/ domingo 22 de marzo de 2020

Lo que viene

La respuesta de la ciudadanía progresa paulatinamente ante la dureza de las medidas que dictaron los Servicios de Salud en el Estado (SSE), por la llegada a esta capital del coronavirus chino, que hasta el viernes tenía en registro siete casos en atención médica, afortunadamente, sin ningún fallecimiento,

Sin embargo, esto apenas comienza y se espera que las horas más críticas se vivan en los primeros días de abril.

Ríos de tinta se han derramado en las páginas de periódicos de alcance nacional, miles de palabras en televisoras y estaciones de radio y en línea no se diga, para lanzar críticas demoledoras para los gobiernos Federal, estatales y municipales, por supuesta parálisis e irresponsabilidad ante una epidemia de dimensiones mundiales, que arrasó ya con la mitad de los países de poder económico ilimitado.

Para los mexicanos y los potosinos, es preciso dejar bien establecido que ante un enemigo de tal envergadura, no hay dinero que alcance, no hay infraestructura hospitalaria ni clínica que en el momento de la crisis resulte suficiente.

Prueba de ello es la admiración que levantó el hecho de que en el Gobierno de la República, apenas en enero se enviaban memorándums a los hospitales de la Secretaría de Salud Federal preguntando por la reconversión de sus hospitales ante el avance del Covid-19.

Sencillo, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos del Gobierno Federal se envió al Congreso de la Unión en octubre para su análisis y aprobación en noviembre, cuando nadie sabía que una pandemia del coronavirus estallaría en diciembre en Wuhuan, China y que llegaría hasta San Luis Potosí, en donde, afortunadamente, el Gobernador del Estado, Juan Manuel Carreras López, tomó las providencias muy a tiempo en busca de evitar que los siete contagios que se tienen en registro se conviertan en una epidemia en las siguientes semanas.

El problema de salud que se viene encima se prevé grave, los Servicios de Salud en la entidad se encuentran en alerta con toda su infraestructura en pie de guerra, con personal altamente calificado y medicinas, pero los pasos preventivos, que suelen ser los más importantes ya se dieron, con el fin de proteger a los grupos considerados en alta vulnerabilidad.

Hace días que las escuelas lucen vacías, no hay bullicio en preescolar, ni en primarias ni secundarias, todo mundo se encuentra en sus casas. Los padres y madres de familia, estiran la cobija en busca de cumplir con todos los lineamientos, sin embargo, es el tiempo en el que todos debemos de poner de nuestra parte, es la época de la solidaridad y el respeto por los demás.

El Gobernador Carreras López hizo la tarea muy a tiempo, se dispondrán recursos extraordinarios para enfrentar la contingencia, se buscarán apoyos fiscales para el sector industrial, que la planta productiva no decaiga, el Estado apoyará a los deudores de tenencia y uso vehicular con la extensión de un mes en los pagos sin recargos ni multas, todo esto, hasta que pase la etapa crítica.

Tenemos el ejemplo de lo que sucede en Europa, en donde hay un mundo de personas contaminadas, Italia es el ejemplo inmejorable, porque tienen relaciones industriales y comerciales, precisamente con Wuhuan, China, la cuna del coronavirus y tiene decenas de miles de pacientes infectados y algunas tres mil 500 defunciones, a pesar de que cuenta con un sistema de salud de los más avanzados del mundo, mucho mejor que el mexicano y con la mitad de la población, son unos 60 ó 62 millones de habitantes.

La epidema del Covid-19 arrasó con todo, se acabó la infraestructura hospitalaria italiana y empezaron los tiempos de guerra en los que solamente los más jóvenes sobreviven, los viejos quedaron condenados a sucumbir, porque no le es rentable al gobierno medicarlos a cambio de que la fuerza de trabajo perezca.

Los relatos tanto en línea, como en papel y en pantalla son espeluznantes, no hubo poder humano suficiente para detener a un enemigo tan destructivo como el Covid-19 y aquí también debemos de estar preparados, porque está demostrado que cuando no es una enfermedad, puede ser una mala voluntad como esas que se desataron últimamente, que ahora quieren que México tenga miles de hospitales y clínicas, bodegas llenas de vacunas y medicamentos, que en sexenios completos se menospreciaron.

Basta recordar lo que ocurrió en el 2009, hace casi 11 años cuando apareció la llamada “fiebre porcina” y que después científicamente se llamó AH1N1, y por favor no vayan a decir que fue Felipe Calderón Hinojosa el que salvó a México de la epidemia.

No señores, en 2009, la epidemia también a todos los agarró fríos, hasta días después empezaron las medidas precautorias, los plazos definidos, pausados, --como en este 2020 ya ocurrió San Luis Potosí, a tiempo--, los trabajadores del sector salud, tanto público como privado, fueron los encargados de hacer el resto, ellos tienen los grupos multidisciplinarios capaces de enfrentar un adversario de esta magnitud.


