/ domingo 6 de enero de 2019

Podemos vivir en paz, aunque ignoremos el futuro

Por P. Chava

Al emprender un viaje, pedimos la bendición; al inicio de un proyecto también ocupamos bendiciones. Y al estrenar casa, también la queremos bendita. Porque a partir de ahí, se comienza a escribir una historia, cuyo final ignoramos.

Todo eso, tiene que ver con el tiempo, y en concreto con el futuro. Ya que éste, no está en nuestras manos; el futuro se encuentra en Dios. Y por eso, para estar bien necesitamos contar con la bendición Divina. Ya que bendecir, es bien-decir: desear el bien, y decir bien de alguien.

Con una bendición, ponemos el futuro en manos de Dios; porque los hombres estamos sujetos al tiempo, e ignoramos lo que pueda suceder mañana.

Hay cosas, que solo se conocen con el paso del tiempo. Y eso, nos obliga a esperar para poder saberlo.

Pero Dios, no está limitado por el tiempo, él no tiene nada que esperar. Porque en él todo es presente. En Dios, está contenido el pasado y el futuro como en un eterno presente; él, conoce todos los tiempos en uno solo: el presente.

Por esa razón, necesitamos poner nuestro futuro en las manos de Dios. Él ve nuestro futuro, y sabe lo que va a suceder. Y así, con su providencia Divina, nos proveerá de lo que vayamos a necesitar.

A Dios se le llama: Divina Providencia, porque es nuestro Divino Proveedor; quien nos provee de lo que necesitamos para sobrevivir.

Nosotros, por ser semejante a él, algo tenemos de eternidad. Y por eso, llevamos el pasado contenido en la conciencia, algo también tenemos de futuro, por la premonición o la intuición. Esto, es de alguna manera, una no muy clara previsión de futuro. Pero el conocimiento exacto del futuro, solo está contenido en Dios.

Y por esas razones, es fundamental la confianza en el Señor. Porque nosotros podremos adivinar nuestro futuro; pero Dios no lo adivina, él lo ve.

Y al no estar seguros de lo que sucederá mañana, necesitamos hacer un acto de fe para vivir en paz el día de hoy. Porque los hombres vivimos al día; contando tan solo con el día de hoy, que del mañana, se encarga Dios.

Para poder estar en paz el día de hoy, necesitamos confiar en Dios; si no sabemos nada del mañana, él lo sabe todo, y nos asegura un buen futuro.


Por P. Chava

Al emprender un viaje, pedimos la bendición; al inicio de un proyecto también ocupamos bendiciones. Y al estrenar casa, también la queremos bendita. Porque a partir de ahí, se comienza a escribir una historia, cuyo final ignoramos.

Todo eso, tiene que ver con el tiempo, y en concreto con el futuro. Ya que éste, no está en nuestras manos; el futuro se encuentra en Dios. Y por eso, para estar bien necesitamos contar con la bendición Divina. Ya que bendecir, es bien-decir: desear el bien, y decir bien de alguien.

Con una bendición, ponemos el futuro en manos de Dios; porque los hombres estamos sujetos al tiempo, e ignoramos lo que pueda suceder mañana.

Hay cosas, que solo se conocen con el paso del tiempo. Y eso, nos obliga a esperar para poder saberlo.

Pero Dios, no está limitado por el tiempo, él no tiene nada que esperar. Porque en él todo es presente. En Dios, está contenido el pasado y el futuro como en un eterno presente; él, conoce todos los tiempos en uno solo: el presente.

Por esa razón, necesitamos poner nuestro futuro en las manos de Dios. Él ve nuestro futuro, y sabe lo que va a suceder. Y así, con su providencia Divina, nos proveerá de lo que vayamos a necesitar.

A Dios se le llama: Divina Providencia, porque es nuestro Divino Proveedor; quien nos provee de lo que necesitamos para sobrevivir.

Nosotros, por ser semejante a él, algo tenemos de eternidad. Y por eso, llevamos el pasado contenido en la conciencia, algo también tenemos de futuro, por la premonición o la intuición. Esto, es de alguna manera, una no muy clara previsión de futuro. Pero el conocimiento exacto del futuro, solo está contenido en Dios.

Y por esas razones, es fundamental la confianza en el Señor. Porque nosotros podremos adivinar nuestro futuro; pero Dios no lo adivina, él lo ve.

Y al no estar seguros de lo que sucederá mañana, necesitamos hacer un acto de fe para vivir en paz el día de hoy. Porque los hombres vivimos al día; contando tan solo con el día de hoy, que del mañana, se encarga Dios.

Para poder estar en paz el día de hoy, necesitamos confiar en Dios; si no sabemos nada del mañana, él lo sabe todo, y nos asegura un buen futuro.