/ domingo 6 de enero de 2019

Pensamientos sobre la alegría

“Una cosa es el tedio y otra el desaliento. Sucede que el hombre, en este estado de espíritu, preferiría destruirse o estar privado del conocimiento antes que permanecer en este vago tormento. Es necesario salir de él lo más rápidamente posible. A fin de salvaguardar la paz interior se debe huir de la tristeza, tratando de mantener el espíritu siempre gozoso, ya que la tristeza es mala y no proporciona ninguna utilidad… Peor aún es la desesperación. Ésta constituye el mayor goce del demonio. Es el pecado mortal del que habla la Escritura (1 Juan 5, 16)” [San Serafín de Sarov, Instrucciones espirituales].


* * *

“Si me decidiera a sonreír, la vida toda se cubriría de flores. Padre, hermano, mujer amada, palacio sombrío… ¿Por qué no decidirme por la sonrisa?” [NikosKazantzakis, Melisa].


* * *

“Chesterton nos ha explicado –y probado con su propio ejemplo- que los verdaderos creyentes son alegres” [André Maurois, Destinos ejemplares].


* * *

“Quisiera encontrarme con uno de esos sabihondos que me tildan de oscurantista. Les diría: ‘No es culpa mía si llevo un traje de enterrador. Después de todo, el Papa se viste de blanco y los Cardenales de rojo. Pero tendría derecho a ir vestido como la reina de Saba porque llevo en mí la alegría’… La Iglesia dispone de toda la dicha y la alegría reservadas a este pobre mundo. Obrando contra ella, se obra contra la alegría… Lo opuesto de un pueblo cristiano, es un pueblo triste, un pueblo de viejos” [Georges Bernanos, Diario de un cura rural].


* * *

“No te dejes llevar por la tristeza, ni dejes que tus pensamientos te atormenten. Un corazón alegre es la vida del hombre, y la alegría le alarga la vida. Sosiega tu espíritu, y consuela tu corazón; aleja de ti la tristeza, porque la tristeza ha perdido a muchos, y ningún provecho se saca de ella. La envidia y la ira abrevian los días, y las preocupaciones hacen envejecer antes de tiempo. El corazón radiante tiene buen apetito: le aprovecha todo lo que come" (Eclesiástico 30, 21-25)


* * *

“Hoy sé que reír y sonreír son un estricto deber para quien quiera durar y sobrevivir, y no morir, antes de tiempo, en la mirada de los demás. Milenios antes de nosotros, los inspirados autores de la Biblia ya decían: ‘Un corazón gozosos cura como una medicina, pero un espíritu apesadumbrado deseca los huesos’ (Proverbios 17, 22), y también: ‘La alegría del hombre prolonga sus días’ (Eclesiastés 14, 30)” [Henri Brunel, Pequeño tratado de la felicidad].


* * *

“Es menester que transformemos en alegría todo eso que la felicidad nos niega… No estábamos hechos para las horas difíciles, eso es todo, pero es preciso que sepamos hacer hermosas esas horas que se nos dan. A través de mi camino, en cada momento, procuro que vaya cantando mi corazón. No me ha costado mucho. Lo único que he tenido que hacer es pensar que todo sufrimiento unido a Cristo pierde su malestar y su fealdad” [Emmanuel Mounier, Cartas desde el dolor].


* * *

“No por otro motivo procura el demonio inspirarnos pensamientos de desesperación sino para cortar nuestra esperanza en Dios, la cual es el áncora segura, el fundamento de nuestra vida, la guía del camino que lleva al cielo… Y el que está sujeto a pensamientos de desesperación, dejadas ya todas sus fuerzas, ¿cómo podrá vencer ni resistir? Por lo cual, ánimo es lo que siempre necesitamos. Porque no es lo terrible el haber caído, sino el permanecer en la caída y no levantarse, encubriendo con pensamientos desesperados la languidez de la voluntad” [San Juan Crisóstomo, Cartas a Teodoro].


* * *

“Encontrar la verdadera alegría es la tarea más difícil de todas las tareas espirituales. Si la única manera que tienes para estar feliz es hacer algo tonto, hazlo… La depresión produce un tremendo daño. Usa todas artimañas que conozcas para estar contento” [Rabí Nachmán de Breslau, La silla vacía].


* * *

De Rabí Nachmán de Breslau (1772-1810) es también esta máxima: “Cuando estás feliz, es fácil disponer de algún tiempo para orar con el corazón contrito. Pero cuando estás deprimido es muy difícil recluirte y hablar con Dios. Por ello es algo tan importante estar alegres. Por lo tanto, de ser necesario, debes incluso forzarte a estarlo”.


