/ domingo 5 de noviembre de 2017

OBSERVACIONES

ALTAR, DIFUNTOS Y TRADICIÓN

Esto del significado de los Altares para nuestros Difuntos, quizá para algunos represente “cualquier cosa” o algo que tal vez no tiene relevancia, mientras que para muchos de nosotros como cristianos  católicos la trascendencia e importancia de los mismos, tiene todo un amplio sentido humano y sobre todo religioso, inclusive independientemente de ser toda una tradición cien por ciento mexicana (obviamente en comparación con otras tradiciones extranjeras que llegaron al país para quedarse como el llamado Halloween; y que aun así dentro de lo que cabe, cualquier persona puede disfrutarlo en reuniones y pequeños festejos con familiares, amigos, vecinos, compañeros de escuela o de trabajo, pero hasta ahí, no más; sin olvidarnos de lo nuestro: los Altares de Muertos).

El pasado 1 y 2 de noviembre, festejamos a lo grande en memoria de nuestros fieles difuntos, incluyendo a los santos de nuestra devoción, niñas, niños, jóvenes y adultos; subrayo y recalco A LO GRANDE,  porque infinidad de personas, de cualquier estado de la república, o bien de cualquier comunidad, ciertamente lo celebran según su costumbre o tradición, pero con un buen sentido de aliento, de humor y de hermandad, que hace del momento un acercamiento tan profundo y reflexivo con nuestros difuntos a través de los pensamientos y recuerdos que se están viviendo al instante. Es decir, y al punto que quiero llegar, es que unos cuantos critican la manera de actuar de aquellos que evocan a sus muertitos poniéndoles en el Altar, comidas, bebidas y demás antojitos que disfrutaban en vida; inclusive se critica el hecho de colocar ropa u objetos relacionados con el gusto de ellos, sin saber que es solo un símbolo, una expresión, una manera de saber entre nosotros los vivos, que todas esas cosas fueron de su gusto o preferencia.

Otra de las cosas muy criticadas por algunos, es que se busca un pretexto más para hacer fiesta hasta amanecer, comer y embriagarse en memoria del difuntito. Pero lo que no saben es que esto depende de cada quién, según sus ideas, costumbres, tradiciones y hasta gustos, como ya lo mencionaba anteriormente. Además, no es que sea un pretexto para hacer todo eso, creo  -y siento que muchos comparten esto conmigo-  que el momento se disfruta porque para empezar, uno sabe si el próximo año sea uno mismo el que esté representado en el tradicional Altar (SOLO DIOS LO SABE); después, es creer entre nosotros que ellos estarán felices de saber que uno los está recordando de esa manera como ellos hubiesen querido estar festejando, o bien que el día de mañana así los recordáramos; inclusive con música y canciones de su elección o predilección.

Pero bueno, todo eso y más puede quedar como opción, pero lo que es aún más importante, recordarlos siempre con oraciones, pidiéndole a Dios que su juicio final haya sido justo para que gocen con plenitud de la vida eterna, la verdadera vida en la que no existe maldad humana: traición, seducción, ambición, avaricia, codicia y tantas cosas más en las que el hombre se pierde y se deja seducir en la mundo terrenal, pero que en el mundo celestial, todo es distinto. Es por ello, que no se dejen sorprender con tantas cosas e ideas influenciadas de ciertas personas, ustedes vivan y gocen con sus difuntos, sigan como hasta hoy con sus tradicionales Altares y, algo muy importante: RECEN SIEMPRE POR EL ALMA DE SUS DIFUNTOS.      Hasta la próxima…

ALTAR, DIFUNTOS Y TRADICIÓN

Esto del significado de los Altares para nuestros Difuntos, quizá para algunos represente “cualquier cosa” o algo que tal vez no tiene relevancia, mientras que para muchos de nosotros como cristianos  católicos la trascendencia e importancia de los mismos, tiene todo un amplio sentido humano y sobre todo religioso, inclusive independientemente de ser toda una tradición cien por ciento mexicana (obviamente en comparación con otras tradiciones extranjeras que llegaron al país para quedarse como el llamado Halloween; y que aun así dentro de lo que cabe, cualquier persona puede disfrutarlo en reuniones y pequeños festejos con familiares, amigos, vecinos, compañeros de escuela o de trabajo, pero hasta ahí, no más; sin olvidarnos de lo nuestro: los Altares de Muertos).

El pasado 1 y 2 de noviembre, festejamos a lo grande en memoria de nuestros fieles difuntos, incluyendo a los santos de nuestra devoción, niñas, niños, jóvenes y adultos; subrayo y recalco A LO GRANDE,  porque infinidad de personas, de cualquier estado de la república, o bien de cualquier comunidad, ciertamente lo celebran según su costumbre o tradición, pero con un buen sentido de aliento, de humor y de hermandad, que hace del momento un acercamiento tan profundo y reflexivo con nuestros difuntos a través de los pensamientos y recuerdos que se están viviendo al instante. Es decir, y al punto que quiero llegar, es que unos cuantos critican la manera de actuar de aquellos que evocan a sus muertitos poniéndoles en el Altar, comidas, bebidas y demás antojitos que disfrutaban en vida; inclusive se critica el hecho de colocar ropa u objetos relacionados con el gusto de ellos, sin saber que es solo un símbolo, una expresión, una manera de saber entre nosotros los vivos, que todas esas cosas fueron de su gusto o preferencia.

Otra de las cosas muy criticadas por algunos, es que se busca un pretexto más para hacer fiesta hasta amanecer, comer y embriagarse en memoria del difuntito. Pero lo que no saben es que esto depende de cada quién, según sus ideas, costumbres, tradiciones y hasta gustos, como ya lo mencionaba anteriormente. Además, no es que sea un pretexto para hacer todo eso, creo  -y siento que muchos comparten esto conmigo-  que el momento se disfruta porque para empezar, uno sabe si el próximo año sea uno mismo el que esté representado en el tradicional Altar (SOLO DIOS LO SABE); después, es creer entre nosotros que ellos estarán felices de saber que uno los está recordando de esa manera como ellos hubiesen querido estar festejando, o bien que el día de mañana así los recordáramos; inclusive con música y canciones de su elección o predilección.

Pero bueno, todo eso y más puede quedar como opción, pero lo que es aún más importante, recordarlos siempre con oraciones, pidiéndole a Dios que su juicio final haya sido justo para que gocen con plenitud de la vida eterna, la verdadera vida en la que no existe maldad humana: traición, seducción, ambición, avaricia, codicia y tantas cosas más en las que el hombre se pierde y se deja seducir en la mundo terrenal, pero que en el mundo celestial, todo es distinto. Es por ello, que no se dejen sorprender con tantas cosas e ideas influenciadas de ciertas personas, ustedes vivan y gocen con sus difuntos, sigan como hasta hoy con sus tradicionales Altares y, algo muy importante: RECEN SIEMPRE POR EL ALMA DE SUS DIFUNTOS.      Hasta la próxima…