés Lira Serafín.

El padre Moisés Lira en su vida hizo grandes amigos y también hubo gente que percibía su labor humanitaria y espiritual que tiempo después lo expresaron como el caso del Padre Edmundo Iturbide, quien en el veinticinco aniversario de profesión religiosa del “Apóstol de la Bondad”expreso lindas palabras que hoy queremos compartir.

«Tras de la bendición tiene que venir la inmolación. A ti te ha bendecido, también te ha inmolado, no te ha escaseado la cruz. ¡Cuántas veces ha venido la obediencia a arrancarte de cuajo de donde tenía tu corazón muchos intereses! ¡Cuántas veces fui testigo, actor de esa inmolación tuya! ¡Cuántas veces se te ha arrancado de las manos lo que llevabas como un tesoro! ¡Cuántas decepciones has sufrido!, yo sé muchas de ellas. Cuántas veces has ido con entusiasmo a las almas para hacerles el bien, y has tenido la suerte de todo sacerdote fervoroso, de no ser comprendido. Cuántas veces has querido llevar con entusiasmo a las almas por las vías de la perfección, y tras de inmolarte no se te ha agradecido; has sufrido, me consta, has pasado horas negras. Benditos 25 años, todos ellos llenos de sufrimiento.

Cada uno de nosotros, por un instintivo egoísmo, atendemos a nuestras propias penas, pero te he visto en mil ocasiones, romper el cerco de tu propio dolor para consolar a los demás, olvidándote de ti mismo.

Has sido marcado con la cruz desde pequeñito; tuviste la pena de perder al ser que te diera la vida poco después de nacido, y por eso nuestro amado Padre te quería de una manera muy singular, por eso, cerca de ti, no fue sólo un Padre sino una madre y me atrevo a decir, que el matiz de su cariño para ti fue diferente del matiz con que nos quiso a todos, a ti te quiso como a un pequeñito.

Tras de esa inmolación perpetua es natural que el cielo te haya hecho fecundo en el orden espiritual; muchos de los otros sacerdotes de la Congregación, nos movemos aquí y allá, pero notamos que por donde tú pasas, dejas a Dios, a las almas entusiasmadas por la vida interior; no le hace que te critiquen, que te juzguen, tú sigues tu camino, tu misión, que es sembrar por todas partes la semilla divina.

Es lo cierto que cuando Nuestro Señor quiere que un alma sea más fecunda que otra, nadie le puede poner un hasta aquí en su plan divino y así lo dice Él mismo: "No todos los Misioneros serán igualmente fecundos, porque es muy mi gusto, son mis designios y Yo sabré a quienes escojo", y no cabe duda que Él mismo te ha hecho singularmente fecundo. Dios te ha dado a las almas, pero principalmente has recibido una bendición para darte a Dios para santificarte. Sé que te acompaña ordinariamente,sé que Nuestro Señor te ha dado un sentimiento muy claro de tu pequeñez, de tu debilidad, de tu nada».

“Se ha obrado en ti una bendición, una inmolación y una fecundidad singulares”. Una descripción de un hombre del pasado que hoy está vivo en el presente,Moisés Lira Serafín.