/ domingo 19 de agosto de 2018

Hoy como ayer

Hace ya algunos ayeres que Víctor, mi nieto, me preguntó con la ingenuidad de un niño de cuatro años; Abue, ¿Dios tiene celular? Cuestionamiento que me dejó alelada, pues jamás en mi vida y mucho menos en mi niñez podría yo siquiera pensar en Dios hablando por teléfono, y eso marcó una pauta que continúa hasta el día de hoy y me hace reflexionar sobre cómo el avance tecnológico avasalló a nuestras nuevas generaciones y rebasó a las de mi edad; sin embargo, no sé si esto es para bien o mal, porque estas generaciones del futuro presente han perdido mucho de nuestra ingenuidad y conocimientos sobre cómo vivir la vida con simpleza, por lo que esta semana en mi camino al gimnasio me dedique a observar a niños y adolescentes caminando por la calle, o más bien, la mayoría caminando totalmente robotizados por no decir idiotizados, absortos en su celular, sin voltear a ver si podían cruzar o quién les pasaba caminando o si había perros o pájaros o materias fecales de los mismos mientras deambulaban, y ¡Oh sorpresa¡ al llegar al gimnasio, parecido espectáculo en algunos de los personajes que cada mañana utilizan las máquinas como robots, sin siquiera responder un saludo de buenos días,algunos embobados en sus celulares, probablemente viendo las noticias o leyendo algo sin percibir si a su lado existen personas, de esas, que como yo, aun nos gusta saludar y desear buen día y entre jadeos y sudor conversar un poco, por lo que me pregunto ¿qué o por qué nos estamos volviendo seres impersonales? o tal vez debería decir, ¿por qué nos hemos vuelto impersonales e individualistas?, ¿dónde quedó la inteligencia, la gracia, la sabiduría y la gentileza por disfrutar la vida y al prójimo como a nosotros mismos? Todo eso que da carisma a una persona, me consta que no queda nada igual en el mundo y me alegra la evolución y el cambio y aunque para los jóvenes no hay un primer periodo de hondísima angustia y desconcierto porque así están creciendo, la duda que tengo es cómo muchos padres los llevan a este estado de robotización sin percibirlo, creo que cuando éstos se den cuenta del daño, aquellos que sobrevivan sin vivir sumergidos en la robotización de un celular o la tecnología en sus diferentes formas serán quienes sepan enfrentar al mundo usando el sentido común o la lógica, por lo que espero que antes que esto suceda llegue el amanecer con un despertar que lleve a la felicidad de lo simple; no sugiero ni deseo regresar a la época donde la tecnología no nos rebasaba y todo era manual, ¡NO! lo que me encantaría es lograr el justo medio haciendo uso racional de esta tecnología y encontrar la edad correcta para iniciar su uso, ya que en el bien hacer esta la felicidad y las soluciones a una generación que puede por mucho, sobrepasar a la de sus abuelos y padres viviendo en medio de la tecnología y siendo sensibles a lo que les rodea, ya que es el único camino para recuperar el sabor de la vida y el vivir, permitiendo a los sobrevivientes a esta época experimentar el irresistible deseo de probarlo todo, de hacerlo todo, de darse gustos y evitarse disgustos para encontrarse con su verdadera realidad, aunque en esta tarea también se experimente con los sentimientos, el dolor y la felicidad y no un torrente de lágrimas al observar que personas valiosas pierden su inteligencia de la misma manera en que se ha perdido la vastedad de nuestro lenguaje, teniendo que usar Google para todo, pendientes del clima y la lluvia evitando sorpresas hasta en este terreno, desconociendo que los hechos que obligan a definirse son los que cuentan, optando por la lectura reconociendo que en la medida que nos volvemos lectores aumentamos nuestro lenguaje y nuestra visión del mundo, iluminando nuestra ignorancia para escribir con sensatez y ortografía, pues en la actualidad tanto la sensatez como la ortografía parecen ser un acto que no está al alcance de jóvenes y adultos, así que a leer nuevamente para evitar que sea el fin del mundo gramaticalmente correcto, a rezar y practicar lo espiritual para que este mundo se convierta en un mundo espiritualmente tecnológico y asertivo que nos lleve a bordar el inicio de un mejor país con personas integras y prosperas, así que mientras yo espero sus comentarios en angeldesofia@yahoo.com.mx deseándoles un feliz domingo y una bella semana, deseo que revisen su apasionamiento tecnológico no sin antes darles las gracias














