/ domingo 10 de julio de 2022

Opinión | Aún no acaba

Llegar a Sevilla y disfrutar las costumbres y jolgorio de la Madre Patria, es nuevamente vivir y revivir. es, como dicen los españoles “una pasada”, caminar, llegar a la catedral, a la iglesia del salvador, comer turrón, y yemitas de las monjas, pasear por la Plaza España, el paseo de Colon, saber que en verdad quien en mi país ha sido vapuleado, Cristóbal Colon, acá se le respeta y su tumba se encuentra en la catedral, es saber de tradiciones, historia y costumbres, visitar el Alcázar con toda su historia, observar los pocos edificios modernos que contrastan con la historia plasmada en las piedras milenarias del centro y seguir caminando para comer en los mercados gastronómicos viendo colgadas las piezas de jamón ibérico, para nosotros Serrano, es desear poder llevarlos, caminar mientras que el calor agobia te lleva a sentarte en uno de los muchos restaurantes- tabernas que los lugareños y turistas abarrotan, especialmente de tarde noche para tomar agua, una caña, una sangria o un vermouth acompañados con unas tapas, lo que te muestra que en la vida lo importante es ser, vivir el hoy y gozar el día con día , aquí, la gente disfruta el momento, vive sin tanta prisa y sin tener que aparentar, puedes ir a un tablao para turistas o uno para lugareños donde te hacen sentirte flamenca entre cantos, lamentos y zapateados, y esto me recuerda que somos mezcla ibérica mexicana.

Sevilla es cultura viviente, para muestra, en el hotel donde me hospedo los pisos se dedican a pintores españoles como Zubirán, Velázquez y El Greco acompañados de la escuela sevillana de pintura y cada puerta de entrada al cuarto tiene en ella una réplica de alguna Pintura, me tocó el piso de Zubiran así que a disfrutar; todo el viaje me he hartado de comer, entre otras cosas, bacalao y aioli hasta por las orejas, amén de los platos típicos sevillanos para quien piensa que viajar es caro hay que usar donde comen los lugareños y encuentras todo a precios muy accesibles, que te permiten acompañar tu comida con un vermouth blanco o rojo, una caña, conocida como “chela” para nosotros, antes de despedimos de una ciudad viva descubrimos que está llena de gente linda dispuesta ayudar y ayudarte, meseros jóvenes que te dejan su celular para compartir su wi fi contigo, lo que me hace recuperar la fe en esta nueva generación que demuestra que aún hay gente buena y bien intencionada practicante del uso de las buenas costumbres, Antes de partir a Lisboa, obligado es pasear por el Río Guadalquivir observando Triana y Sevilla, al final del paseo en barco, caminar en un soleado relax a pesar de ser 8 pm y dormir que mañana el bus espera para llevarnos a una nueva aventura, Portugal y a mí, solo me queda agradecer sus comentarios que me dicen que me acompañan en este recorrido, gracias a la vida y a mi Dios por esta oportunidad de vivir y conocer, cómo seguimos hasta que acabe.

Llegar a Sevilla y disfrutar las costumbres y jolgorio de la Madre Patria, es nuevamente vivir y revivir. es, como dicen los españoles “una pasada”, caminar, llegar a la catedral, a la iglesia del salvador, comer turrón, y yemitas de las monjas, pasear por la Plaza España, el paseo de Colon, saber que en verdad quien en mi país ha sido vapuleado, Cristóbal Colon, acá se le respeta y su tumba se encuentra en la catedral, es saber de tradiciones, historia y costumbres, visitar el Alcázar con toda su historia, observar los pocos edificios modernos que contrastan con la historia plasmada en las piedras milenarias del centro y seguir caminando para comer en los mercados gastronómicos viendo colgadas las piezas de jamón ibérico, para nosotros Serrano, es desear poder llevarlos, caminar mientras que el calor agobia te lleva a sentarte en uno de los muchos restaurantes- tabernas que los lugareños y turistas abarrotan, especialmente de tarde noche para tomar agua, una caña, una sangria o un vermouth acompañados con unas tapas, lo que te muestra que en la vida lo importante es ser, vivir el hoy y gozar el día con día , aquí, la gente disfruta el momento, vive sin tanta prisa y sin tener que aparentar, puedes ir a un tablao para turistas o uno para lugareños donde te hacen sentirte flamenca entre cantos, lamentos y zapateados, y esto me recuerda que somos mezcla ibérica mexicana.

Sevilla es cultura viviente, para muestra, en el hotel donde me hospedo los pisos se dedican a pintores españoles como Zubirán, Velázquez y El Greco acompañados de la escuela sevillana de pintura y cada puerta de entrada al cuarto tiene en ella una réplica de alguna Pintura, me tocó el piso de Zubiran así que a disfrutar; todo el viaje me he hartado de comer, entre otras cosas, bacalao y aioli hasta por las orejas, amén de los platos típicos sevillanos para quien piensa que viajar es caro hay que usar donde comen los lugareños y encuentras todo a precios muy accesibles, que te permiten acompañar tu comida con un vermouth blanco o rojo, una caña, conocida como “chela” para nosotros, antes de despedimos de una ciudad viva descubrimos que está llena de gente linda dispuesta ayudar y ayudarte, meseros jóvenes que te dejan su celular para compartir su wi fi contigo, lo que me hace recuperar la fe en esta nueva generación que demuestra que aún hay gente buena y bien intencionada practicante del uso de las buenas costumbres, Antes de partir a Lisboa, obligado es pasear por el Río Guadalquivir observando Triana y Sevilla, al final del paseo en barco, caminar en un soleado relax a pesar de ser 8 pm y dormir que mañana el bus espera para llevarnos a una nueva aventura, Portugal y a mí, solo me queda agradecer sus comentarios que me dicen que me acompañan en este recorrido, gracias a la vida y a mi Dios por esta oportunidad de vivir y conocer, cómo seguimos hasta que acabe.