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“Nosotros hacemos consistir la santidad en estar alegres” [Santo Domingo Savio, Cartas].


“Una cosa es el tedio y otra el desaliento. Sucede que el hombre, en este estado de espíritu, preferiría destruirse o estar privado del conocimiento antes que permanecer en este vago tormento. Es necesario salir de él lo más rápidamente posible. A fin de salvaguardar la paz interior se debe huir de la tristeza, tratando de mantener el espíritu siempre gozoso, ya que la tristeza es mala y no proporciona ninguna utilidad… Peor aún es la desesperación. Ésta constituye el mayor goce del demonio. Es el pecado mortal del que habla la Escritura (1 Juan 5, 16)” [San Serafín de Sarov, Instrucciones espirituales].


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“Si me decidiera a sonreír, la vida toda se cubriría de flores. Padre, hermano, mujer amada, palacio sombrío… ¿Por qué no decidirme por la sonrisa?” [NikosKazantzakis, Melisa].


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“Chesterton nos ha explicado –y probado con su propio ejemplo- que los verdaderos creyentes son alegres” [André Maurois, Destinos ejemplares].


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“Quisiera encontrarme con uno de esos sabihondos que me tildan de oscurantista. Les diría: ‘No es culpa mía si llevo un traje de enterrador. Después de todo, el Papa se viste de blanco y los Cardenales de rojo. Pero tendría derecho a ir vestido como la reina de Saba porque llevo en mí la alegría’… La Iglesia dispone de toda la dicha y la alegría reservadas a este pobre mundo. Obrando contra ella, se obra contra la alegría… Lo opuesto de un pueblo cristiano, es un pueblo triste, un pueblo de viejos” [Georges Bernanos, Diario de un cura rural].


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“No te dejes llevar por la tristeza, ni dejes que tus pensamientos te atormenten. Un corazón alegre es la vida del hombre, y la alegría le alarga la vida. Sosiega tu espíritu, y consuela tu corazón; aleja de ti la tristeza, porque la tristeza ha perdido a muchos, y ningún provecho se saca de ella. La envidia y la ira abrevian los días, y las preocupaciones hacen envejecer antes de tiempo. El corazón radiante tiene buen apetito: le aprovecha todo lo que come" (Eclesiástico 30, 21-25)


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“Hoy sé que reír y sonreír son un estricto deber para quien quiera durar y sobrevivir, y no morir, antes de tiempo, en la mirada de los demás. Milenios antes de nosotros, los inspirados autores de la Biblia ya decían: ‘Un corazón gozosos cura como una medicina, pero un espíritu apesadumbrado deseca los huesos’ (Proverbios 17, 22), y también: ‘La alegría del hombre prolonga sus días’ (Eclesiastés 14, 30)” [Henri Brunel, Pequeño tratado de la felicidad].


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“Es menester que transformemos en alegría todo eso que la felicidad nos niega… No estábamos hechos para las horas difíciles, eso es todo, pero es preciso que sepamos hacer hermosas esas horas que se nos dan. A través de mi camino, en cada momento, procuro que vaya cantando mi corazón. No me ha costado mucho. Lo único que he tenido que hacer es pensar que todo sufrimiento unido a Cristo pierde su malestar y su fealdad” [Emmanuel Mounier, Cartas desde el dolor].


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“No por otro motivo procura el demonio inspirarnos pensamientos de desesperación sino para cortar nuestra esperanza en Dios, la cual es el áncora segura, el fundamento de nuestra vida, la guía del camino que lleva al cielo… Y el que está sujeto a pensamientos de desesperación, dejadas ya todas sus fuerzas, ¿cómo podrá vencer ni resistir? Por lo cual, ánimo es lo que siempre necesitamos. Porque no es lo terrible el haber caído, sino el permanecer en la caída y no levantarse, encubriendo con pensamientos desesperados la languidez de la voluntad” [San Juan Crisóstomo, Cartas a Teodoro].


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“Encontrar la verdadera alegría es la tarea más difícil de todas las tareas espirituales. Si la única manera que tienes para estar feliz es hacer algo tonto, hazlo… La depresión produce un tremendo daño. Usa todas artimañas que conozcas para estar contento” [Rabí Nachmán de Breslau, La silla vacía].


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De Rabí Nachmán de Breslau (1772-1810) es también esta máxima: “Cuando estás feliz, es fácil disponer de algún tiempo para orar con el corazón contrito. Pero cuando estás deprimido es muy difícil recluirte y hablar con Dios. Por ello es algo tan importante estar alegres. Por lo tanto, de ser necesario, debes incluso forzarte a estarlo”.


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“Nosotros hacemos consistir la santidad en estar alegres” [Santo Domingo Savio, Cartas].