Hace ya algunos ayeres que Víctor, mi nieto, me preguntó con la ingenuidad de un niño de cuatro años; Abue, ¿Dios tiene celular? Cuestionamiento que me dejó alelada, pues jamás en mi vida y mucho menos en mi niñez podría yo siquiera pensar en Dios hablando por teléfono, y eso marcó una pauta que continúa hasta el día de hoy y me hace reflexionar sobre cómo el avance tecnológico avasalló a nuestras nuevas generaciones y rebasó a las de mi edad; sin embargo, no sé si esto es para bien o mal, porque estas generaciones del futuro presente han perdido mucho de nuestra ingenuidad y conocimientos sobre cómo vivir la vida con simpleza, por lo que esta semana en mi camino al gimnasio me dedique a observar a niños y adolescentes caminando por la calle, o más bien, la mayoría caminando totalmente robotizados por no decir idiotizados, absortos en su celular, sin voltear a ver si podían cruzar o quién les pasaba caminando o si había perros o pájaros o materias fecales de los mismos mientras deambulaban, y ¡Oh sorpresa¡ al llegar al gimnasio, parecido espectáculo en algunos de los personajes que cada mañana utilizan las máquinas como robots, sin siquiera responder un saludo de buenos días,algunos embobados en sus celulares, probablemente viendo las noticias o leyendo algo sin percibir si a su lado existen personas, de esas, que como yo, aun nos gusta saludar y desear buen día y entre jadeos y sudor conversar un poco, por lo que me pregunto ¿qué o por qué nos estamos volviendo seres impersonales? o tal vez debería decir, ¿por qué nos hemos vuelto impersonales e individualistas?, ¿dónde quedó la inteligencia, la gracia, la sabiduría y la gentileza por disfrutar la vida y al prójimo como a nosotros mismos? Todo eso que da carisma a una persona, me consta que no queda nada igual en el mundo y me alegra la evolución y el cambio y aunque para los jóvenes no hay un primer periodo de hondísima angustia y desconcierto porque así están creciendo, la duda que tengo es cómo muchos padres los llevan a este estado de robotización sin percibirlo, creo que cuando éstos se den cuenta del daño, aquellos que sobrevivan sin vivir sumergidos en la robotización de un celular o la tecnología en sus diferentes formas serán quienes sepan enfrentar al mundo usando el sentido común o la lógica, por lo que espero que antes que esto suceda llegue el amanecer con un despertar que lleve a la felicidad de lo simple; no sugiero ni deseo regresar a la época donde la tecnología no nos rebasaba y todo era manual, ¡NO! lo que me encantaría es lograr el justo medio haciendo uso racional de esta tecnología y encontrar la edad correcta para iniciar su uso, ya que en el bien hacer esta la felicidad y las soluciones a una generación que puede por mucho, sobrepasar a la de sus abuelos y padres viviendo en medio de la tecnología y siendo sensibles a lo que les rodea, ya que es el único camino para recuperar el sabor de la vida y el vivir, permitiendo a los sobrevivientes a esta época experimentar el irresistible deseo de probarlo todo, de hacerlo todo, de darse gustos y evitarse disgustos para encontrarse con su verdadera realidad, aunque en esta tarea también se experimente con los sentimientos, el dolor y la felicidad y no un torrente de lágrimas al observar que personas valiosas pierden su inteligencia de la misma manera en que se ha perdido la vastedad de nuestro lenguaje, teniendo que usar Google para todo, pendientes del clima y la lluvia evitando sorpresas hasta en este terreno, desconociendo que los hechos que obligan a definirse son los que cuentan, optando por la lectura reconociendo que en la medida que nos volvemos lectores aumentamos nuestro lenguaje y nuestra visión del mundo, iluminando nuestra ignorancia para escribir con sensatez y ortografía, pues en la actualidad tanto la sensatez como la ortografía parecen ser un acto que no está al alcance de jóvenes y adultos, así que a leer nuevamente para evitar que sea el fin del mundo gramaticalmente correcto, a rezar y practicar lo espiritual para que este mundo se convierta en un mundo espiritualmente tecnológico y asertivo que nos lleve a bordar el inicio de un mejor país con personas integras y prosperas, así que mientras yo espero sus comentarios en angeldesofia@yahoo.com.mx deseándoles un feliz domingo y una bella semana, deseo que revisen su apasionamiento tecnológico no sin antes darles las gracias