/ domingo 29 de noviembre de 2020

¡Gracias!


En el mundo estamos viviendo una pandemia mucho más contagiosa que la pandemia del COVID, pandemia que se propaga a través de los medios de comunicación personales, nacionales e internacionales sin permitir a nuestra mente estar en silencio y recuperar la calma.

Pandemia llamada estrés, estrés causado por exceso de información, cuya única cura se logra alejándonos de tanta información falsa y verdadera, pues de que el coronavirus existe es verdad absoluta, que mata más gente que la diabetes es verdad y que la vacuna viene en “fast track” es real tan real como que va a funcionar y remediar esta locura que vivimos. Que nuestro país carece de determinaciones adecuadas para tomar decisiones asertivas a nivel superior, ni duda cabe, la vacuna para esta pandemia de ignorancia, arrogancia e incompetencia es nuestro voto en 2021 para lograr equidad en las cámaras, sabiendo que no hay mal que dure cien años, ni enfermo que la resista. El camino a seguir se encuentra en nosotros mismos aprendiendo a filtrar el miedo que nos lleva al estrés para terminar mitos y falsedades con pensamientos de gratitud y amor real, en nuestro diario caminar, gratitud es la clave para componer nuestro mundo y la palabra mágica gracias, permite mejorar nuestro entorno personal y social, gracias es la palabra que aprendemos en casa desde niños, la repetimos como algo aprendido sin saber que es mágica y funciona como Mantra de agradecimiento. En México no existe el ¨Thanksgiving¨ Día para agradecer lo vivido y recibido desde generaciones pasadas, día para la familia y verdaderos amigos día, para dar GRACIAS porque a pesar del Covid y su proceso devastador estamos vivos, sanos, experimentando emociones complicadas en este año, frustración, aflicción, dolor ante la partida de amigos y familia, rabia porque algunos de los sobrevivientes viven desagradables secuelas de la enfermedad hasta experimentar resignación y aceptación. Olvidamos agradecer el que cada día amanecemos, no comprendemos que esta pandemia tiene un mensaje para cada uno y es, aprender el proceso de nuestra propia sanación, no habrá servido haberla vivido si no aprendemos de ella, lo que no se aprende se repite, por eso tomemos la mano de quien tenemos, en persona o virtualmente, para sanarnos como humanidad en lo emocional, espiritual y social. Hemos visto que en las campañas contra la violencia de género y la violencia femenina también se cae en la violencia de la difamación, algunas mujeres tienen un largo proceso de aprendizaje por caminar y con el menor desacato exhiben a sus exparejas profiriendo falsedades no vividas para justificar sus propios desaciertos e incongruencias, sin medir repercusiones en la mente de sus hijos y familiares, mentes que no pueden aprender a vivir en el silencio necesario para sanar el enojo, ira y odio creado al contaminar su ambiente con resentimientos personales, sin permitirles recuperarse de las consecuencias de un divorcio, prefiriendo envenenarles con enojos en lugar de alimentarles gratitud y amor que los lleve a cultivar emociones positivas de agradecimiento y armonía, emociones saludables de empatía, compasión, ecuanimidad y amor incondicional hacia el mundo en que viven. Personas que desde antes y a pesar de esta pandemia han aprendido poco o nada, desdeñando que son nuestros pensamientos quienes producen las emociones que vivimos y sentimos, ya que somos energía que nos hace vibrar creando nuestra mente situaciones deseadas o no, atrayendo lo que viven y repiten. ¿Qué sucedería en este mundo? si en lugar de verter veneno al hablar o escribir para comunicarnos, vertiésemos amor con la palabra gracias.

Mail: angeldesofia@yahoo.com.mx


En el mundo estamos viviendo una pandemia mucho más contagiosa que la pandemia del COVID, pandemia que se propaga a través de los medios de comunicación personales, nacionales e internacionales sin permitir a nuestra mente estar en silencio y recuperar la calma.

Pandemia llamada estrés, estrés causado por exceso de información, cuya única cura se logra alejándonos de tanta información falsa y verdadera, pues de que el coronavirus existe es verdad absoluta, que mata más gente que la diabetes es verdad y que la vacuna viene en “fast track” es real tan real como que va a funcionar y remediar esta locura que vivimos. Que nuestro país carece de determinaciones adecuadas para tomar decisiones asertivas a nivel superior, ni duda cabe, la vacuna para esta pandemia de ignorancia, arrogancia e incompetencia es nuestro voto en 2021 para lograr equidad en las cámaras, sabiendo que no hay mal que dure cien años, ni enfermo que la resista. El camino a seguir se encuentra en nosotros mismos aprendiendo a filtrar el miedo que nos lleva al estrés para terminar mitos y falsedades con pensamientos de gratitud y amor real, en nuestro diario caminar, gratitud es la clave para componer nuestro mundo y la palabra mágica gracias, permite mejorar nuestro entorno personal y social, gracias es la palabra que aprendemos en casa desde niños, la repetimos como algo aprendido sin saber que es mágica y funciona como Mantra de agradecimiento. En México no existe el ¨Thanksgiving¨ Día para agradecer lo vivido y recibido desde generaciones pasadas, día para la familia y verdaderos amigos día, para dar GRACIAS porque a pesar del Covid y su proceso devastador estamos vivos, sanos, experimentando emociones complicadas en este año, frustración, aflicción, dolor ante la partida de amigos y familia, rabia porque algunos de los sobrevivientes viven desagradables secuelas de la enfermedad hasta experimentar resignación y aceptación. Olvidamos agradecer el que cada día amanecemos, no comprendemos que esta pandemia tiene un mensaje para cada uno y es, aprender el proceso de nuestra propia sanación, no habrá servido haberla vivido si no aprendemos de ella, lo que no se aprende se repite, por eso tomemos la mano de quien tenemos, en persona o virtualmente, para sanarnos como humanidad en lo emocional, espiritual y social. Hemos visto que en las campañas contra la violencia de género y la violencia femenina también se cae en la violencia de la difamación, algunas mujeres tienen un largo proceso de aprendizaje por caminar y con el menor desacato exhiben a sus exparejas profiriendo falsedades no vividas para justificar sus propios desaciertos e incongruencias, sin medir repercusiones en la mente de sus hijos y familiares, mentes que no pueden aprender a vivir en el silencio necesario para sanar el enojo, ira y odio creado al contaminar su ambiente con resentimientos personales, sin permitirles recuperarse de las consecuencias de un divorcio, prefiriendo envenenarles con enojos en lugar de alimentarles gratitud y amor que los lleve a cultivar emociones positivas de agradecimiento y armonía, emociones saludables de empatía, compasión, ecuanimidad y amor incondicional hacia el mundo en que viven. Personas que desde antes y a pesar de esta pandemia han aprendido poco o nada, desdeñando que son nuestros pensamientos quienes producen las emociones que vivimos y sentimos, ya que somos energía que nos hace vibrar creando nuestra mente situaciones deseadas o no, atrayendo lo que viven y repiten. ¿Qué sucedería en este mundo? si en lugar de verter veneno al hablar o escribir para comunicarnos, vertiésemos amor con la palabra gracias.

Mail: angeldesofia@yahoo.com.mx