/ domingo 26 de julio de 2020

Las crisis nos hacen más fuertes

No hay que temer a la crisis, porque ésta, es fuerza para el alma. Las crisis, nos hacen sacar toda la potencia que guardamos dentro.

Aunque es cierto, que nadie quiere atravesar por una crisis. Pero ésta, es la etapa que hace engrandecer el espíritu.

Porque es en la adversidad, dónde mejor nos conocemos a nosotros mismos; y es ahí, donde llegamos a sorprendernos de lo que somos.

Las situaciones críticas, nos hacen despertar, y sacar cualidades que teníamos adormecidas.

La crisis, nos ayuda a ser conscientes de nuestra flaqueza, pero también de nuestras capacidades.

Y no sé puede avanzar, mientras no pasemos por el umbral del dolor. Porque el sufrimiento, aunque es doloroso, nos hace crecer, y nos vuelve más humanos.

Las crisis, son realidades que duelen; pero sus golpes nos ayudan a abrir los ojos. Porque hay verdades que no se quieren ver, mientras éstas no duelan.

Y la crisis, nos revela una verdad, que está ahí; pero nosotros, nos negamos a verla.

El dolor de la verdad, es algo que no podemos evitar; pero tarde o temprano, nos tendremos que enfrentar con ella. Y ésto, es lo que provoca una crisis: encontrarse con uno mismo.

El mal, nos indica que no somos perfectos, y que necesitamos perfeccionarnos. Y es necesario crecer, para ser más humanos.

El hombre siempre está en vías de perfección. Pero todo indica, que si no hay dolor, tampoco hay avance.

Porque el dolor, nos hace más humanos y solidarios con el prójimo.

La crisis, nos hace ver lo mucho que nos necesitamos.

Aunque por desgracia, nunca estamos preparados para enfrentar lo adverso. Porque a nadie le interesa prepararse para sufrir. Y el tema del dolor, es lo primero que evitamos.

Las crisis duelen, pero las necesitamos. Porque el sufrimiento, es lo que nos fortalece.

Por todo eso, no le tengamos miedo a las crisis, porque estás son pasajeras. Las crisis son pasajes de nuestra existencia, que van a pasar; pero hay que enfrentarlas.

Ya lo dice el dicho: “Después de la tempestad, viene la calma”. No hay que desesperar ante lo adverso, porque éste, es un momento que se va.

Y cuando pase la crisis, nos encontraremos viviendo con otras personas: más humanas, más solidarias.

Y al final, habremos aprendido a amar, y a cuidar la vida. Las crisis son una etapa esencial, para el crecimiento del ser humano.

Pbro. Lic. Salvador González Vásquez.

No hay que temer a la crisis, porque ésta, es fuerza para el alma. Las crisis, nos hacen sacar toda la potencia que guardamos dentro.

Aunque es cierto, que nadie quiere atravesar por una crisis. Pero ésta, es la etapa que hace engrandecer el espíritu.

Porque es en la adversidad, dónde mejor nos conocemos a nosotros mismos; y es ahí, donde llegamos a sorprendernos de lo que somos.

Las situaciones críticas, nos hacen despertar, y sacar cualidades que teníamos adormecidas.

La crisis, nos ayuda a ser conscientes de nuestra flaqueza, pero también de nuestras capacidades.

Y no sé puede avanzar, mientras no pasemos por el umbral del dolor. Porque el sufrimiento, aunque es doloroso, nos hace crecer, y nos vuelve más humanos.

Las crisis, son realidades que duelen; pero sus golpes nos ayudan a abrir los ojos. Porque hay verdades que no se quieren ver, mientras éstas no duelan.

Y la crisis, nos revela una verdad, que está ahí; pero nosotros, nos negamos a verla.

El dolor de la verdad, es algo que no podemos evitar; pero tarde o temprano, nos tendremos que enfrentar con ella. Y ésto, es lo que provoca una crisis: encontrarse con uno mismo.

El mal, nos indica que no somos perfectos, y que necesitamos perfeccionarnos. Y es necesario crecer, para ser más humanos.

El hombre siempre está en vías de perfección. Pero todo indica, que si no hay dolor, tampoco hay avance.

Porque el dolor, nos hace más humanos y solidarios con el prójimo.

La crisis, nos hace ver lo mucho que nos necesitamos.

Aunque por desgracia, nunca estamos preparados para enfrentar lo adverso. Porque a nadie le interesa prepararse para sufrir. Y el tema del dolor, es lo primero que evitamos.

Las crisis duelen, pero las necesitamos. Porque el sufrimiento, es lo que nos fortalece.

Por todo eso, no le tengamos miedo a las crisis, porque estás son pasajeras. Las crisis son pasajes de nuestra existencia, que van a pasar; pero hay que enfrentarlas.

Ya lo dice el dicho: “Después de la tempestad, viene la calma”. No hay que desesperar ante lo adverso, porque éste, es un momento que se va.

Y cuando pase la crisis, nos encontraremos viviendo con otras personas: más humanas, más solidarias.

Y al final, habremos aprendido a amar, y a cuidar la vida. Las crisis son una etapa esencial, para el crecimiento del ser humano.

Pbro. Lic. Salvador González Vásquez.