/ lunes 20 de mayo de 2019

Espacio de Reflexión

El cómplice del delito de corrupción es frecuentemente nuestra propia indiferencia.

Bess Meyerson.

Cuando llega a nosotros la noticia de cualquier evento de la delincuencia, parece que jamás nos pasaría a nosotros y, dejamos que pase, hasta que nos toca la desgracia, quisiéramos que todos nos escucharan.

La indiferencia sigue siendo el aliado más poderoso de la violencia y desde luego para los delincuentes.

La desconfianza se ha apoderado de la personas que vivimos en Mexico. Antaño el cumplimiento de la palabra en compromisos pactados era cuestión de honor y por ella, se podía perder la vida misma. Hoy ni siquiera con la obligación de la ley, en ocaciones puede hacerse cumplir la obligación reclamada.

Últimamente en razón de lo que todos somos responsables, se ha iniciado campañas de prevención. Mirando que las instituciones, por más que queramos recuperarlas, están rebasadas; no nos alcanza para hacer valer el orden, la paz y disciplina con la que se debería vivir en un entorno gregario.

La seguridad de las personas y su patrimonio, se han convertido en toda la Republica Mexicana, en la principal preocupación de los ciudadanos. En los últimos los años la incidencia de los delitos del fuero federal y común, han aumentado, desde las colonias hasta los estados, dejando hogares con dolor y pérdidas enormes.

Los desatinos con los que se atiende a la población por medio de las instituciones, no alcanza para darnos la convivencia necesariamente pacífica, por ello, aumentan con rapidez los actos de hacerse justicia por individualidad propia o, colectiva. Igualmente las personas que nos relacionamos en un espacio determinado, por más cercano que sea, nos hemos separado, dando lugar a que nos lastimen.

La prevención, debe ser un aliado en nuestras vidas que, aún cuando resultemos conocidos, puede ayudar a que las personas ahorren problemas entre ellas pero, fundamentalmente, para que los que se dedican a la delincuencia, o nos lastimen.

Cada día la violencia aumenta para hacerse de lo ajeno. Tortura, extorcion, engaños, secuestros, robos, muerte. Así, se nos ha lastimado en todo el Pais. Por ello la importancia de prevenir, de adelantarnos a la delincuencia y, de no distraernos en el andar cotidianos.

Desde luego es importante la recuperación del respeto a las autoridades y, para ello, tendremos que trabajar juntos, conociendo a quienes se encargan del orden ciudadano en los diferentes ámbitos. Verlos a la cara, anotar nombres.

La prevención, realizada de la mejor manera que las personas quieran hacerla, se convierte hoy, en la mejor arma en contra de la violencia y los delincuentes dedicados a toda la serie de atracos que impunemente, realizan muchos de ellos.

En los cambios de estrategia y de nombres de programas, jamás se encontrará resultados ni en el largo plazo, mucho menos en el corto. Todo cuanto se realice en favor de querer reducir la violencia y atajar caminos a los delincuentes, tendría que hacerse en coordinación de las corporaciones policiacas, en dignificar a ellos y, ellas, trabajando de policías, excluyendo a los malos elementos pero, igualmente, excluyendo a los malos elementos de la sociedad civil.

El reencuentro y, la reconciliación de la sociedad, tendrían que dar por resultado la refundación de nuestra sociedad mexicana.

La reacción ante los delitos, jamas se terminará, pues estriamos queriendo componer los sucedido, en el lugar de prevenirlo. La inteligencia tiene que estar a nuestro servicio y, no a favor de los delincuentes.

@jaimechalita

El cómplice del delito de corrupción es frecuentemente nuestra propia indiferencia.

Bess Meyerson.

Cuando llega a nosotros la noticia de cualquier evento de la delincuencia, parece que jamás nos pasaría a nosotros y, dejamos que pase, hasta que nos toca la desgracia, quisiéramos que todos nos escucharan.

La indiferencia sigue siendo el aliado más poderoso de la violencia y desde luego para los delincuentes.

La desconfianza se ha apoderado de la personas que vivimos en Mexico. Antaño el cumplimiento de la palabra en compromisos pactados era cuestión de honor y por ella, se podía perder la vida misma. Hoy ni siquiera con la obligación de la ley, en ocaciones puede hacerse cumplir la obligación reclamada.

Últimamente en razón de lo que todos somos responsables, se ha iniciado campañas de prevención. Mirando que las instituciones, por más que queramos recuperarlas, están rebasadas; no nos alcanza para hacer valer el orden, la paz y disciplina con la que se debería vivir en un entorno gregario.

La seguridad de las personas y su patrimonio, se han convertido en toda la Republica Mexicana, en la principal preocupación de los ciudadanos. En los últimos los años la incidencia de los delitos del fuero federal y común, han aumentado, desde las colonias hasta los estados, dejando hogares con dolor y pérdidas enormes.

Los desatinos con los que se atiende a la población por medio de las instituciones, no alcanza para darnos la convivencia necesariamente pacífica, por ello, aumentan con rapidez los actos de hacerse justicia por individualidad propia o, colectiva. Igualmente las personas que nos relacionamos en un espacio determinado, por más cercano que sea, nos hemos separado, dando lugar a que nos lastimen.

La prevención, debe ser un aliado en nuestras vidas que, aún cuando resultemos conocidos, puede ayudar a que las personas ahorren problemas entre ellas pero, fundamentalmente, para que los que se dedican a la delincuencia, o nos lastimen.

Cada día la violencia aumenta para hacerse de lo ajeno. Tortura, extorcion, engaños, secuestros, robos, muerte. Así, se nos ha lastimado en todo el Pais. Por ello la importancia de prevenir, de adelantarnos a la delincuencia y, de no distraernos en el andar cotidianos.

Desde luego es importante la recuperación del respeto a las autoridades y, para ello, tendremos que trabajar juntos, conociendo a quienes se encargan del orden ciudadano en los diferentes ámbitos. Verlos a la cara, anotar nombres.

La prevención, realizada de la mejor manera que las personas quieran hacerla, se convierte hoy, en la mejor arma en contra de la violencia y los delincuentes dedicados a toda la serie de atracos que impunemente, realizan muchos de ellos.

En los cambios de estrategia y de nombres de programas, jamás se encontrará resultados ni en el largo plazo, mucho menos en el corto. Todo cuanto se realice en favor de querer reducir la violencia y atajar caminos a los delincuentes, tendría que hacerse en coordinación de las corporaciones policiacas, en dignificar a ellos y, ellas, trabajando de policías, excluyendo a los malos elementos pero, igualmente, excluyendo a los malos elementos de la sociedad civil.

El reencuentro y, la reconciliación de la sociedad, tendrían que dar por resultado la refundación de nuestra sociedad mexicana.

La reacción ante los delitos, jamas se terminará, pues estriamos queriendo componer los sucedido, en el lugar de prevenirlo. La inteligencia tiene que estar a nuestro servicio y, no a favor de los delincuentes.

@jaimechalita

ÚLTIMASCOLUMNAS