/ lunes 31 de agosto de 2020

Opinión

A 25 años de la cuarta conferencia mundial sobre las mujeres: Avances y retos

La Cuarta Conferencia Mundial sobre las Mujeres (la última hasta el momento), tuvo lugar en Beijing, China, del 4 al 15 de septiembre de 1995, reconocida como la mayor reunión de personas defensoras de los derechos de las mujeres y la promoción de la igualdad de género. De esta reunión, en la que México participó de manera activa, se adoptó uno de los instrumentos más trascendentales para el empoderamiento de mujeres y niñas: la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing.

Los 189 gobiernos que suscribieron la Declaración, se comprometieron a garantizar la plena aplicación de los derechos humanos de las mujeres y las niñas como parte inalienable, integral e indivisible de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, asumiendo la responsabilidad de promover los objetivos de igualdad, desarrollo y paz para todas las mujeres del mundo, comprometiéndose a combatir las limitaciones y obstáculos que impiden su adelanto, conviniendo en que era una una acción urgente, con espíritu decidido y de cooperación.

De la delegación mexicana, conformada por sobresalientes mujeres priístas como Ma. de los Ángeles Moreno, Beatriz Paredes Rangel, Guadalupe Gómez Maganda, Dulce María Sauri Riancho, (actual Vicepresidenta de la Cámara de Diputados), entre otras, se lograron concretar, posterior a la Conferencia, avances significativos en nuestro país para el logro de la igualdad de género, por mencionar algunos, el nacimiento del hoy INMUJERES, la creación en ambas Cámaras del Congreso de la Comisión de Igualdad de Género y, de suma relevancia, la incorporación en el Presupuesto de Egresos de la Federación de una partida presupuestal destinada al logro de la igualdad de género.

Las mujeres mexicanas regresaron de Beijing comprometidas a hacer realidad los postulados de la Declaración, y fue así que en la primera década de este Siglo se aprobaron instrumentos legales de avanzada como la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, o las reformas aprobadas a favor de la igualdad de género en las pasadas Legislaturas del Congreso, en la que tuve la honrosa responsabilidad de contribuir como Diputada Federal en la LXIII Legislatura.

Pero no todas son buenas noticias. A 25 años de la Conferencia, hay cifras aún alarmantes: la violencia de género no da tregua, en el primer semestre de 2020 los feminicidios en México incrementaron en un 3.1% con 2,240 mujeres asesinadas, se ha reducido y en otros casos eliminados totalmente, el presupuesto destinado a programas para la protección de las mujeres y a dependencias que promueven su adelanto, y de igual forma las políticas públicas para conciliar la vida laboral y personal son algunas de las asignaturas pendientes. Hoy las mujeres mexicanas debemos retomar la fuerza de las mujeres que ampararon nuestros derechos en Beijing y continuar defendiendo la agenda a favor de mujeres y niñas, porque solo alzando la voz, el gobierno federal tendrá claridad sobre un hecho contundente: nuestros derechos no son negociables.

A 25 años de la cuarta conferencia mundial sobre las mujeres: Avances y retos

La Cuarta Conferencia Mundial sobre las Mujeres (la última hasta el momento), tuvo lugar en Beijing, China, del 4 al 15 de septiembre de 1995, reconocida como la mayor reunión de personas defensoras de los derechos de las mujeres y la promoción de la igualdad de género. De esta reunión, en la que México participó de manera activa, se adoptó uno de los instrumentos más trascendentales para el empoderamiento de mujeres y niñas: la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing.

Los 189 gobiernos que suscribieron la Declaración, se comprometieron a garantizar la plena aplicación de los derechos humanos de las mujeres y las niñas como parte inalienable, integral e indivisible de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, asumiendo la responsabilidad de promover los objetivos de igualdad, desarrollo y paz para todas las mujeres del mundo, comprometiéndose a combatir las limitaciones y obstáculos que impiden su adelanto, conviniendo en que era una una acción urgente, con espíritu decidido y de cooperación.

De la delegación mexicana, conformada por sobresalientes mujeres priístas como Ma. de los Ángeles Moreno, Beatriz Paredes Rangel, Guadalupe Gómez Maganda, Dulce María Sauri Riancho, (actual Vicepresidenta de la Cámara de Diputados), entre otras, se lograron concretar, posterior a la Conferencia, avances significativos en nuestro país para el logro de la igualdad de género, por mencionar algunos, el nacimiento del hoy INMUJERES, la creación en ambas Cámaras del Congreso de la Comisión de Igualdad de Género y, de suma relevancia, la incorporación en el Presupuesto de Egresos de la Federación de una partida presupuestal destinada al logro de la igualdad de género.

Las mujeres mexicanas regresaron de Beijing comprometidas a hacer realidad los postulados de la Declaración, y fue así que en la primera década de este Siglo se aprobaron instrumentos legales de avanzada como la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, o las reformas aprobadas a favor de la igualdad de género en las pasadas Legislaturas del Congreso, en la que tuve la honrosa responsabilidad de contribuir como Diputada Federal en la LXIII Legislatura.

Pero no todas son buenas noticias. A 25 años de la Conferencia, hay cifras aún alarmantes: la violencia de género no da tregua, en el primer semestre de 2020 los feminicidios en México incrementaron en un 3.1% con 2,240 mujeres asesinadas, se ha reducido y en otros casos eliminados totalmente, el presupuesto destinado a programas para la protección de las mujeres y a dependencias que promueven su adelanto, y de igual forma las políticas públicas para conciliar la vida laboral y personal son algunas de las asignaturas pendientes. Hoy las mujeres mexicanas debemos retomar la fuerza de las mujeres que ampararon nuestros derechos en Beijing y continuar defendiendo la agenda a favor de mujeres y niñas, porque solo alzando la voz, el gobierno federal tendrá claridad sobre un hecho contundente: nuestros derechos no son negociables.