/ lunes 6 de junio de 2022

No hagamos juicios, de aquello que ignoramos

Hay personas, que opinan de cualquier tema, pero no es bueno opinar de todo, porque no lo sabemos todo.

No es fácil dominar todos los temas, y de lo que se ignora, es mejor guardar silencio.

No olvidemos, el consejo de los sabios, uno de ellos, Sócrates, quien se dedicaba a escuchar y aprendía escuchando; su sabía frase era: “Solo sé que no sé nada”.

También recordamos, al Cardenal Nicolás de Cusa, con su tema de “La Docta ignorancia”, es decir, la sabiduría de los ignorantes, de aquellos que reconocen, que es poco lo que saben.

Pero a veces, nos invade la soberbia, y nos da por opinar, antes que asumir una actitud humilde, y decir: “No sé”.

Los abuelos, aconsejaban, no divulgar los asuntos personales, y siempre responder con un sabio: “No sé”; y así, se cuidaba la privacidad de las personas, evitando cometer una injusticia.

El que acepta su ignorancia, es un hombre sabio, porque bien se conoce, y sabe: que es más lo ignorado, que lo sabido.

Por eso, antes de opinar y de emitir un juicio, hay que checar, si estamos bien informados, sobre el tema, o a la persona en cuestión. Y si no es así, es mejor callar, para no seguir emitiendo juicios, que sean injustos.

Hay personas, que opinan de cualquier tema, pero no es bueno opinar de todo, porque no lo sabemos todo.

No es fácil dominar todos los temas, y de lo que se ignora, es mejor guardar silencio.

No olvidemos, el consejo de los sabios, uno de ellos, Sócrates, quien se dedicaba a escuchar y aprendía escuchando; su sabía frase era: “Solo sé que no sé nada”.

También recordamos, al Cardenal Nicolás de Cusa, con su tema de “La Docta ignorancia”, es decir, la sabiduría de los ignorantes, de aquellos que reconocen, que es poco lo que saben.

Pero a veces, nos invade la soberbia, y nos da por opinar, antes que asumir una actitud humilde, y decir: “No sé”.

Los abuelos, aconsejaban, no divulgar los asuntos personales, y siempre responder con un sabio: “No sé”; y así, se cuidaba la privacidad de las personas, evitando cometer una injusticia.

El que acepta su ignorancia, es un hombre sabio, porque bien se conoce, y sabe: que es más lo ignorado, que lo sabido.

Por eso, antes de opinar y de emitir un juicio, hay que checar, si estamos bien informados, sobre el tema, o a la persona en cuestión. Y si no es así, es mejor callar, para no seguir emitiendo juicios, que sean injustos.