/ miércoles 20 de julio de 2022

¡Eureka! | La complejidad de la vida

Nuestro gran Edgar Morin llega a los 101 años, en excelentes condiciones, tal vez porque él ha comprendido plenamente la vida, la ha entendido, la ha reconfigurado y la ha vivido. Cuando escuchamos este nombre, del filósofo y sociólogo, nos viene a la mente el tema de la complejidad y el como resolverla.

En medio de la pandemia del Covid-19, la cual no terminará en lo inmediato, debemos de comprender más la existencia, con un pensamiento complejo, fundamentado por Edgar Morin. De manera personal no lo conozco, ojalá me alcance la vida para ello, él seguro estará más tiempo con nosotros.

La teoría de la complejidad se refiere a una concepción o concepto de pluralidad de intervención de principios y elementos. La complejidad busca integrar los extremos de la realidad para romper con la polarización y con el único objetivo de ubicar una mejor y mayor sustentabilidad humana.

Nuestro Edgar Morin dice que educar para comprender las matemáticas o cualquier disciplina es una cosa, educar para la comprensión humana es otra; él afirma que ahí se encuentra justamente la misión espiritual de la educación: enseñar la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad. Ojalá un día lleguemos a ello.

Tanto en la educación institucionalizada desarrollada en las escuelas, como en la casa o con los amigos; Edgar Morin establece los siete saberes: el primero las cegueras del conocimiento; la educación debe conocer las características plurales del ser humano y permitir el error, así como la ilusión en la generación del conocimiento. El acierto como el error siempre están presentes.

El segundo saber es conocer lo pertinente, contextualizado e integrado; para él debemos de dejar las parcialidades y los trozos estudiados, debemos integrarlos en un todo. Habla en su tercer punto de ubicar al ser humano en su dimensiones: física, biológica, psíquica, cultural, social e histórica, entre otras.

Su cuarto saber lo ha relacionado con la sustentabilidad ecológica, una identidad terrenal para reconocer la crisis del planeta. En el siguiente saber muy importante Edgar dice: “hay que aprender a enfrentar la incertidumbre puesto que vivimos una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde todo está ligado.”

En el sexto, establece la comprensión como medio y fin de la comunicación, para mirar y asentir a la realidad del otro y finalmente, en el séptimo, la ética del género humano; todavía existe: una ética personal, social y terrenal, desde la infancia hasta la edad adulta.

Finlamente sigámonos cuidando y evitemos contagiarnos del Covid-19. Espero su comunicación al correo lizyuaslp@gmail.com; Instagram: @lizynavarrozamora; Twitter: @LizyNavarro; Facebook: Lizy Navarro.

Nuestro gran Edgar Morin llega a los 101 años, en excelentes condiciones, tal vez porque él ha comprendido plenamente la vida, la ha entendido, la ha reconfigurado y la ha vivido. Cuando escuchamos este nombre, del filósofo y sociólogo, nos viene a la mente el tema de la complejidad y el como resolverla.

En medio de la pandemia del Covid-19, la cual no terminará en lo inmediato, debemos de comprender más la existencia, con un pensamiento complejo, fundamentado por Edgar Morin. De manera personal no lo conozco, ojalá me alcance la vida para ello, él seguro estará más tiempo con nosotros.

La teoría de la complejidad se refiere a una concepción o concepto de pluralidad de intervención de principios y elementos. La complejidad busca integrar los extremos de la realidad para romper con la polarización y con el único objetivo de ubicar una mejor y mayor sustentabilidad humana.

Nuestro Edgar Morin dice que educar para comprender las matemáticas o cualquier disciplina es una cosa, educar para la comprensión humana es otra; él afirma que ahí se encuentra justamente la misión espiritual de la educación: enseñar la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad. Ojalá un día lleguemos a ello.

Tanto en la educación institucionalizada desarrollada en las escuelas, como en la casa o con los amigos; Edgar Morin establece los siete saberes: el primero las cegueras del conocimiento; la educación debe conocer las características plurales del ser humano y permitir el error, así como la ilusión en la generación del conocimiento. El acierto como el error siempre están presentes.

El segundo saber es conocer lo pertinente, contextualizado e integrado; para él debemos de dejar las parcialidades y los trozos estudiados, debemos integrarlos en un todo. Habla en su tercer punto de ubicar al ser humano en su dimensiones: física, biológica, psíquica, cultural, social e histórica, entre otras.

Su cuarto saber lo ha relacionado con la sustentabilidad ecológica, una identidad terrenal para reconocer la crisis del planeta. En el siguiente saber muy importante Edgar dice: “hay que aprender a enfrentar la incertidumbre puesto que vivimos una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde todo está ligado.”

En el sexto, establece la comprensión como medio y fin de la comunicación, para mirar y asentir a la realidad del otro y finalmente, en el séptimo, la ética del género humano; todavía existe: una ética personal, social y terrenal, desde la infancia hasta la edad adulta.

Finlamente sigámonos cuidando y evitemos contagiarnos del Covid-19. Espero su comunicación al correo lizyuaslp@gmail.com; Instagram: @lizynavarrozamora; Twitter: @LizyNavarro; Facebook: Lizy Navarro.