/ jueves 14 de junio de 2018

Observaciones

PADRÍSIMO DÍA DEL PADRE


Una vez más, hablaré de un ser tan especial que para algunos quizá sea muy odiado, pero que para muchos otros tal vez es muy amado: los Papás. Ah, pero eso sí, finalmente ocupan un lugar sumamente privilegiado en la tierra, en el cielo y en todo lugar -al menos para un servidor-. Claro está, después de la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen María, los Santos de su devoción, nuestras madrecitas, y luego entonces sí, llega el turno de nuestros padres, o inclusive, los que somos y los que están por serlo. Estar en el papel de padre de familia, es sin lugar a duda una responsabilidad ETERNAMENTE compartida, porque para empezar, aunque sea uno mismo quien lleva ese timón durante la licencia de vida permitida, tenemos que rendir constantemente cuentas a Dios sobre el cuidado, la atención, manutención, educación, y hasta de la preocupación que en su momento nos hacen pasar nuestros hijos durante el crecimiento (a cualquier edad).

Responsabilidad eternamente compartida, porque en diferentes ocasiones se cree como padre o madre también, que una vez que los hijos llegan a la mayoría de edad y deciden independizarse, se valdrían por sí solos, y que uno como padre (o madre) dejará de proporcionarles alimentos, medicamentos, calzado, vestido, o ingreso económico alguno; pero no es verdad, a pesar de todo lo que decidan hacer, y una vez que uno mismo los apoye en su decisión, siempre estaremos detrás de ellos para cualquier asunto de menor o mayor preocupación que se les presente.

Responsabilidad compartida, porque de igual manera, en diversas ocasiones se cree que una vez que nuestros hijos han decidido unirse en matrimonio, nosotros como padres (y madres) hemos terminado con una “carga” más, ya que cada hijo representa un gasto económico dentro de cada hogar. Pero, no es así, porque quienes sabemos de todo ese teje y maneje, además lo que significa verdaderamente una familia en toda la extensión de la palabra; y no lo digo solo por lo material o económico, me refiero a que DEBE forjarse e impulsarse el amor dentro del matrimonio, con cimientos y estructuras fuertemente sólidos, desde la educación en la fe; tradiciones y costumbres religiosas (católicas o no católicas, pero enseñarlos a creer en algo o alguien); los valores éticos y morales; reglas de urbanidad; educación profesional; educación cultural, literaria y artística; en fin, por todo lo que esto contrae o representa, sabemos muy bien que a pesar de una decisión definitiva por parte de alguno de nuestros hijos al quererse ir de casa por la razón que sea para enfrentar o conocer nuevas experiencias, pues uno mismo como padre (o madre) jamás los dejará solos, siempre estaremos como un Ángel de la Guarda, aunque ellos crean tener el mundo en sus manos, nosotros siempre estaremos a su lado padrísimo

Pues bien, ésta fue otra óptica de ver a los PAPÁS; pero, en cualquier contexto que decidamos ponerlos, las razones por las que en un momento dado no se considere o reconozca como tal, los malos conceptos o expresiones que se tengan de su figura paterna, en fin, todo lo que se pretenda de ellos, pues, siempre serán nuestros Papás. Además, piensen que de una u otra manera, hay un Justo Juez que en su momento a todos nos Juzgará… Pero, en calidad de mientras, deseo que este próximo domingo 17, Día del Padre, se la pasen, nos la pasemos, inclusive hasta los que están en proceso de, que también se la pasen bonito. Y, a todos aquellos que por alguna razón ya no se encuentran en esta vida terrenal, pero que ahora están gozando en la vida celestial al lado Papá Dios, pues de la misma manera, que desde allá, se la estén pasando muy bien, FELICIDADES. Hasta la próxima…

PADRÍSIMO DÍA DEL PADRE


Una vez más, hablaré de un ser tan especial que para algunos quizá sea muy odiado, pero que para muchos otros tal vez es muy amado: los Papás. Ah, pero eso sí, finalmente ocupan un lugar sumamente privilegiado en la tierra, en el cielo y en todo lugar -al menos para un servidor-. Claro está, después de la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen María, los Santos de su devoción, nuestras madrecitas, y luego entonces sí, llega el turno de nuestros padres, o inclusive, los que somos y los que están por serlo. Estar en el papel de padre de familia, es sin lugar a duda una responsabilidad ETERNAMENTE compartida, porque para empezar, aunque sea uno mismo quien lleva ese timón durante la licencia de vida permitida, tenemos que rendir constantemente cuentas a Dios sobre el cuidado, la atención, manutención, educación, y hasta de la preocupación que en su momento nos hacen pasar nuestros hijos durante el crecimiento (a cualquier edad).

Responsabilidad eternamente compartida, porque en diferentes ocasiones se cree como padre o madre también, que una vez que los hijos llegan a la mayoría de edad y deciden independizarse, se valdrían por sí solos, y que uno como padre (o madre) dejará de proporcionarles alimentos, medicamentos, calzado, vestido, o ingreso económico alguno; pero no es verdad, a pesar de todo lo que decidan hacer, y una vez que uno mismo los apoye en su decisión, siempre estaremos detrás de ellos para cualquier asunto de menor o mayor preocupación que se les presente.

Responsabilidad compartida, porque de igual manera, en diversas ocasiones se cree que una vez que nuestros hijos han decidido unirse en matrimonio, nosotros como padres (y madres) hemos terminado con una “carga” más, ya que cada hijo representa un gasto económico dentro de cada hogar. Pero, no es así, porque quienes sabemos de todo ese teje y maneje, además lo que significa verdaderamente una familia en toda la extensión de la palabra; y no lo digo solo por lo material o económico, me refiero a que DEBE forjarse e impulsarse el amor dentro del matrimonio, con cimientos y estructuras fuertemente sólidos, desde la educación en la fe; tradiciones y costumbres religiosas (católicas o no católicas, pero enseñarlos a creer en algo o alguien); los valores éticos y morales; reglas de urbanidad; educación profesional; educación cultural, literaria y artística; en fin, por todo lo que esto contrae o representa, sabemos muy bien que a pesar de una decisión definitiva por parte de alguno de nuestros hijos al quererse ir de casa por la razón que sea para enfrentar o conocer nuevas experiencias, pues uno mismo como padre (o madre) jamás los dejará solos, siempre estaremos como un Ángel de la Guarda, aunque ellos crean tener el mundo en sus manos, nosotros siempre estaremos a su lado padrísimo

Pues bien, ésta fue otra óptica de ver a los PAPÁS; pero, en cualquier contexto que decidamos ponerlos, las razones por las que en un momento dado no se considere o reconozca como tal, los malos conceptos o expresiones que se tengan de su figura paterna, en fin, todo lo que se pretenda de ellos, pues, siempre serán nuestros Papás. Además, piensen que de una u otra manera, hay un Justo Juez que en su momento a todos nos Juzgará… Pero, en calidad de mientras, deseo que este próximo domingo 17, Día del Padre, se la pasen, nos la pasemos, inclusive hasta los que están en proceso de, que también se la pasen bonito. Y, a todos aquellos que por alguna razón ya no se encuentran en esta vida terrenal, pero que ahora están gozando en la vida celestial al lado Papá Dios, pues de la misma manera, que desde allá, se la estén pasando muy bien, FELICIDADES. Hasta la próxima…