DIOS EL PADRE ETERNO, nos narra en Mateo 27:57-66 de la Biblia los momentos posteriores a la muerte de Cristo en la cruz del Calvario, y nos refiere que al llegar la noche de ese viernes terrorífico, fue llevado al sepulcro, cerrando su entrada con una gran piedra.
En efecto, por Amor Divino Cristo muere y resucita al tercer día al recuperar triunfante su vida física por nuestra Salvación y Vida Eterna, porque con ello también: “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”, según Romanos 5:8.
Hablamos de la muerte, a propósito del día de mañana en que los llamados Fieles Difuntos serán festejados a nivel nacional para recordar a nuestros seres queridos que se nos adelantaron en el viaje a la eternidad.
Pero Dios anhela que pongamos nuestra mirada y atención en sus santas cosas espirituales, para considerar la muerte física de Jesucristo, su Hijo, a favor nuestro para tomar los pecados de quienes deciden aceptarlo como Salvador, quien resucita al tercer día, para ponerse al frente de sus creyentes de todos los tiempos a fin de compartir con ellos todo el gozo de su Resurrección, alentarlos, consolarlos y hablarles de todo su Poder Divino tanto en el Cielo como en la Tierra, y de que estando con Él, no moriremos, sino que viviremos con Él eternamente, conforme a Mateo 28:1-20.