/ miércoles 1 de agosto de 2018

Papel de china que canta… y sangre que escapa

Las festividades de los barrios han desaparecido, al igual que los osos danzantes y el vuelo rasante de las golondrinas por esas calles de provincia; fiestas de colorido y sabor. Desde el domingo anterior al mero día festivo la fachada de las casas se adornaba con papel de china, quien es dueño de colores tan vivos que pareciera el que su color te habla y canta. Fiesta que iniciaba en el atrio de la iglesia y en donde la vendimia llenaba los espacios de hartura de sabores: pozole de a 15 centavos el plato y refrescos de a 10, tostadas con pollo de 3 por 25 centavitos…

Así, pues, iniciaba la fiesta..., su kermés, su cárcel y ¡cómo olvidar la importancia del Registro Civil! Jóvenes y niños empezando a degustar las primicias del amor ―y, vean si no―; se trataba de poner de acuerdo a los amigos para que, aparentando que todo era a la fuerza, se llevara a alguien al puesto en donde te podían casar. A través de la misma operación, la niña ―aquella con ojos de venado― por fin se encontraba a menos de un metro de nuestro miedo. También ella temblaba y se le oía amenazar a quienes la habían llevado a jalones al Registro Civil… 10 centavos y te daban el papelito aquel en donde estaba el nombre de ella escrito junto al tuyo, de la misma forma en que ya estaba anotado con letra de molde en tu cuaderno, al derecho y al revés, así como en los libros y toda pared que se te pusiera por enfrente.

Desde una semana antes, la banqueta y el adoquín de la calle brillaban como tacita de plata. La “marmota” ―bailando, bailando― tomaba vida propia, vuelta que vuelta de persona en persona.

De pronto se enturbió la fiesta del barrio, a la par que “bailando la marmota” se veía como las botellas de mezcal desaparecían…, trago tras trago. Baila que baila la “marmota”, el alcohol, paso a pasito, hacia su trabajo.

Así de pronto, el ruido se puso de acuerdo y guardó silencio. Un bailador de marmota alcanzó a escuchar el comentario-insulto: “¡Ese pendejo no baila bien la marmota! Más bien su vieja es la que se lo baila a él”.

Se llama tranchete y se apellida sacatripas. Es un arma blanca que tiene una hoja igual a la luna en cuarto menguante… Ese sábado, el bailador de marmota quien fue insultado, de un tranchetazo le sacó el tripero al que le había dicho que su mujer lo bailaba como a trompo chillador…

Ahí vi que la sangre estaba viva, mismamente como el papel de china, y hablaba su propio idioma, pidiendo ser detenida, pero todos los que estábamos ahí solo nos concretamos a ver cómo salía y corría llevando en su lomo el polvo que recogía.


Las festividades de los barrios han desaparecido, al igual que los osos danzantes y el vuelo rasante de las golondrinas por esas calles de provincia; fiestas de colorido y sabor. Desde el domingo anterior al mero día festivo la fachada de las casas se adornaba con papel de china, quien es dueño de colores tan vivos que pareciera el que su color te habla y canta. Fiesta que iniciaba en el atrio de la iglesia y en donde la vendimia llenaba los espacios de hartura de sabores: pozole de a 15 centavos el plato y refrescos de a 10, tostadas con pollo de 3 por 25 centavitos…

Así, pues, iniciaba la fiesta..., su kermés, su cárcel y ¡cómo olvidar la importancia del Registro Civil! Jóvenes y niños empezando a degustar las primicias del amor ―y, vean si no―; se trataba de poner de acuerdo a los amigos para que, aparentando que todo era a la fuerza, se llevara a alguien al puesto en donde te podían casar. A través de la misma operación, la niña ―aquella con ojos de venado― por fin se encontraba a menos de un metro de nuestro miedo. También ella temblaba y se le oía amenazar a quienes la habían llevado a jalones al Registro Civil… 10 centavos y te daban el papelito aquel en donde estaba el nombre de ella escrito junto al tuyo, de la misma forma en que ya estaba anotado con letra de molde en tu cuaderno, al derecho y al revés, así como en los libros y toda pared que se te pusiera por enfrente.

Desde una semana antes, la banqueta y el adoquín de la calle brillaban como tacita de plata. La “marmota” ―bailando, bailando― tomaba vida propia, vuelta que vuelta de persona en persona.

De pronto se enturbió la fiesta del barrio, a la par que “bailando la marmota” se veía como las botellas de mezcal desaparecían…, trago tras trago. Baila que baila la “marmota”, el alcohol, paso a pasito, hacia su trabajo.

Así de pronto, el ruido se puso de acuerdo y guardó silencio. Un bailador de marmota alcanzó a escuchar el comentario-insulto: “¡Ese pendejo no baila bien la marmota! Más bien su vieja es la que se lo baila a él”.

Se llama tranchete y se apellida sacatripas. Es un arma blanca que tiene una hoja igual a la luna en cuarto menguante… Ese sábado, el bailador de marmota quien fue insultado, de un tranchetazo le sacó el tripero al que le había dicho que su mujer lo bailaba como a trompo chillador…

Ahí vi que la sangre estaba viva, mismamente como el papel de china, y hablaba su propio idioma, pidiendo ser detenida, pero todos los que estábamos ahí solo nos concretamos a ver cómo salía y corría llevando en su lomo el polvo que recogía.


ÚLTIMASCOLUMNAS
viernes 06 de marzo de 2020

Antena

Javier Zapata Castro

jueves 27 de diciembre de 2018

Los reyes vagos

Javier Zapata Castro

miércoles 19 de diciembre de 2018

$ JUSTOS $

Javier Zapata Castro

miércoles 12 de diciembre de 2018

Justos

Javier Zapata Castro

miércoles 05 de diciembre de 2018

$ Justos $

Javier Zapata Castro

miércoles 28 de noviembre de 2018

Noche Panteonera

Javier Zapata Castro

miércoles 14 de noviembre de 2018

Sabia virtud de conocer…

Javier Zapata Castro

miércoles 31 de octubre de 2018

Noche panteonera

Javier Zapata Castro

Cargar Más