/ domingo 6 de febrero de 2022

Qué tanto nos conocemos

Desde hace años ya, nos hemos acostumbrado a andar todos los días en las redes sociales, tenemos grupos en whats de familia, de hermanos, de primos y tíos, en fin todos los días nos enviamos un buenos días, oraciones, buenas noches, platicamos, mandamos memes, peticiones, nos enteramos quien está enfermo, quien anda de viaje, en fin pero en realidad que tanto nos conocemos?

Sabemos en realidad nuestros sentimientos, que nos pasa por la mente, que nos duele, que esperamos de la vida, yo casi estoy segura que no tanto. Ojala y pronto termine esta pandemia por la que todos de alguna manera estamos atravesando para que nos podamos reunir presencialmente y podamos convivir en familia y conocernos más para así, comprendernos, amarnos y disfrutar y valorar lo que Dios y la vida nos da día con día. Por otro lado, tuve la necesidad de acudir al Seguro Social, es impresionante como todos los días activan el famoso CÓDIGO AZUL que no es más que COVID. En cuanto llega un enfermo contagiado inmediatamente lo activan, lo gritan por los pasillos e interrumpen el paso hacia otras áreas. Asimismo la gente sin educación deja en las bancas, botellas de jugo, basura, chales y suéteres. Las empleadas, secretarias asistentes de cada consultorio, no se dan abasto para atender a todos los derechohabientes que acuden tanto a solicitar citas, como para hacer preguntas sobre vacunas, medicamentos etcétera.

Pongamos un poco de nuestra parte, si tenemos la cita con el doctor a determinada hora, vayámonos 15 minutos más temprano, porque de todos es sabido que si se pasan un minuto de la hora inmediatamente lo brincan y la cancelan la cita y en el mejor de los casos lo dejan hasta el último si no es que le reprograman la cita.

Y para finalizar les dejo esta bella reflexión….

La cargué cuando se había lastimado.

La cargué cuando estaba emocionada.

La cargué cuando estaba cansada.

La cargué cuando aún era demasiado pequeña para ver lo que yo podía ver.

Y de pronto un día la bajé y ya no la volví a cargar. Un día, sin darme cuenta... ella se hizo grande. Demasiado grande para caber en mis brazos. Demasiado grande para descansar en mí. Un día la bajé y sin darme cuenta ella se hizo fuerte. Lo suficientemente fuerte para seguir adelante aunque estuviera cansada; lo suficientemente fuerte para calmar su propio dolor.

Ella ya tiene sus propias alas para volar.

UN DIA BAJÉ A MI HIJA Y YA NUNCA LA VOLVÍ A CARGAR. Rossy Vasquez

Que tengan una excelente semana y les invito para que nos escriban a la siguiente dirección: anavaldez@prodigy.net.mx y en Facebook: Facebook.com/anamariavaldezcastrejon, en twitter @anacastrejon

Desde hace años ya, nos hemos acostumbrado a andar todos los días en las redes sociales, tenemos grupos en whats de familia, de hermanos, de primos y tíos, en fin todos los días nos enviamos un buenos días, oraciones, buenas noches, platicamos, mandamos memes, peticiones, nos enteramos quien está enfermo, quien anda de viaje, en fin pero en realidad que tanto nos conocemos?

Sabemos en realidad nuestros sentimientos, que nos pasa por la mente, que nos duele, que esperamos de la vida, yo casi estoy segura que no tanto. Ojala y pronto termine esta pandemia por la que todos de alguna manera estamos atravesando para que nos podamos reunir presencialmente y podamos convivir en familia y conocernos más para así, comprendernos, amarnos y disfrutar y valorar lo que Dios y la vida nos da día con día. Por otro lado, tuve la necesidad de acudir al Seguro Social, es impresionante como todos los días activan el famoso CÓDIGO AZUL que no es más que COVID. En cuanto llega un enfermo contagiado inmediatamente lo activan, lo gritan por los pasillos e interrumpen el paso hacia otras áreas. Asimismo la gente sin educación deja en las bancas, botellas de jugo, basura, chales y suéteres. Las empleadas, secretarias asistentes de cada consultorio, no se dan abasto para atender a todos los derechohabientes que acuden tanto a solicitar citas, como para hacer preguntas sobre vacunas, medicamentos etcétera.

Pongamos un poco de nuestra parte, si tenemos la cita con el doctor a determinada hora, vayámonos 15 minutos más temprano, porque de todos es sabido que si se pasan un minuto de la hora inmediatamente lo brincan y la cancelan la cita y en el mejor de los casos lo dejan hasta el último si no es que le reprograman la cita.

Y para finalizar les dejo esta bella reflexión….

La cargué cuando se había lastimado.

La cargué cuando estaba emocionada.

La cargué cuando estaba cansada.

La cargué cuando aún era demasiado pequeña para ver lo que yo podía ver.

Y de pronto un día la bajé y ya no la volví a cargar. Un día, sin darme cuenta... ella se hizo grande. Demasiado grande para caber en mis brazos. Demasiado grande para descansar en mí. Un día la bajé y sin darme cuenta ella se hizo fuerte. Lo suficientemente fuerte para seguir adelante aunque estuviera cansada; lo suficientemente fuerte para calmar su propio dolor.

Ella ya tiene sus propias alas para volar.

UN DIA BAJÉ A MI HIJA Y YA NUNCA LA VOLVÍ A CARGAR. Rossy Vasquez

Que tengan una excelente semana y les invito para que nos escriban a la siguiente dirección: anavaldez@prodigy.net.mx y en Facebook: Facebook.com/anamariavaldezcastrejon, en twitter @anacastrejon