El presupuesto de San Luis Potosí en 2022, primero que presentó la administración del gobernador Ricardo Gallardo Cardona al Congreso del Estado, fue de 53 mil 121 millones 800 mil pesos un 8.4 por ciento mayor que el de 2021 que fue de 49 mil 5 millones 350 mil pesos, con el que cerró la administración del doctor Juan Manuel Carreras López.
Para 2023 el presupuesto creció a 61 mil 853 millones 730 mil pesos un 16.4 % mayor que el anterior con un aumento de 8 mil 731 millones 930 mil pesos. Este aumento porcentual ha sido el mayor observado en la presente administración.
El 7 de diciembre de 2023 las y los diputados integrantes de la Comisión de Hacienda del Estado, aprobaron el dictamen de la iniciativa de Presupuesto de Egresos del Poder Ejecutivo del Estado para el ejercicio fiscal 2024, que contiene un gasto total de 63,400’596,268.00 (sesenta y tres mil cuatrocientos millones, quinientos noventa y seis mil, doscientos sesenta y ocho pesos). El presupuesto aprobado representa un 4.0 % de incremento sobre lo estimado en el Presupuesto de Egresos 2023. El porcentaje de aumento regresó al cuatro por ciento con relación al ejercicio anterior.
Entregado por el gobernador Ricardo Gallardo Cardona al Congreso del Estado el miércoles 20 de noviembre pasado, el Presupuesto para 2025 proyecta el ejercicio de 65 mil millones de pesos en números gruesos, 2 mil millones de pesos más que el actual, lo cual representa un crecimiento del 3.17 por ciento.
Si bien el presupuesto estatal mantiene un crecimiento más o menos estable, la importancia de la participación federal ha decrecido de manera importante en los últimos 11 meses. El año pasado, 2023, la aportación federal fue de 49 mil 566 millones de pesos en tanto que la de 2024 será de apenas 30 mil 640 millones de pesos.
Esto quiere decir que la participación estatal del presupuesto de este año apenas asciende a 32 mil 760 millones de pesos. En cifras gruesas el gobierno federal aporta casi la mitad (48 %) del dinero que se ejerce en el estado en tanto que la aportación federal el año pasado alcanzó el 80 por ciento del dinero presupuestado por el gobierno estatal.
Un 32% menos de la asignación federal a San Luis debe tener un significado que nadie quiere explicar. Si las razones son obviamente políticas, o si la gestión de diputados federales y senadores fallaron a la hora del reparto, es asunto que algún día se va a saber.
Ahora bien, el dinero federal se entrega de la siguiente manera: 14,409 millones es el monto de las participaciones que, conforme a convenios, se distribuye entre estado y municipios; 13,080 millones de pesos son aportaciones al estado; 2,438 millones de pesos pertenecen a los convenios de descentralización vigentes; y solamente 583 millones corresponden al convenio social de participación en salud. Por eso no hay medicamentos.
Con lo hasta aquí explicado, cómo entender los manejos del dinero público del estado si, luego de tanta inversión ostentosa, hoy resulta que jubilados, maestros estatales y burócratas se quejan por disminuciones en sus aguinaldos, faltas de pagos, crisis en la Dirección de Pensiones y amenazas de despidos si no son afiliados a un partido determinado. Se me ocurre que nuestras finanzas se manejan con intenciones distintas al interés estatal. ¿Usted qué opina?
El negocio de topes, baches y boyas
Metido en un berenjenal por la propuesta de cobros por el derecho de alumbrado público en la capital potosina, el ayuntamiento de la capital disimula su realidad de distintos modos.
Usando la yerba y la contrayerba simultáneamente algo le queda de ganancia. La población sufre por tanto bache y desniveles en el pavimento pocas veces mantenido a lo largo de los años, por donde tiene que desplazarse en este laberinto urbano lo más rápido posible, lo mismo a bordo de vehículos particulares que del transporte público.
De pronto, producto de un humor negro que huele mal, amanece una ciudad con boyas y topes cada dos cuadras, especialmente en calles y avenidas que recién se repavimentaron. ¿Quién las puso y cuánto pagó el ayuntamiento por colocar estos estorbos viales?
A punto de infarto, quienes pierden el tiempo sorteando baches y saltando boyas y topes, presionan el acelerador del vehículo en curiosos arrancones y frenazos intentando ganar el tiempo perdido.
Uno se pregunta si la sinrazón de los encargados municipales de conservar la circulación vehicular ágil y segura, es producto de no circular por la ciudad porque viven en otra parte o son simples ganas de joder a quienes nos dejamos.
El pretexto es que “hay muchos correlones”. Es cierto, no falta un rico de mil pesos que trae vehículo rentado y le vale madre si la suspensión se perjudica al paso de un bache, el salto de un tope o el golpe con una boya. Otros se creen pilotos y zigzaguean en la Salvador Nava, o en Carranza, donde vean que la vigilancia vial es nula. Chocan y le echan la culpa al otro.
Todo eso contribuye a que alguien, desde la sombra, decide poner boyas cada dos cuadras, algunas en doble fila, autoriza un tope de 20 centímetros de alto, o se olvida de tapar los baches aquí y allá. Lo mismo da.
Por eso, cuando el alcalde maneja la posibilidad de cobrar el alumbrado, se alza la vox populi rechazando la intención. De todos modos, pierde porque nadie ha caído a la cuenta de que la luz en calles y avenidas altera el ciclo vital de los árboles y las plantas y ahora resulta que nuestros niveles de contaminación atmosférica rebasan los límites superiores y podemos enfermar.
Un asunto tan insignificante, como poner boyas y topes además de dejar los baches en santa paz, parece que no vale la pena ponerlo en la sala de exposiciones citadinas, pero, si hemos de seguir padeciendo el laberinto en que nos han metido nuestros ventajosos fraccionadores, ¿no le parece a usted que es hora de que reparen las calles que ellos pavimentaron con loza de tercera, para que caminemos todos a gusto?
Y claro, que los patrulleros viales reciban más bloques para multar a quienes cometan infracciones a los ordenamientos de tránsito. De algún lado tiene que salir el recurso, pero que paguen quienes tienen delirios de pilotos de fórmula uno. ¡Se puede!
El cotarro político
Aquí cada vez es más común tirar la piedra y esconder la mano. Repartir culpas y pedir castigos severos sin pruebas al canto, hace que ciertos personajes dejen de saludarse, de expresar sus afectos. Es lo malo de, por ejemplo, querer quedar bien sin tener causa, motivo o razón… Los señores diputados locales no están obligados a dominar la técnica contable, ser expertos en ingeniería o sabios en administración. Lo sabemos, pero de lo que sí tienen responsabilidad es en llenarse de asesores balines porque son amigos del amigo, primos del primo o simples barberos personales. Por eso ni cómo corregir lo mal planeado en el estado… El muy criticado Crisógono Sánchez Lara no entiende razones cuando se trata de lustrarle los botines a ya saben quién… No tiene la culpa el indio… Por eso el terrible Manolo mienta madres a cada rato… HASTA LA PRÓXIMA
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