/ lunes 20 de junio de 2022

¿Por qué nos ha tocado sufrir?

Nadie vino al mundo para estar sufriendo; no se nos dio la vida, para sufrir. Dios nos dio la existencia, para que fuéramos felices.

En los planes de Dios, nunca estuvo considerado, que el hombre tuviera que padecer, pero cuando se nos dio la vida, también nos dieron la libertad.

Y por abusar de esa libertad, nos han venido muchas penas.

La libertad, es un don que se paga con dolor. Ya que son pocos, los que hacen buen uso de la libertad. Pero todos, en algún momento, hemos rebasado los límites; haciendo daño, y perjudicándonos a nosotros mismos.

Hay tantas libertades, como abusos. Y esos excesos, son causa de muchas tristezas.

Algunos pensadores dijeron: que el sufrimiento, es una especie de señal, que informa que algo anda mal, o que algo se hizo mal.

El dolor, es información, y ésta, nos avisa, que algo no va bien.

Por eso, mientras seamos libres, será imposible evitar el sufrimiento; tendríamos que ser perfectos, para no equivocarnos; pero, no hay hombre perfecto. Y solo aprendemos a vivir, cuando nos cala el dolor.

Tal parece, que no hay otro camino para alcanzar sabiduría, que seguir por la ruta del dolor.

Él mismo Jesús tuvo que pasar por el sufrimiento, y llegar hasta la muerte. Y por eso, dijo a sus discípulos: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.(Lc.9).

Para llegar a la gloria, hay que pasar por el dolor. Porque el sufrimiento, nos hace más humanos, y nos va perfeccionando.

Por tanto, no culpemos a Dios por el dolor del hombre, ya que, por no saber vivir, con facilidad nos equivocamos, y terminamos lastimados.

Pero una vez superado el sufrimiento, tendremos como premio una vida feliz; esa, a la que muchos llamamos: Vida Eterna.

Nadie vino al mundo para estar sufriendo; no se nos dio la vida, para sufrir. Dios nos dio la existencia, para que fuéramos felices.

En los planes de Dios, nunca estuvo considerado, que el hombre tuviera que padecer, pero cuando se nos dio la vida, también nos dieron la libertad.

Y por abusar de esa libertad, nos han venido muchas penas.

La libertad, es un don que se paga con dolor. Ya que son pocos, los que hacen buen uso de la libertad. Pero todos, en algún momento, hemos rebasado los límites; haciendo daño, y perjudicándonos a nosotros mismos.

Hay tantas libertades, como abusos. Y esos excesos, son causa de muchas tristezas.

Algunos pensadores dijeron: que el sufrimiento, es una especie de señal, que informa que algo anda mal, o que algo se hizo mal.

El dolor, es información, y ésta, nos avisa, que algo no va bien.

Por eso, mientras seamos libres, será imposible evitar el sufrimiento; tendríamos que ser perfectos, para no equivocarnos; pero, no hay hombre perfecto. Y solo aprendemos a vivir, cuando nos cala el dolor.

Tal parece, que no hay otro camino para alcanzar sabiduría, que seguir por la ruta del dolor.

Él mismo Jesús tuvo que pasar por el sufrimiento, y llegar hasta la muerte. Y por eso, dijo a sus discípulos: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.(Lc.9).

Para llegar a la gloria, hay que pasar por el dolor. Porque el sufrimiento, nos hace más humanos, y nos va perfeccionando.

Por tanto, no culpemos a Dios por el dolor del hombre, ya que, por no saber vivir, con facilidad nos equivocamos, y terminamos lastimados.

Pero una vez superado el sufrimiento, tendremos como premio una vida feliz; esa, a la que muchos llamamos: Vida Eterna.