Pero hay otras causas por las que se inflama el hígado además de los virus de la hepatitis, dijo Mariquita a Doña Angustias.
Los enfermos del hígado se ponen de color amarillo, y eso se llama ictericia, según me dijo Esculapito, nuestro futuro médico del barrio; no es igual a estar pálido, por eso en el corrido de los “Los dos amigos”, de Roberto Livi y Rudy Pérez, José le responde a Martín: “amarillo no me pongo, amarillo es mi color”.
Fíjese que mi viejo no hace mucho le dio la dichosa ictericia y fiebre y hacía pipi de color de refresco de manzana y su popo estaba de color blanco como si fuera yeso. Pero sobre todo tenía fiebre alta y le dolía debajo de las costillas del lado derecho y tenía tos seca.
Le dijimos que se debía a la gran cantidad de chupe del fin de semana, pero el dijo que estaba jurado y entonces sí le creímos y lo llevamos con el médico. Le hicieron un ultrasonido y nos dijeron que tenía un absceso en el hígado y que podía ser por amibas o por bacterias, y que de cualquier forma tenía que recibir tratamiento con antibiótico del tipo del metronidazol y hospitalizarse.
No evolucionó bien y entonces nos propusieron una cirugía, que consistió en una laparoscopía para drenaje colocándole un tubo, con lo que mejoró, pero estuvo como dos semanas en hospital y salió de alta bien flaco. También nos dijeron que en algunas ocasiones el tubo se puede colocar guiándose los doctores por un ultrasonido. Ya ve como no me voy a angustiar Mariquita, si mi niña con hepatitis también está amarilla, aunque nos hayan dicho que era por virus de hepatitis tipo A, pero, ¿Cómo fue que las amibas le llegaron al hígado a su viejo? El doctor nos explicó que cuando las amibas son muy bravas, pasan del intestino grueso a la sangre y luego llegan al hígado, en donde prácticamente hacen picadillo de hígado, formando una cavidad llena de un material color chocolate.
Esta cavidad va creciendo y se puede abrir a la panza o sea entre los intestinos y dar una peritonitis o bien se puede abrir a los pulmones, que era lo que le estaba pasando a mi viejo, y por eso tenía tos seca. También nos dijo el doctor que en casos más graves se puede abrir hacia el pericardio, que es la capa que envuelve el corazón. Las amibas en el hígado dan un cuadro grave, que requiere tratamiento intenso y a veces costoso, pues ya ve que tuvimos que ayudar con los medicamentos que no había en el hospital. Eso sí, la atención de los doctores fue muy buena y nos explicaron todo. Las enfermeras una chulada de atención, ¡ya hasta me estaban dando celos! porque mi viejo pos no está tan tirado a la calle, aunque el pobrecito se veía muy amolado.
Nos indicaron que la prevención es lavar bien las las verduras, cocerlas, o saber si están regadas con aguas negras. Lavarse bien las manos o usar gel antimicrobiano, de ese que estuvo de moda durante la pandemia de Covid y que debería ser puesto en todos los centros comerciales y restaurantes o lugares de comida para disminuir la posibilidad de contagio de amibas y otras bacterias que pueden darnos diarrea o bien llegar hasta el hígado. Nos dijo el doctor que si hubiera sido un absceso bacteriano mi viejo no la cuenta, pues ya ve que es diabetes y tiene la presión alta.
Nos dieron medicamento para desparasitarnos a todos. En fin, ya ve que a mi viejo le encantan los antojitos, ya dijo que ya recuperado volverá por su pulque y su tostada borracha del Saucito, todo lavado, y aprovechara para llevarle un hígado de plata al Santo Cristo milagroso, y les recomienda leer la “Oda al hígado”, de Pablo Neruda.