/ domingo 2 de junio de 2019

Mientras Caminamos


Mientras caminamos por la vida nos damos cuenta que ésta, está hecha de altas y bajas, de buenos y no tan buenos momentos.

Por lo que debemos aprender a caminar por en medio reconociendo que si caminamos lejos de los extremos, evitaremos discutir resolviendo situaciones al no caer en discusiones que conducen al lado del enojo o el desaliento, por eso hay que evitar a aquellas personas que les gusta discutir por nada, ya que son personas que generalmente nos minimizan y llevan a situaciones que no logramos entender y que no debemos aceptar; crecer nos resulta complicado pues ninguno sabemos la historia real que viviremos, cuando vemos a nuestros hijos o nietos pequeños, bordamos en nuestra mente toda clase de alucinaciones y esperanzas y cuando crecen, casi nunca se cumplen nuestras expectativas, porque el camino es desconocido y cada quien tiene que caminarlo sobre sus pies y no con pies prestados por otros. La vida es un juego y solo quien la vive puede sacar el mayor provecho o deshacerla en fragmentos, tal vez por eso, cuando crecen nuestros hijos y nietos, tan importante como es enseñarlos a caminar es trascendental llevar ese aprendizaje de la mano con el amor, buscando paz y tranquilidad a través de la benevolencia y amabilidad, de implantar en ellos pensamientos positivos en su mente, pensamientos que les permitan alejarse de situaciones o personas que les envenenen el alma al tropezar, minimizándolos, paralizándolos para evitar seguir sus sueños. Resulta más fácil de lo que creemos salir de personas que no se interesan en nosotros y que lo único que desean es sentirse bien haciendo que el prójimo no se sienta bien, cuando crecemos vamos haciendo y dejando relaciones de amistad y enamoramiento, hay quien tiene la fortuna, o ¿tal vez no?, de tener un solo amor en la vida, a quienes esto no se nos dió, aprendimos que en ocasiones nos duele perder una relación porque en realidad se pierde a un amigo más que a un amante o novio. Por eso sabemos comprender que en la vida nada es parejo y que, en las bajas, sobre todo cuando perdemos a un ser querido, nos parece interminable el camino y cuando estamos en las altas, o como diría mi madre, en los tiempos de vacas gordas, en muchas ocasiones en lugar de disfrutarlas nos pasamos cuestionando si esto será eterno y tememos perderlo. Sin embargo, sabemos que el tiempo, el eterno tiempo, tiene cura para todo y nos corresponde aprender a usarlo correctamente dando el justo tiempo a cada situación y cosa que vivimos, asi como a cada persona con la que convivimos, aprendemos a ser hijos en un tiempo y pasamos a ser padres, trabajo nos cuesta desligarnos de los hijos, que no digo abandonarlos, desligarnos del tiempo de ser padres para aprender a darnos el tiempo necesario para disfrutarnos y disfrutar a la pareja y los amigos de la edad muy adulta, cuando crecemos nos enseñamos a controlar, resolver, hacer y deshacer, al llegar a cierta edad tenemos que aprender a delegar y fluir, a dejar ir dándonos cuenta que no somos eternos, a dar espacios para disfrutar plenamente nuestra adultez antes llamada vejez, aprender que crecer no es lo mismo que envejecer, aprender que la edad es un número con limitaciones, en ocasiones corporales, pero no debe ser limitante de entusiasmo y vida. La edad, mientras caminamos con la cabeza erguida nos conduce a darnos cuenta que en realidad el tiempo lo hacemos al vivir y la vida se vive, viviendo, viviendo a plenitud, con intensidad y pasión, debemos como actores de ésta mantener la atención en ser y hacer y no deshacer o quejarnos por lo que se fue o no hicimos, busquemos amores eternos en la familia, los amigos y los compañeros de vida, formemos sitios donde podamos disfrutar de nosotros ¨per se¨ Cuando fuimos adolescentes disfrutábamos el hecho de vivir a pesar de lo que representa aprender a crecer, en la madurez adquirimos seriedad y compromisos que en ocasiones nos ataron a cánones sociales y de trabajo que nos limitaron para fluir, por eso, aquellos que estamos en la plenitud debemos aprender a fluir y ser dejando atrás las etapas de aprendizaje para vivir asi, plenamente, disfrutando y viviendo con la pasión que tuvimos en la adolescencia acompañada de la madurez que permite reconocer que el hoy, es el mejor momento y el aquí es lo que cuenta, que las personas que permanecen son las importantes y las que se fueron son las que nos dejaron recuerdos, vivencia y experiencias, pero ya no están más, por eso vive mientras yo espero tus comentarios en angeldesofia@yahoo.com.mx recordando que ¨caminante, no hay camino, se hace camino al andar¨ Machado.


