/ martes 18 de septiembre de 2018

La corrupción en el Ministerio Público

El Ministerio Público es la autoridad encargada de investigar los hechos criminales, encontrar al responsable, ofrecer pruebas ante un juez y buscar una sanción conforme a la ley. La tarea que consiste en investigar los delitos es la más compleja de todas y en la que más fracasan las fiscalías. Con independencia de la catástrofe que vive el país en procuración de justicia en delitos como feminicidio, desaparición forzada, secuestro o delincuencia organizada, podemos pensar en muchos delitos que afectan nuestro día a día.

El robo de una bolsa, el hostigamiento, el asalto a transporte público, robo de autopartes y las personas que se lían a golpes son hechos comunes y asumimos que solo los delincuentes de sepa pura pueden estar acusados; y que nunca estaremos cerca de esto ni de ellos. Cuando nos enteramos de esas conductas o somos víctimas deseamos que se aplique la ley. En efecto, nos gusta el ámbito de la legalidad en terceros, en los otros. El punto es cuando un familiar, amigo o conocido está acusado de cometer una infracción penal y llega al ministerio público. Muchas veces escuchamos que el primo de un amigo trabaja en la procuraduría local o en la federal, que éste lo puede resolver. Otras veces oímos que el compadre es amigo de un diputado o de un senador, y de nueva cuenta se escucha que éste lo puede arreglar. Mucha gente, de primera mano, piensa que esta es la solución. Estas respuestas tan primitivas comienzan la espiral de la corrupción. Entender y querer que el mundo se solucione con el primo de un amigo, o bien, con el compadre es un disparo a mansalva al sistema jurídico y a las instituciones. La tragedia es que en algunos casos aparenta funcionar.

El primo de un amigo que puede resolver las cosas siempre es gentil, solícito y espeta: “es un favor, nada es para mí, pero el ministerio público quiere 40 mil pesos y los peritos otros 30 mil”, la gente cree que el primo de un amigo es buena persona, que su familiar es víctima de una injusticia y que las autoridades son extremadamente corruptas. Nadie repara en que accionaron los resortes de la corrupción en sus aspectos más primarios.

El compadre y el amigo no solucionan las cosas a través de su conocimiento del derecho, en realidad, conocen el lenguaje de la corrupción, identifican a los de su especie y saben cómo funciona el engranaje de las malas prácticas. La corrupción no tiene palabra, así que algunas veces aparenta funcionar y otras no. En ambos casos el resultado debe ser indignación:

He oído a muchas personas que vendieron su casa, sus muebles y sus coches para pagar el abogado y un supuesto acto de corrupción. La mayoría de las veces, cuando el asunto está totalmente perdido. En otras ocasiones las personas se regodean en el acto de corrupción. En cualquier caso, solo se están destruyendo los cimientos del Estado de derecho y el más mínimo respeto por las instituciones, que el primo de un amigo no va a arreglar.

Dr. En Derecho.


El Ministerio Público es la autoridad encargada de investigar los hechos criminales, encontrar al responsable, ofrecer pruebas ante un juez y buscar una sanción conforme a la ley. La tarea que consiste en investigar los delitos es la más compleja de todas y en la que más fracasan las fiscalías. Con independencia de la catástrofe que vive el país en procuración de justicia en delitos como feminicidio, desaparición forzada, secuestro o delincuencia organizada, podemos pensar en muchos delitos que afectan nuestro día a día.

El robo de una bolsa, el hostigamiento, el asalto a transporte público, robo de autopartes y las personas que se lían a golpes son hechos comunes y asumimos que solo los delincuentes de sepa pura pueden estar acusados; y que nunca estaremos cerca de esto ni de ellos. Cuando nos enteramos de esas conductas o somos víctimas deseamos que se aplique la ley. En efecto, nos gusta el ámbito de la legalidad en terceros, en los otros. El punto es cuando un familiar, amigo o conocido está acusado de cometer una infracción penal y llega al ministerio público. Muchas veces escuchamos que el primo de un amigo trabaja en la procuraduría local o en la federal, que éste lo puede resolver. Otras veces oímos que el compadre es amigo de un diputado o de un senador, y de nueva cuenta se escucha que éste lo puede arreglar. Mucha gente, de primera mano, piensa que esta es la solución. Estas respuestas tan primitivas comienzan la espiral de la corrupción. Entender y querer que el mundo se solucione con el primo de un amigo, o bien, con el compadre es un disparo a mansalva al sistema jurídico y a las instituciones. La tragedia es que en algunos casos aparenta funcionar.

El primo de un amigo que puede resolver las cosas siempre es gentil, solícito y espeta: “es un favor, nada es para mí, pero el ministerio público quiere 40 mil pesos y los peritos otros 30 mil”, la gente cree que el primo de un amigo es buena persona, que su familiar es víctima de una injusticia y que las autoridades son extremadamente corruptas. Nadie repara en que accionaron los resortes de la corrupción en sus aspectos más primarios.

El compadre y el amigo no solucionan las cosas a través de su conocimiento del derecho, en realidad, conocen el lenguaje de la corrupción, identifican a los de su especie y saben cómo funciona el engranaje de las malas prácticas. La corrupción no tiene palabra, así que algunas veces aparenta funcionar y otras no. En ambos casos el resultado debe ser indignación:

He oído a muchas personas que vendieron su casa, sus muebles y sus coches para pagar el abogado y un supuesto acto de corrupción. La mayoría de las veces, cuando el asunto está totalmente perdido. En otras ocasiones las personas se regodean en el acto de corrupción. En cualquier caso, solo se están destruyendo los cimientos del Estado de derecho y el más mínimo respeto por las instituciones, que el primo de un amigo no va a arreglar.

Dr. En Derecho.


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martes 18 de septiembre de 2018

La corrupción en el Ministerio Público

Javier Cruz Angulo