/ miércoles 4 de noviembre de 2020

¡Eureka!

Reconstruirnos en el Covid 19… pensamientos filosóficos prácticos

En Argentina, en la comunidad académica universitaria, compartieron un texto muy interesante sobre la perspectiva filosófica en torno a la pandemia Covid-19. Cierto, todos hemos vivido las consecuencias, de seguro también todos hemos pensado y reflexionado sobre sus efectos en las diferentes esferas públicas y privadas.

Como nos recomiendan los filósofos, es necesario mirar más allá, buscar sentidos, conexiones y perspectivas emergentes.

Haré referencia en este espacio sobre algunas de las reflexiones, el filósofo esloveno Slavoj Zizek considera que el coronavirus detonó las epidemias que estaban latentes en nuestra sociedad, como la explotación, el racismo y las diversas formas de ideología, sobre todo en medio del capitalismo y de las contradicciones de este sistema.

En este mismo sentido, el surcoreano Byung Chul Ha negó que el coronavirus haya significado un golpe mortal al capitalismo, para él hubo un reforzamiento en sus dimensiones totalitarias, afirma que este virus nos aísla y nos individualiza, lo cual nos aleja de los vínculos sociales y colectivos fuertes. El efecto de la pandemia se nota en el refuerzo de las desigualdades y en los sesgos más negativos del sistema, con la complicidad de innovadores procedimientos tecnológicos.

La filósofa Judith Butler también ha puesto énfasis sobre las sociedades neoliberales y sus sistemas de salud, sobre la privatización y la muerte y la privatización de la supervivencia.

En su caso, el argentino Nicolás Lavagnino, mencionó la dimensión del problema de excepción, en aras de la salud pública se está violando la privacidad del ciudadano, utilizando, en muchos momentos, la información para otros fines, información que se pide desde objetivos cortos. Algo que tiene historia en las dictaduras de América Latina.

Lavagnino reitera algo que muchos nos hemos planteado, las preguntas existensialista de ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe esperar?, expresa que radicalizamos un estilo de vida y hoy ante la incertidumbre se produce una angustia. A lo cual él nos invita que ante la crisis se presenta una oportunidad para redefinir orientaciones hacia el futuro, un horizonte, la búsqueda del sentido, repensarnos criticamente.

Nos recomienda plantearnos las siguientes preguntas: ¿qué valoramos y dejamos de valorar?, ¿qué pensamos sobre nostros mismos y nuestro presente tambaleante?, ¿qué futuro y qué sociedad queremos construir a partir del presente?

Por ello nos recomienda: “Creo que cualquier sentido de lo colectivo y de lo individual, cualquier orientación para lo público y cualquier regeneración de lo más íntimo y personal, tendrá que recostarse en este impreciso bamboleo entre la apropiación retrospectiva de los sedimentos culturales que lleguen hasta nosotros, y la clara conciencia de que algo totalmente otro nos está impactando como un efecto de irradiación desde este presente hacia un futuro plagado de innumerables noches de insomnio.

Lo más sencillo es querer regresar a marzo del 2020, eso no pasará.

Es mejor que como adulto, joven o niño, desde la perspectiva de cada edad, se piense sobre el presente y el futuro, desde lo individual y lo colectivo, desde la política hasta la economía, debemos reconstruirlas.

Ojalá me escriba a lizyuaslp@gmail.com.



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Reconstruirnos en el Covid 19… pensamientos filosóficos prácticos

En Argentina, en la comunidad académica universitaria, compartieron un texto muy interesante sobre la perspectiva filosófica en torno a la pandemia Covid-19. Cierto, todos hemos vivido las consecuencias, de seguro también todos hemos pensado y reflexionado sobre sus efectos en las diferentes esferas públicas y privadas.

Como nos recomiendan los filósofos, es necesario mirar más allá, buscar sentidos, conexiones y perspectivas emergentes.

Haré referencia en este espacio sobre algunas de las reflexiones, el filósofo esloveno Slavoj Zizek considera que el coronavirus detonó las epidemias que estaban latentes en nuestra sociedad, como la explotación, el racismo y las diversas formas de ideología, sobre todo en medio del capitalismo y de las contradicciones de este sistema.

En este mismo sentido, el surcoreano Byung Chul Ha negó que el coronavirus haya significado un golpe mortal al capitalismo, para él hubo un reforzamiento en sus dimensiones totalitarias, afirma que este virus nos aísla y nos individualiza, lo cual nos aleja de los vínculos sociales y colectivos fuertes. El efecto de la pandemia se nota en el refuerzo de las desigualdades y en los sesgos más negativos del sistema, con la complicidad de innovadores procedimientos tecnológicos.

La filósofa Judith Butler también ha puesto énfasis sobre las sociedades neoliberales y sus sistemas de salud, sobre la privatización y la muerte y la privatización de la supervivencia.

En su caso, el argentino Nicolás Lavagnino, mencionó la dimensión del problema de excepción, en aras de la salud pública se está violando la privacidad del ciudadano, utilizando, en muchos momentos, la información para otros fines, información que se pide desde objetivos cortos. Algo que tiene historia en las dictaduras de América Latina.

Lavagnino reitera algo que muchos nos hemos planteado, las preguntas existensialista de ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe esperar?, expresa que radicalizamos un estilo de vida y hoy ante la incertidumbre se produce una angustia. A lo cual él nos invita que ante la crisis se presenta una oportunidad para redefinir orientaciones hacia el futuro, un horizonte, la búsqueda del sentido, repensarnos criticamente.

Nos recomienda plantearnos las siguientes preguntas: ¿qué valoramos y dejamos de valorar?, ¿qué pensamos sobre nostros mismos y nuestro presente tambaleante?, ¿qué futuro y qué sociedad queremos construir a partir del presente?

Por ello nos recomienda: “Creo que cualquier sentido de lo colectivo y de lo individual, cualquier orientación para lo público y cualquier regeneración de lo más íntimo y personal, tendrá que recostarse en este impreciso bamboleo entre la apropiación retrospectiva de los sedimentos culturales que lleguen hasta nosotros, y la clara conciencia de que algo totalmente otro nos está impactando como un efecto de irradiación desde este presente hacia un futuro plagado de innumerables noches de insomnio.

Lo más sencillo es querer regresar a marzo del 2020, eso no pasará.

Es mejor que como adulto, joven o niño, desde la perspectiva de cada edad, se piense sobre el presente y el futuro, desde lo individual y lo colectivo, desde la política hasta la economía, debemos reconstruirlas.

Ojalá me escriba a lizyuaslp@gmail.com.



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