/ domingo 3 de julio de 2022

Opinión | Y seguimos

Y seguimos viajando, porque de otra manera, en este momento, con todo lo que acontece no podría enfocarse en ser resiliente, la vida sigue gustándole a quien le guste y a quien no, también, así que más vale ver el lado positivo de lo que vivimos y cómo lo vivimos. Ahora tras el bello Milán arribamos a la Isla de Mallorca, famosa, entre otras cosas, por sus bellas perlas cultivadas, así que casi obligatorio comprar al menos una de recuerdo, caminar y caminar hasta descubrir la Catedral de Mallorca conocida popularmente como La Seu, o catedral de Santa María de estilo gótico, cuenta con uno de los mayores rosetones (ventana circular calada, con vitrales) del mundo, cuya historia arranca en el año 1229 cuando Jaime I de Aragón después de la conquista de la ciudad ordenó la consagración a la Virgen María de la antigua mezquita como templo para el culto cristiano, lugar donde puedes recorrer maravillosos altares y subir a la torre después de montar más de 150 escalones para ver una bella vista de la isla. Seguir caminando hasta plaza mayor y pasar por una serie de plazas retacadas de cafés y restaurantes en las calles, parar súbitamente al escuchar una bellísima voz que emana de una soprano quien por monedas te canta una aria de tu ópera favorita, seguir a los baños árabes que datan del siglo XII, y, hacia final del año 903 la flota capitaneada por Issam al-Hawlaní consiguió su objetivo de conquistar las Islas Baleares trayendo la construcción de los baños, caminar y caminar, entrar al Palacio Real, seguir con paradas obligatorias, mientras tomas un fruto que refresque y continuar entre tiendas, gente y aparadores que jalan por sus mercancías y panes, visitar el Museo de Arte Religioso con sus pinturas y esculturas, algunas bizantinas. Vivir en Europa es comer con cultura y tradiciones, estar en Mallorca es disfrutar el pleito entre catalanes y mallorquines por su lengua y tradiciones, hay tanto que ver y tanto por hacer y comer que no te da el tiempo y sin embargo, tras un nocturno descanso, regresar para tomar el tren a Solle y sentirte a principios del siglo XX entre trenes y tranvías de “trucutu” que cruzan montañas y túneles mostrando un bello paisaje mezclado con pueblos típicos con granjas familiares de olivos, contrastando con empresas fabricantes del aceite de oliva, al llegar a Solle bajar del tren y pasar al tranvía para arribar en el Porto de Solle lugar de novela de enamorados donde barcos, botes y yates desfilan en el trocadero esperando ser abordados por sus dueños. Tras caminar por el puerto sentarte a comer alioli con pan y camarones al ajillo con un spritz para refrescar la garganta es sentirte viva, regresar al tranvía y visitar Solle con sus calles llenas de atrapasueños, ya que aquí, sí se cree que los sueños se realizan si en ellos crees, comer y comer, caminar y recorrer La bonita iglesia de San Bartomeu, en la Plaça de Sa Constitució, con su fachada modernista súper bien cuidada con bellos altares y esculturas construidas por el arquitecto Joan Rubió, a su lado el Banco de Sóller y cerca el palacio y museo y,y ha llegado el momento de abordar el tren de regreso pues el último que parte es a las 6.30 de la tarde, aunque ganas no faltan de quedarte a dormir. Llegar a Mallorca, tomar el bus al hotel por 2 euros y estar como águila con los ojos bien abiertos checando las paradas, porque hay de ti que te toque un chofer corajudo y te pases la parada porque lo menos que te dice es: no puedo hablar y conducir, ni dar información, o sea, arréglatelas cómo puedas Así , entre gozo y atarantamiento, al fin, regreso al hotel en calidad de bulto y aun así, tiempo hay para un buen café y digestivo antes de dormir y cómo no acaba hasta que termina, mañana será otro día con sus aventuras y dichas, mientras, espero oír sus comentarios en angeldesofia@yahoo.com.mx agradeciendo su lectura y esperando mi ensaimadas

