/ domingo 14 de julio de 2019

Policías de Primera

No es la primera vez que la sociedad en general se queda con la impresión de que las corporaciones policíacas merecen un trato distinto, una atención más profesional por parte de las jerarquías al mando, por la sencilla razón de que cada uno de ellos, en su trabajo de combate a los hechos delictivos, de cualquier calibre, no tienen la seguridad plena de que van a volver con bien a sus hogares al término de su jornada.

Integrantes de todas las corporaciones del Estado pasaron algunos meses en plantones portando carteles y mantas donde reclamaban incremento salarial que se les había autorizado y del que nadie respondía positivamente, tal vez por lo garigoleados que se encuentran los trámites al interior de la administración pública estatal.

Que si el secretario general de gobierno, que si la Oficialía Mayor, que si la oficina de modernización, que si ya firmó fulano, en fin, una serie de requisitos que rayan en lo absurdo, con el fin de no desembolsar lo que legalmente les correspondía a más de cuatro mil elementos de la Policía Ministerial del Estado y de las cuatro policías que alberga la Dirección General de Seguridad Pública del Estado.

Finalmente, luego de semanas de inconformidad y cuando las cosas estaban a punto de desbordarse e irse a paros escalonados, intervino el gobernador del Estado Juan Manuel Carreras López, de quien sabemos, es totalmente ajeno a conflictos y se inclina más por la concertación y el diálogo para resolver cualquier controversia.

Fue así que el miércoles por la noche se reunió con una comisión de policías de la DGSPE y de la PME en Palacio de Gobierno, escuchó cada uno de los planteamientos que formularon y resolvió que tenían la razón, calculó la injusticia que se cometió con ellos y dio la instrucción de que el próximo día 30 de julio, se liquiden todos los adeudos, incluso con la retroactividad que amerite, todo calculado en alrededor de 150 millones de pesos.

El gobernador Carreras López no es un hombre de pleitos, no es una persona que pierda el tiempo, a cada quien le da lo que en justicia le corresponde, y en esta ocasión seguramente vio el verdadero trasfondo del problema, que no es otra cosa que las familias, las esposas y los hijos de los policías que cotidianamente salen a cumplir su jornada, sin la seguridad de retornar al terminar el día.

Efectivamente, son servidores públicos que se juegan la vida diariamente por el bienestar de todos nosotros y legalmente merecen otro trato, merecen la atención de profesionales que entiendan sus emociones, sus estados de ánimo y no vayamos muy lejos, acaba de perder la vida de manera lamentable un policía estatal de un balazo en la nuca. El dinero, como quiera se puede recuperar a través de una gestión de recursos federales, la vida de un policía inconforme no, aunque sea la vida de uno solo de ellos. Bien por el Gobernador.

No es la primera vez que la sociedad en general se queda con la impresión de que las corporaciones policíacas merecen un trato distinto, una atención más profesional por parte de las jerarquías al mando, por la sencilla razón de que cada uno de ellos, en su trabajo de combate a los hechos delictivos, de cualquier calibre, no tienen la seguridad plena de que van a volver con bien a sus hogares al término de su jornada.

Integrantes de todas las corporaciones del Estado pasaron algunos meses en plantones portando carteles y mantas donde reclamaban incremento salarial que se les había autorizado y del que nadie respondía positivamente, tal vez por lo garigoleados que se encuentran los trámites al interior de la administración pública estatal.

Que si el secretario general de gobierno, que si la Oficialía Mayor, que si la oficina de modernización, que si ya firmó fulano, en fin, una serie de requisitos que rayan en lo absurdo, con el fin de no desembolsar lo que legalmente les correspondía a más de cuatro mil elementos de la Policía Ministerial del Estado y de las cuatro policías que alberga la Dirección General de Seguridad Pública del Estado.

Finalmente, luego de semanas de inconformidad y cuando las cosas estaban a punto de desbordarse e irse a paros escalonados, intervino el gobernador del Estado Juan Manuel Carreras López, de quien sabemos, es totalmente ajeno a conflictos y se inclina más por la concertación y el diálogo para resolver cualquier controversia.

Fue así que el miércoles por la noche se reunió con una comisión de policías de la DGSPE y de la PME en Palacio de Gobierno, escuchó cada uno de los planteamientos que formularon y resolvió que tenían la razón, calculó la injusticia que se cometió con ellos y dio la instrucción de que el próximo día 30 de julio, se liquiden todos los adeudos, incluso con la retroactividad que amerite, todo calculado en alrededor de 150 millones de pesos.

El gobernador Carreras López no es un hombre de pleitos, no es una persona que pierda el tiempo, a cada quien le da lo que en justicia le corresponde, y en esta ocasión seguramente vio el verdadero trasfondo del problema, que no es otra cosa que las familias, las esposas y los hijos de los policías que cotidianamente salen a cumplir su jornada, sin la seguridad de retornar al terminar el día.

Efectivamente, son servidores públicos que se juegan la vida diariamente por el bienestar de todos nosotros y legalmente merecen otro trato, merecen la atención de profesionales que entiendan sus emociones, sus estados de ánimo y no vayamos muy lejos, acaba de perder la vida de manera lamentable un policía estatal de un balazo en la nuca. El dinero, como quiera se puede recuperar a través de una gestión de recursos federales, la vida de un policía inconforme no, aunque sea la vida de uno solo de ellos. Bien por el Gobernador.