/ lunes 16 de agosto de 2021

Mas vale, no saber

No hace falta saberlo todo, nos basta con saber, lo que necesitamos para vivir. La información en exceso, puede hacernos mucho daño.

Porque hay verdades, que no son para nosotros; y el conocerlas, nos puede cambiar la vida para mal, y así, volvernos tristes.

Hay realidades, que más valiera nunca haber sabido. Por eso, Dios no nos lo da a conocer todo; porque el hombre, no puede con tanta verdad.

Y si supiéramos, qué va a suceder, tal vez nuestra vida, terminaría antes de tiempo. Por eso, es mejor no cerciorarse de lo que vendrá, para que así, podamos vivir en paz.

Aunque el hombre, no sabe vencer su curiosidad; ni se resigna a la ignorancia. Y al descubrir verdades ocultas, termina hundido en la desgracia.

Ésto, viene sucediendo, desde que Adán y Eva, cayeron en el pecado; la desgracia de Eva, fue su curiosidad, y por querer conocer los secretos de Dios, Ella y Adán, fueron arrojados del paraíso.

Por tanto, no nos apresuremos, en querer saber antes de tiempo, las verdades que puedan lastimarnos.

Porque hay males, con los que no podemos; y sino podemos con el mal, más vale no conocerlo, y dejarlo en manos de Dios.

Muchos perdieron la alegría, al enterarse de cosas que no tenían que saber.

Por eso, para vivir en paz, hay que recuperar la fe; porque solo así, seremos felices. Y de lo que ignoramos, dejemos que Dios se encargue.

No hace falta saberlo todo, nos basta con saber, lo que necesitamos para vivir. La información en exceso, puede hacernos mucho daño.

Porque hay verdades, que no son para nosotros; y el conocerlas, nos puede cambiar la vida para mal, y así, volvernos tristes.

Hay realidades, que más valiera nunca haber sabido. Por eso, Dios no nos lo da a conocer todo; porque el hombre, no puede con tanta verdad.

Y si supiéramos, qué va a suceder, tal vez nuestra vida, terminaría antes de tiempo. Por eso, es mejor no cerciorarse de lo que vendrá, para que así, podamos vivir en paz.

Aunque el hombre, no sabe vencer su curiosidad; ni se resigna a la ignorancia. Y al descubrir verdades ocultas, termina hundido en la desgracia.

Ésto, viene sucediendo, desde que Adán y Eva, cayeron en el pecado; la desgracia de Eva, fue su curiosidad, y por querer conocer los secretos de Dios, Ella y Adán, fueron arrojados del paraíso.

Por tanto, no nos apresuremos, en querer saber antes de tiempo, las verdades que puedan lastimarnos.

Porque hay males, con los que no podemos; y sino podemos con el mal, más vale no conocerlo, y dejarlo en manos de Dios.

Muchos perdieron la alegría, al enterarse de cosas que no tenían que saber.

Por eso, para vivir en paz, hay que recuperar la fe; porque solo así, seremos felices. Y de lo que ignoramos, dejemos que Dios se encargue.