Y seguimos viajando, porque de otra manera, en este momento, con todo lo que acontece no podría enfocarse en ser resiliente, la vida sigue gustándole a quien le guste y a quien no, también, así que más vale ver el lado positivo de lo que vivimos y cómo lo vivimos. Ahora tras el bello Milán arribamos a la Isla de Mallorca, famosa, entre otras cosas, por sus bellas perlas cultivadas, así que casi obligatorio comprar al menos una de recuerdo, caminar y caminar hasta descubrir la Catedral de Mallorca conocida popularmente como La Seu, o catedral de Santa María de estilo gótico, cuenta con uno de los mayores rosetones (ventana circular calada, con vitrales) del mundo, cuya historia arranca en el año 1229 cuando Jaime I de Aragón después de la conquista de la ciudad ordenó la consagración a la Virgen María de la antigua mezquita como templo para el culto cristiano, lugar donde puedes recorrer maravillosos altares y subir a la torre después de montar más de 150 escalones para ver una bella vista de la isla. Seguir caminando hasta plaza mayor y pasar por una serie de plazas retacadas de cafés y restaurantes en las calles, parar súbitamente al escuchar una bellísima voz que emana de una soprano quien por monedas te canta una aria de tu ópera favorita, seguir a los baños árabes que datan del siglo XII, y, hacia final del año 903 la flota capitaneada por Issam al-Hawlaní consiguió su objetivo de conquistar las Islas Baleares trayendo la construcción de los baños, caminar y caminar, entrar al Palacio Real, seguir con paradas obligatorias, mientras tomas un fruto que refresque y continuar entre tiendas, gente y aparadores que jalan por sus mercancías y panes, visitar el Museo de Arte Religioso con sus pinturas y esculturas, algunas bizantinas. Vivir en Europa es comer con cultura y tradiciones, estar en Mallorca es disfrutar el pleito entre catalanes y mallorquines por su lengua y tradiciones, hay tanto que ver y tanto por hacer y comer que no te da el tiempo y sin embargo, tras un nocturno descanso, regresar para tomar el tren a Solle y sentirte a principios del siglo XX entre trenes y tranvías de “trucutu” que cruzan montañas y túneles mostrando un bello paisaje mezclado con pueblos típicos con granjas familiares de olivos, contrastando con empresas fabricantes del aceite de oliva, al llegar a Solle bajar del tren y pasar al tranvía para arribar en el Porto de Solle lugar de novela de enamorados donde barcos, botes y yates desfilan en el trocadero esperando ser abordados por sus dueños. Tras caminar por el puerto sentarte a comer alioli con pan y camarones al ajillo con un spritz para refrescar la garganta es sentirte viva, regresar al tranvía y visitar Solle con sus calles llenas de atrapasueños, ya que aquí, sí se cree que los sueños se realizan si en ellos crees, comer y comer, caminar y recorrer La bonita iglesia de San Bartomeu, en la Plaça de Sa Constitució, con su fachada modernista súper bien cuidada con bellos altares y esculturas construidas por el arquitecto Joan Rubió, a su lado el Banco de Sóller y cerca el palacio y museo y,y ha llegado el momento de abordar el tren de regreso pues el último que parte es a las 6.30 de la tarde, aunque ganas no faltan de quedarte a dormir. Llegar a Mallorca, tomar el bus al hotel por 2 euros y estar como águila con los ojos bien abiertos checando las paradas, porque hay de ti que te toque un chofer corajudo y te pases la parada porque lo menos que te dice es: no puedo hablar y conducir, ni dar información, o sea, arréglatelas cómo puedas Así , entre gozo y atarantamiento, al fin, regreso al hotel en calidad de bulto y aun así, tiempo hay para un buen café y digestivo antes de dormir y cómo no acaba hasta que termina, mañana será otro día con sus aventuras y dichas, mientras, espero oír sus comentarios en angeldesofia@yahoo.com.mx agradeciendo su lectura y esperando mi ensaimadas