/ domingo 12 de abril de 2020

Hay que volver a soñar

En medio de la crisis, algo bueno ha de venir. Ya que ” No hay mal, que por bien no venga”. Y ante ésta situación, volveremos a soñar.

Porque también vivimos de sueños; y sobretodo, de esperanzas. Y lo mejor, siempre está por llegar.

Pero tal parece, que la tecnología avanzada nos había robado las ganas de soñar. Porque la técnica, casi todo lo resuelve de manera instantánea; pero hay situaciones, que no se solucionan inmediatamente.

Hay problemas, que ocupan tiempo para una mejor respuesta. Y en ésto, la técnica no nos puede ayudar. Porque para eso, se necesita espera, y hay que invertir en tiempo.

Y mientras llega lo anhelado, no hay que desperdiciar nuestros días. Porque el tiempo, es algo muy preciado. Por eso, hay que gozar con la espera. Porque la esperanza es alimento del alma; sobretodo, porque esta vida está sujeta al tiempo.

Pero, es bueno aclarar, que esperar no es tolerar; ni soportar el mal tiempo; porque eso, nos va a llevar a la desesperación. Y ya lo dijo San Pablo: la paciencia todo lo alcanza.

Esperar, es transformar el presente con lo que ha de venir; esperar, es también soñar.

Pero, los sueños se habían agotado, y las ilusiones estaban apagadas; vivíamos de realidades, y habíamos olvidado vivir de la esperanzas. Y en la escasez, los sueños son más dulces.

Porque la vida, no solo se alimenta de realidades; también se nutre de esperanzas.

Las realidades duran poco, los sueños toda la vida. Y éstos, son el motor de la existencia.

La esperanza, es el gozo que endulza la existencia; y nos motiva a seguir viviendo.

Por eso, hay que estar en pie de lucha; con actitud de espera. Ahora, es tiempo de pedir lo más indispensable: FE, ESPERANZA Y AMOR.

“Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino”( Spe Salvo, Benedicto XVI).

Por tanto, vive con la certeza de llegar a la meta. Y que ésta, sea tu motivo de lucha.

En medio de la crisis, algo bueno ha de venir. Ya que ” No hay mal, que por bien no venga”. Y ante ésta situación, volveremos a soñar.

Porque también vivimos de sueños; y sobretodo, de esperanzas. Y lo mejor, siempre está por llegar.

Pero tal parece, que la tecnología avanzada nos había robado las ganas de soñar. Porque la técnica, casi todo lo resuelve de manera instantánea; pero hay situaciones, que no se solucionan inmediatamente.

Hay problemas, que ocupan tiempo para una mejor respuesta. Y en ésto, la técnica no nos puede ayudar. Porque para eso, se necesita espera, y hay que invertir en tiempo.

Y mientras llega lo anhelado, no hay que desperdiciar nuestros días. Porque el tiempo, es algo muy preciado. Por eso, hay que gozar con la espera. Porque la esperanza es alimento del alma; sobretodo, porque esta vida está sujeta al tiempo.

Pero, es bueno aclarar, que esperar no es tolerar; ni soportar el mal tiempo; porque eso, nos va a llevar a la desesperación. Y ya lo dijo San Pablo: la paciencia todo lo alcanza.

Esperar, es transformar el presente con lo que ha de venir; esperar, es también soñar.

Pero, los sueños se habían agotado, y las ilusiones estaban apagadas; vivíamos de realidades, y habíamos olvidado vivir de la esperanzas. Y en la escasez, los sueños son más dulces.

Porque la vida, no solo se alimenta de realidades; también se nutre de esperanzas.

Las realidades duran poco, los sueños toda la vida. Y éstos, son el motor de la existencia.

La esperanza, es el gozo que endulza la existencia; y nos motiva a seguir viviendo.

Por eso, hay que estar en pie de lucha; con actitud de espera. Ahora, es tiempo de pedir lo más indispensable: FE, ESPERANZA Y AMOR.

“Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino”( Spe Salvo, Benedicto XVI).

Por tanto, vive con la certeza de llegar a la meta. Y que ésta, sea tu motivo de lucha.