La respuesta de la ciudadanía progresa paulatinamente ante la dureza de las medidas que dictaron los Servicios de Salud en el Estado (SSE), por la llegada a esta capital del coronavirus chino, que hasta el viernes tenía en registro siete casos en atención médica, afortunadamente, sin ningún fallecimiento,

Sin embargo, esto apenas comienza y se espera que las horas más críticas se vivan en los primeros días de abril.

Ríos de tinta se han derramado en las páginas de periódicos de alcance nacional, miles de palabras en televisoras y estaciones de radio y en línea no se diga, para lanzar críticas demoledoras para los gobiernos Federal, estatales y municipales, por supuesta parálisis e irresponsabilidad ante una epidemia de dimensiones mundiales, que arrasó ya con la mitad de los países de poder económico ilimitado.

Para los mexicanos y los potosinos, es preciso dejar bien establecido que ante un enemigo de tal envergadura, no hay dinero que alcance, no hay infraestructura hospitalaria ni clínica que en el momento de la crisis resulte suficiente.

Prueba de ello es la admiración que levantó el hecho de que en el Gobierno de la República, apenas en enero se enviaban memorándums a los hospitales de la Secretaría de Salud Federal preguntando por la reconversión de sus hospitales ante el avance del Covid-19.

Sencillo, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos del Gobierno Federal se envió al Congreso de la Unión en octubre para su análisis y aprobación en noviembre, cuando nadie sabía que una pandemia del coronavirus estallaría en diciembre en Wuhuan, China y que llegaría hasta San Luis Potosí, en donde, afortunadamente, el Gobernador del Estado, Juan Manuel Carreras López, tomó las providencias muy a tiempo en busca de evitar que los siete contagios que se tienen en registro se conviertan en una epidemia en las siguientes semanas.

El problema de salud que se viene encima se prevé grave, los Servicios de Salud en la entidad se encuentran en alerta con toda su infraestructura en pie de guerra, con personal altamente calificado y medicinas, pero los pasos preventivos, que suelen ser los más importantes ya se dieron, con el fin de proteger a los grupos considerados en alta vulnerabilidad.

Hace días que las escuelas lucen vacías, no hay bullicio en preescolar, ni en primarias ni secundarias, todo mundo se encuentra en sus casas. Los padres y madres de familia, estiran la cobija en busca de cumplir con todos los lineamientos, sin embargo, es el tiempo en el que todos debemos de poner de nuestra parte, es la época de la solidaridad y el respeto por los demás.

El Gobernador Carreras López hizo la tarea muy a tiempo, se dispondrán recursos extraordinarios para enfrentar la contingencia, se buscarán apoyos fiscales para el sector industrial, que la planta productiva no decaiga, el Estado apoyará a los deudores de tenencia y uso vehicular con la extensión de un mes en los pagos sin recargos ni multas, todo esto, hasta que pase la etapa crítica.

Tenemos el ejemplo de lo que sucede en Europa, en donde hay un mundo de personas contaminadas, Italia es el ejemplo inmejorable, porque tienen relaciones industriales y comerciales, precisamente con Wuhuan, China, la cuna del coronavirus y tiene decenas de miles de pacientes infectados y algunas tres mil 500 defunciones, a pesar de que cuenta con un sistema de salud de los más avanzados del mundo, mucho mejor que el mexicano y con la mitad de la población, son unos 60 ó 62 millones de habitantes.

La epidema del Covid-19 arrasó con todo, se acabó la infraestructura hospitalaria italiana y empezaron los tiempos de guerra en los que solamente los más jóvenes sobreviven, los viejos quedaron condenados a sucumbir, porque no le es rentable al gobierno medicarlos a cambio de que la fuerza de trabajo perezca.

Los relatos tanto en línea, como en papel y en pantalla son espeluznantes, no hubo poder humano suficiente para detener a un enemigo tan destructivo como el Covid-19 y aquí también debemos de estar preparados, porque está demostrado que cuando no es una enfermedad, puede ser una mala voluntad como esas que se desataron últimamente, que ahora quieren que México tenga miles de hospitales y clínicas, bodegas llenas de vacunas y medicamentos, que en sexenios completos se menospreciaron.

Basta recordar lo que ocurrió en el 2009, hace casi 11 años cuando apareció la llamada “fiebre porcina” y que después científicamente se llamó AH1N1, y por favor no vayan a decir que fue Felipe Calderón Hinojosa el que salvó a México de la epidemia.

No señores, en 2009, la epidemia también a todos los agarró fríos, hasta días después empezaron las medidas precautorias, los plazos definidos, pausados, --como en este 2020 ya ocurrió San Luis Potosí, a tiempo--, los trabajadores del sector salud, tanto público como privado, fueron los encargados de hacer el resto, ellos tienen los grupos multidisciplinarios capaces de enfrentar un adversario de esta magnitud.