DIOS CRISTO JESÚS, pleno de Amor, se nos manifiesta e invita en 1 Pedro 1:15-20 de la Biblia como sigue: “Sed santos como yo soy Santo”.
En efecto, Cristo nos llama nos llama precisamente, y sin preámbulos a tener su Santidad, para ser: “Rescatados de nuestra vana o pecaminosa manera de vivir, con Su Sangre Preciosa como de un Cordero sin mancha ni contaminación”.
Y si bien, la anterior invitación, Cristo la hizo al género humano hace unos 2,000 años, la misma se encuentra vigente, aquí ahora, para hacerla nuestra con plena reflexión y valentía aceptando su llamado, porque: “La Palabra de Dios permanece para siempre”, según 1 Pedro 1:25,
Por lo tanto, nada ni nadie puede impedirnos acercarnos a Dios Jesús, para que nos rescate de nuestra vana, por pecaminosa manera de vivir, porque Dios Cristo, desde la eternidad, antes de la fundación del mundo, ante Dios Padre y Dios Espíritu Santo, aceptó ser nuestro Salvador, para limpiar y perdonar nuestros pecados, y purificar nuestras almas para ser renacidos en Dios, según 1 Pedro 1:21-23. Por ende, al confesar nuestros pecados a Jesús recibiéndolo como Unico y Suficiente Salvador Personal, según Juan 3:16, El nos perdona de inmediato y para siempre toda maldad, y Dios Cristo nos limpia con su Sangre preciosa haciéndonos renacer en El con la Esperanza de Vida Eterna en el Cielo por medio de su Resurrección como Salvador nuestro, según 1 Pedro 1:2-5.
En consecuencia, nos es indispensable creer que Cristo, con su sacrificio del Calvario nos salva del castigo eterno del infierno para darnos el gozo del Cielo por siempre, porque entonces ésta nuestra fe, es mucho más preciosa que el oro, permitiéndonos Cristo estar unidos a El en alabanza, honra y gloria, para alegrarnos con gozo maravilloso y glorioso, al obtener, por creer en Cristo, la Salvación de nuestras almas, según 1 Pedro 1:7-9. Estimado Lector: eres muy distinguido y apreciado por Dios Cristo, quien te invita a tener su Vida Santa Perfecta, alejado del pecado y para ello sólo necesitas decirle: “Mi Señor Dios Cristo, ¡SALVAME!, me arrepiento ante Ti de mis pecados, perdóname y límpiame con tu Sangre Divina derramada en la cruz del Calvario, creo en Ti y te recibo como Unico, Suficiente y Perfecto Salvador Personal”. Dios los bendiga ricamente y si El permite continuaremos el viernes siguiente. Mi teléfono: 444- 815-39-73.