/ domingo 27 de octubre de 2019

La Fe es como el amor

No hay que reprimir la felicidad y dejarla para después

El hombre no sólo necesita ser amado, también necesita dar amor

Por P. Chava

No hay que decir que no podemos amar porque el amor ya se nos dio; fuimos creados y amados para dar amor, y venimos al mundo, para vivir amando. Por eso, siempre tenemos algo qué hacer por los demás y algo que dar a los que nos rodean.

Pero el hombre reprime lo que lleva dentro y le da por esconder la bondad que guarda en su interior. El ser humano se resiste a ser bueno.

El hombre reprime la felicidad y la deja para después. Es decir, puede ser feliz, pero no hace aquello que le hace bien, para vivir excelente.

El hombre, no sólo necesita ser amado, también necesita dar amor. Y dando amor, es como somos más felices. Ya que cuando amamos, no nos preocupamos tanto en buscar que nos amen; y más nos enfocamos en vivir dando amor.

La fe, también es como el amor; es la fuerza interior que Dios nos ha infundido para poder vivir. La fe, ya se nos dio, y la llevamos dentro. Y como no conocemos el mañana, es importante creer, para no tener un presente tormentoso. Porque solo la fe, nos garantiza un buen futuro.

La fe es un don, y no una conquista; es un poder que Dios ha puesto en nuestro interior. Por eso, hay que sacar la fe que llevamos dentro; hay que decidirnos a creer. Hay que aceptar que podemos tener fe, basta que seamos humildes, y no le pongamos imposibles a lo que para Dios si es posible.

Con el uso exagerado de la razón, reprimimos la fe. Y de ese modo, nos condenamos a vivir en la zozobra de la duda.

La razón es arrogante, y puede llegar a ser un obstáculo, que nos impida amar y creer; porque en lugar de darnos razones para creer, nos presenta motivos para negar la fe; y vivir atrapados en la inseguridad de lo que pueda suceder mañana.

Hay que dejarnos llevar por la fe. Y no pongamos límites a nuestra capacidad de confiar en Dios.


No hay que reprimir la felicidad y dejarla para después

El hombre no sólo necesita ser amado, también necesita dar amor

Por P. Chava

No hay que decir que no podemos amar porque el amor ya se nos dio; fuimos creados y amados para dar amor, y venimos al mundo, para vivir amando. Por eso, siempre tenemos algo qué hacer por los demás y algo que dar a los que nos rodean.

Pero el hombre reprime lo que lleva dentro y le da por esconder la bondad que guarda en su interior. El ser humano se resiste a ser bueno.

El hombre reprime la felicidad y la deja para después. Es decir, puede ser feliz, pero no hace aquello que le hace bien, para vivir excelente.

El hombre, no sólo necesita ser amado, también necesita dar amor. Y dando amor, es como somos más felices. Ya que cuando amamos, no nos preocupamos tanto en buscar que nos amen; y más nos enfocamos en vivir dando amor.

La fe, también es como el amor; es la fuerza interior que Dios nos ha infundido para poder vivir. La fe, ya se nos dio, y la llevamos dentro. Y como no conocemos el mañana, es importante creer, para no tener un presente tormentoso. Porque solo la fe, nos garantiza un buen futuro.

La fe es un don, y no una conquista; es un poder que Dios ha puesto en nuestro interior. Por eso, hay que sacar la fe que llevamos dentro; hay que decidirnos a creer. Hay que aceptar que podemos tener fe, basta que seamos humildes, y no le pongamos imposibles a lo que para Dios si es posible.

Con el uso exagerado de la razón, reprimimos la fe. Y de ese modo, nos condenamos a vivir en la zozobra de la duda.

La razón es arrogante, y puede llegar a ser un obstáculo, que nos impida amar y creer; porque en lugar de darnos razones para creer, nos presenta motivos para negar la fe; y vivir atrapados en la inseguridad de lo que pueda suceder mañana.

Hay que dejarnos llevar por la fe. Y no pongamos límites a nuestra capacidad de confiar en Dios.