/ lunes 28 de junio de 2021

No nacimos para morir por siempre

El hombre, no nació para morir, porque los amados de Dios, nunca dejan de existir. El que te ama, te quiere vivo. Y sólo Dios, tiene poder para devolvernos la vida, aún después de la muerte.

Si Dios nos dio la vida por amor, no dejará que nos perdamos en la nada. Ya lo dice el libro de la Sabiduría: “Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera”.(Sab.1). El morir no viene de Dios. Él, no decretó la muerte; es el hombre que, por ser débil, se apresura a morir; pero, sobre todo, porque el espíritu del mal, destruye las obras de Dios.

Así lo dice la Escritura: “Dios creó al hombre para que nunca muriera, porque lo hizo a imagen y semejanza de sí mismo; más por envidia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan quienes le pertenecen”.(Sab.1). Y a partir de entonces, la muerte temporal es inevitable. Pero el poder de Dios, va más allá de este mundo. Y Él nos resucita, para que vivamos eternamente.

Ahora la muerte, sólo es un paso; porque Dios reconstruye lo que el mal ha destruido. El Señor nos hace resurgir, para seguir viviendo. Por eso, es falso afirmar: que el hombre es para la muerte; porque nacimos, para permanecer vivos. Y si tenemos que morir, Dios viene a resucitarnos para que vivamos en la eternidad.

El hombre, no nació para morir, porque los amados de Dios, nunca dejan de existir. El que te ama, te quiere vivo. Y sólo Dios, tiene poder para devolvernos la vida, aún después de la muerte.

Si Dios nos dio la vida por amor, no dejará que nos perdamos en la nada. Ya lo dice el libro de la Sabiduría: “Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera”.(Sab.1). El morir no viene de Dios. Él, no decretó la muerte; es el hombre que, por ser débil, se apresura a morir; pero, sobre todo, porque el espíritu del mal, destruye las obras de Dios.

Así lo dice la Escritura: “Dios creó al hombre para que nunca muriera, porque lo hizo a imagen y semejanza de sí mismo; más por envidia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan quienes le pertenecen”.(Sab.1). Y a partir de entonces, la muerte temporal es inevitable. Pero el poder de Dios, va más allá de este mundo. Y Él nos resucita, para que vivamos eternamente.

Ahora la muerte, sólo es un paso; porque Dios reconstruye lo que el mal ha destruido. El Señor nos hace resurgir, para seguir viviendo. Por eso, es falso afirmar: que el hombre es para la muerte; porque nacimos, para permanecer vivos. Y si tenemos que morir, Dios viene a resucitarnos para que vivamos en la eternidad.