/ jueves 14 de mayo de 2020

Iglesia Bíblica Bautista

Para el creyente, para el hijo de Dios, existen principios que deben dirigir nuestras vidas, que van directamente en contra de nuestra manera de pensar; nos parecen ilógicos, no es como hemos sido enseñados e instruidos, por tanto es muy difícil que los aceptemos y todavía más complicado que los pongamos en práctica. Sin embargo, si de verdad deseamos la bendición de Dios, el estar bien con Él, el tener la oportunidad de edificar la vida de otros. Estos principios deben ser aplicados.

En el pasaje que anotamos en el título de este artículo, se menciona repetidas veces lo siguiente: “Ninguno busque su propio bien, sino del otro” (Vs.24) “No procurando mi propio beneficio, sino el de muchos” (Vs.33). Un cristiano nunca debe anteponer su beneficio al de los demás; lo cierto es que vivimos en una cultura, donde primeramente buscamos nuestra conveniencia, siempre buscamos tomar ventaja de las situaciones a nuestro favor; y poco o nada importa si otros salen perdiendo, o si son perjudicados, mientras a nosotros nos vaya bien, lo demás sale sobrando. Cuando la Biblia enseña que lo primero que debemos hacer es el buscar el bien de otro, no nuestro propio beneficio. Alguna vez escuché algo que creo que es muy cierto, “La vida cristiana no se trata de mí, se trata de otros”. Ahora, ya sé lo que muchos pensamos al respecto: “Es que si actúo de esa manera, la gente se va aprovechar de mí” “La gente me va a ver la cara, me van a pasar por encima y al final me voy a quedar sin nada; Mejor, mi ventaja, mi beneficio, mi provecho.” Eso es exactamente lo que el diablo, el mundo y la carne quiere que pensemos; por eso muchas veces somos egoístas, mezquinos, insensibles a las necesidades de los demás. Lo cierto es que es necesario entender, que si decidimos obedecer su Palabra y ponerla por obra, Dios promete bendecirnos; y dice la Biblia que su bendición enriquece y no añade tristeza con ella; pero claro que es más fácil decirlo que hacerlo, pero aunque cueste trabajo, aunque sea difícil, aunque nos parezca fuera de lugar, no hay mejor cosa que pudiéramos hacer que poner en práctica su bendita Palabra.

El mejor ejemplo de alguien que puso en práctica este principio fundamental, fue el Señor Jesucristo al morir por nosotros en la cruz del calvario; Él no buscó su bienestar, no buscó su provecho, su comodidad, su conveniencia. Ahora, no fue fácil para Él, ya que en Getsemaní oró al Padre y su sudor era como gotas de sangre, pero decidió sujetarse a la voluntad del Padre, y todo esto porque el Señor no pensó en Él, no buscó su propio bien, sino el del otro, no procuró su propio beneficio, sino el de muchos, para que pudiéramos ser salvos, tener perdón de pecados y la vida eterna.

Que el Señor nos dé la gracia de poner en práctica este principio fundamental.

Iglesia Bíblica Bautista de San Luis Potosí

Calle Nube # 560

Garita de Jalisco

Tel. 541-5387

Para el creyente, para el hijo de Dios, existen principios que deben dirigir nuestras vidas, que van directamente en contra de nuestra manera de pensar; nos parecen ilógicos, no es como hemos sido enseñados e instruidos, por tanto es muy difícil que los aceptemos y todavía más complicado que los pongamos en práctica. Sin embargo, si de verdad deseamos la bendición de Dios, el estar bien con Él, el tener la oportunidad de edificar la vida de otros. Estos principios deben ser aplicados.

En el pasaje que anotamos en el título de este artículo, se menciona repetidas veces lo siguiente: “Ninguno busque su propio bien, sino del otro” (Vs.24) “No procurando mi propio beneficio, sino el de muchos” (Vs.33). Un cristiano nunca debe anteponer su beneficio al de los demás; lo cierto es que vivimos en una cultura, donde primeramente buscamos nuestra conveniencia, siempre buscamos tomar ventaja de las situaciones a nuestro favor; y poco o nada importa si otros salen perdiendo, o si son perjudicados, mientras a nosotros nos vaya bien, lo demás sale sobrando. Cuando la Biblia enseña que lo primero que debemos hacer es el buscar el bien de otro, no nuestro propio beneficio. Alguna vez escuché algo que creo que es muy cierto, “La vida cristiana no se trata de mí, se trata de otros”. Ahora, ya sé lo que muchos pensamos al respecto: “Es que si actúo de esa manera, la gente se va aprovechar de mí” “La gente me va a ver la cara, me van a pasar por encima y al final me voy a quedar sin nada; Mejor, mi ventaja, mi beneficio, mi provecho.” Eso es exactamente lo que el diablo, el mundo y la carne quiere que pensemos; por eso muchas veces somos egoístas, mezquinos, insensibles a las necesidades de los demás. Lo cierto es que es necesario entender, que si decidimos obedecer su Palabra y ponerla por obra, Dios promete bendecirnos; y dice la Biblia que su bendición enriquece y no añade tristeza con ella; pero claro que es más fácil decirlo que hacerlo, pero aunque cueste trabajo, aunque sea difícil, aunque nos parezca fuera de lugar, no hay mejor cosa que pudiéramos hacer que poner en práctica su bendita Palabra.

El mejor ejemplo de alguien que puso en práctica este principio fundamental, fue el Señor Jesucristo al morir por nosotros en la cruz del calvario; Él no buscó su bienestar, no buscó su provecho, su comodidad, su conveniencia. Ahora, no fue fácil para Él, ya que en Getsemaní oró al Padre y su sudor era como gotas de sangre, pero decidió sujetarse a la voluntad del Padre, y todo esto porque el Señor no pensó en Él, no buscó su propio bien, sino el del otro, no procuró su propio beneficio, sino el de muchos, para que pudiéramos ser salvos, tener perdón de pecados y la vida eterna.

Que el Señor nos dé la gracia de poner en práctica este principio fundamental.

Iglesia Bíblica Bautista de San Luis Potosí

Calle Nube # 560

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