Por: Jonathan Sánchez
En la mitología griega, Prometeo desobedece a los dioses y roba el fuego para regalarlo a la humanidad. En castigo, Zeus lo encadena por la eternidad asegurando que un águila le devore el hígado diariamente. En la cosmovisión mesoamericana, el tlacuache juega un rol similar, roba el fuego y lo regala a los hombres a costa del pelo de su cola.
El dominio del fuego o la energía ha permitido a la humanidad controlar todas las artes: el cálculo del tiempo, la ciencia de los números, el alfabeto, la metalurgia, la medicina, la ingeniería y más recientemente la inteligencia artificial. Sin duda, el uso de la energía por la humanidad le ha permitido pasar del oscurantismo a la civilización y el desarrollo tecnológico.
En el panorama mundial actual, para los países, el dominio de la energía representa poder económico, geopolítico, geoestratégico, científico, tecnológico y por supuesto militar. Para la población en general, el consumo de energía representa bienestar, ya que su disponibilidad representa productividad, salud, educación, abastecimiento de agua potable, comunicación, dentro de una amplia lista de beneficios.
Hace un par de meses se desencadenó un conflicto bélico y el tema energético no es ajeno a la situación. Los planes europeos, rumbo a 2030, en materia de la transición hacia energías verdes, por el momento parecen estar detenidos. Desde antes de la invasión de Rusia a Ucrania, a principios de año, los efectos climáticos habían puesto en jaque la producción de energía por renovables, por lo que ya se empezaba a hablar de un suministro estable de energía producida por combustibles fósiles, principalmente gas licuado.
Hoy, con el conflicto militar en desarrollo y las sanciones económicas hacia Rusia, se ve cada vez más lejana la puesta en marcha del Nord Stream 2. Europa ha tratado de reducir su dependencia energética de Rusia y ha salido a los mercados internacionales a la compra de gas licuado. Varios han sido los aliados del bloque europeo que han ofrecido el producto, pero a precios no tan razonables, provocando un encarecimiento de la energía a nivel mundial.
Pero ¿qué viene para México? Sin duda, el panorama es complejo a pesar de que los precios del crudo iban al alza. Buena parte de la generación de energía producida por la CFE proviene de plantas que utilizan gas natural, gas que no tenemos y no producimos. Por lo tanto, es necesario comprarlo en mercados internacionales, promoviendo aún más la subida del precio de tan valioso recurso.
En el mito de Prometeo encadenado, Zeus enfurecido por el regalo del fuego a la humanidad, envía a Pandora para abrir la caja y esparcir los males por el mundo. Dadas las condiciones actuales, parece que la caja está abierta y el panorama energético mundial luce complicado, pues el uso de renovables parece quedarse en buenas intenciones, al menos por ahora. Así, la ambiciosa transición energética europea prevista para la siguiente década está sufriendo un revés inesperado.
DR. JONATHAN SÁNCHEZ
Profesor de la Escuela de Ingeniería del Tecnológico de Monterrey campus San Luis Potosí.
Es ingeniero mecánico egresado de la UNAM y doctor en ingeniería mecánica por la Universidad de Manchester en el Reino Unido. Ha trabajado para GE Aviation en el área de performance y ha hecho consultoría para el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Ha impartidos cursos en temas relacionados con el uso eficiente de la energía y manufactura. Actualmente es profesor de planta en el Tecnológico de Monterrey campus San Luis Potosí. Sus áreas de investigación son simulación numérica, uso eficiente de la energía, análisis de datos y machine learning.
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