DIOS CRISTO JESÚS, en Mateo 14:30 de la Biblia interviene ante el grito lleno de miedo de su apóstol Pedro que clama a Cristo: ¡Señor Sálvame!
Lo anterior se encuentra en el pasaje de cuando Cristo en su ministerio terrenal al estar caminando sobre las aguas del mar de Galilea llamó a su apóstol Pedro a hacer lo mismo, y éste, obediente descendió de su barca la cual ocupaba acompañando a los demás discípulos, pero de pronto, cuando Pedro al ir avanzando para encontrarse con Jesús sintió miedo y empezó hundirse, dio el grito de auxilio para que ¡Jesús lo Salvara!, y al momento Jesús lo sujetó con su mano, y luego, ambos subieron a la barca en mención.
En efecto, Pedro y los demás discípulos habían abordado la barca, por orden de Cristo para adentrarse a dicho mar y cruzar éste de un lado a otro, ya que Jesús los encontraría allá, enseguida. Pero sucedió que, al estar en medio del mar la barca de los discípulos fue azotada por las olas, impulsadas por fuertes vientos, y fue entonces cuando Jesús apareció caminando sobre las aguas, y luego efectuó el salvamento de Pedro. Cristo enseguida fue adorado por sus discípulos, diciéndole: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”, según Mateo 14:33.
Con esta predicación espiritual de Jesús, podemos entender que este Señor Dios nos da a conocer las turbulencias de los mares pecaminosos sobre los cuales nos desenvolvemos en este mundo propicias para caer en el infierno si no acudimos a Cristo para clamarle al igual que Pedro: “¡Señor, Sálvame!”,y así Jesús nos rescate del pecado en forma definitiva.
Por ende, es ahora el tiempo aceptable, según 2 Corintios 6:2, para dejar entrar en nosotros a Cristo, arrepentidos de nuestros pecados, para que El nos perdone y nos salve de caer al castigo del fuego eterno, porque para ello Cristo es la Barca Perfecta para salvarnos de los mares embravecidos pecaminosos, al dar su vida por sus creyentes.
Estimado Lector: Cristo te invita a su Barca Divina de Salvación, si con toda entrega, valentía y reflexión le dices: “Jesús, Señor mío y Dios mío, ¡SÁLVAME!, perdona mis pecados, y límpiame con tu Sangre Divina derramada en la cruz del Calvario, creo en Ti y te recibo como Único, Suficiente y Perfecto Salvador Personal”.
Dios los bendiga, y si Él permite continuaremos el viernes siguiente.
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