Mientras caminamos por la vida nos damos cuenta que ésta, está hecha de altas y bajas, de buenos y no tan buenos momentos.

Por lo que debemos aprender a caminar por en medio reconociendo que si caminamos lejos de los extremos, evitaremos discutir resolviendo situaciones al no caer en discusiones que conducen al lado del enojo o el desaliento, por eso hay que evitar a aquellas personas que les gusta discutir por nada, ya que son personas que generalmente nos minimizan y llevan a situaciones que no logramos entender y que no debemos aceptar; crecer nos resulta complicado pues ninguno sabemos la historia real que viviremos, cuando vemos a nuestros hijos o nietos pequeños, bordamos en nuestra mente toda clase de alucinaciones y esperanzas y cuando crecen, casi nunca se cumplen nuestras expectativas, porque el camino es desconocido y cada quien tiene que caminarlo sobre sus pies y no con pies prestados por otros. La vida es un juego y solo quien la vive puede sacar el mayor provecho o deshacerla en fragmentos, tal vez por eso, cuando crecen nuestros hijos y nietos, tan importante como es enseñarlos a caminar es trascendental llevar ese aprendizaje de la mano con el amor, buscando paz y tranquilidad a través de la benevolencia y amabilidad, de implantar en ellos pensamientos positivos en su mente, pensamientos que les permitan alejarse de situaciones o personas que les envenenen el alma al tropezar, minimizándolos, paralizándolos para evitar seguir sus sueños. Resulta más fácil de lo que creemos salir de personas que no se interesan en nosotros y que lo único que desean es sentirse bien haciendo que el prójimo no se sienta bien, cuando crecemos vamos haciendo y dejando relaciones de amistad y enamoramiento, hay quien tiene la fortuna, o ¿tal vez no?, de tener un solo amor en la vida, a quienes esto no se nos dió, aprendimos que en ocasiones nos duele perder una relación porque en realidad se pierde a un amigo más que a un amante o novio. Por eso sabemos comprender que en la vida nada es parejo y que, en las bajas, sobre todo cuando perdemos a un ser querido, nos parece interminable el camino y cuando estamos en las altas, o como diría mi madre, en los tiempos de vacas gordas, en muchas ocasiones en lugar de disfrutarlas nos pasamos cuestionando si esto será eterno y tememos perderlo. Sin embargo, sabemos que el tiempo, el eterno tiempo, tiene cura para todo y nos corresponde aprender a usarlo correctamente dando el justo tiempo a cada situación y cosa que vivimos, asi como a cada persona con la que convivimos, aprendemos a ser hijos en un tiempo y pasamos a ser padres, trabajo nos cuesta desligarnos de los hijos, que no digo abandonarlos, desligarnos del tiempo de ser padres para aprender a darnos el tiempo necesario para disfrutarnos y disfrutar a la pareja y los amigos de la edad muy adulta, cuando crecemos nos enseñamos a controlar, resolver, hacer y deshacer, al llegar a cierta edad tenemos que aprender a delegar y fluir, a dejar ir dándonos cuenta que no somos eternos, a dar espacios para disfrutar plenamente nuestra adultez antes llamada vejez, aprender que crecer no es lo mismo que envejecer, aprender que la edad es un número con limitaciones, en ocasiones corporales, pero no debe ser limitante de entusiasmo y vida. La edad, mientras caminamos con la cabeza erguida nos conduce a darnos cuenta que en realidad el tiempo lo hacemos al vivir y la vida se vive, viviendo, viviendo a plenitud, con intensidad y pasión, debemos como actores de ésta mantener la atención en ser y hacer y no deshacer o quejarnos por lo que se fue o no hicimos, busquemos amores eternos en la familia, los amigos y los compañeros de vida, formemos sitios donde podamos disfrutar de nosotros ¨per se¨ Cuando fuimos adolescentes disfrutábamos el hecho de vivir a pesar de lo que representa aprender a crecer, en la madurez adquirimos seriedad y compromisos que en ocasiones nos ataron a cánones sociales y de trabajo que nos limitaron para fluir, por eso, aquellos que estamos en la plenitud debemos aprender a fluir y ser dejando atrás las etapas de aprendizaje para vivir asi, plenamente, disfrutando y viviendo con la pasión que tuvimos en la adolescencia acompañada de la madurez que permite reconocer que el hoy, es el mejor momento y el aquí es lo que cuenta, que las personas que permanecen son las importantes y las que se fueron son las que nos dejaron recuerdos, vivencia y experiencias, pero ya no están más, por eso vive mientras yo espero tus comentarios en angeldesofia@yahoo.com.mx recordando que ¨caminante, no hay camino, se hace camino al andar¨ Machado.