/ domingo 17 de marzo de 2019

Espacio de reflexión

La honestidad es un regalo muy caro.

No lo esperes de gente barata.

Warren Buffett.

La sociedad mexicana está en una lucha abierta a favor de la honestidad, cuando menos así, lo manifestamos todo el tiempo que se nos presenta la oportunidad y en contra de lo tan mencionado todos los días, como es la corrupción y la impunidad, sumados, ahora, a la violencia que vivimos en forma cotidiana y, parece que no existe forma de construir acciones conjuntas socialmente hablando, para detener semejante dolor.

La capacidad de las personas, aún sin quererlo, para que el nivel de indignación, no se pierda, hoy es palpable que va en declive; lo que antaño nos unía en una postura frontal en contra factores negativos, rechazándolos en forma tajante, y ahora, los diversos elementos que, casi están triunfando, evolucionado sin precedente, nos tienen apartados y en niveles que parecen incontrolables, para casi triunfar y descomponer el articulado social, aparecen como una realidad consumada.

Las promesas mentirosas ya no sólo de campañas políticas, se han convertido en una constante cada día de nuestras vidas en conjunto, dando paso para convertirse en reclamos cotidianos de diferentes sectores sociales, para tener una convivencia en paz pero que, no termina por llegar para ser realidad. La confianza solicitada, una vez concedida, no encuentra límites en abusos y traiciones. La manipulación de lo público, de lo que nos pertenece a todos, pierde se finalidad en el abuso de unos cuantos, según conveniencias e intereses, nos sigue sacrificando.

El escándalo en el comportamiento del servicio público, no termina y en espacial de nuestro Congreso en esta legislatura, no da tregua. Los órganos internos de control, la falta de profesionalismo, no de ahora, de siempre, son de verdad una vergüenza. Por instancias, ¿porque contratar a un vigilante, para luego tener otro que vigile al anterior? aumentando la carga de operación burocrática. Gran error que no deberían existir. Jurados que son, como cualquier servidor público, lo congresistas y habiendo prometido honestidad, cumpliendo y haciendo cumplir la ley y, no ser corruptos, parece que nunca se cumplirá.

El pleito entre las diferentes facciones representadas ahí, me refiero a esta legislatura, no termina y nos cuesta mucho. De por sí, que exista una Oficialía Mayor, y una Contraloria de Estado, cubiertas por personas elegidas por ellos, de entrada tendría que haber claridad en los perfiles y, en la rendición de cuantas: no la hay, de tal manera que en su responsabilidad, son cómplices de su mismas desiciones.

Las ansías por el dinero y el poder público, van provocando desconfianza y envidias, se convierte en algo así como, "querer ser más que los demás" entre muchos de los servidores públicos y en espacial, para los congresistas y desde luego la competencia inmoral, falta de ética y, fuera de la ley, se hace realidad.

Seguir creciendo la agencia de empleos, que es en lo que se ha convertido todo el sector público, es un grave error, dinero público que debería estar al servicio de la comunidad y, no lo está, nos ha generado una cantidad enorme de problemas y rezagos incalculables. Seguridad, movilidad, combate a la pobreza, a la impunidad y corrupción, retraso en educación y habitación, capacitación, calidad de vida. En fin mucho es lo que hemos arrastrado y aún sigue sin poderse resolver.

Nuestros problemas, solo serán resueltos en la medida de la honradez, ética en la práctica y desde luego cumplimiento de la ley pero, con un esquema de igualdad. Nadie puede quedarse fuera de hacer las cosas bien. En este tema estamos todos incluidos, autoridades, desde el más alto rango, hasta cualquier persona de la sociedad civil.

México no es de un sector, es de todos y así deberíamos de responder.

@jaimechalita

La honestidad es un regalo muy caro.

No lo esperes de gente barata.

Warren Buffett.

La sociedad mexicana está en una lucha abierta a favor de la honestidad, cuando menos así, lo manifestamos todo el tiempo que se nos presenta la oportunidad y en contra de lo tan mencionado todos los días, como es la corrupción y la impunidad, sumados, ahora, a la violencia que vivimos en forma cotidiana y, parece que no existe forma de construir acciones conjuntas socialmente hablando, para detener semejante dolor.

La capacidad de las personas, aún sin quererlo, para que el nivel de indignación, no se pierda, hoy es palpable que va en declive; lo que antaño nos unía en una postura frontal en contra factores negativos, rechazándolos en forma tajante, y ahora, los diversos elementos que, casi están triunfando, evolucionado sin precedente, nos tienen apartados y en niveles que parecen incontrolables, para casi triunfar y descomponer el articulado social, aparecen como una realidad consumada.

Las promesas mentirosas ya no sólo de campañas políticas, se han convertido en una constante cada día de nuestras vidas en conjunto, dando paso para convertirse en reclamos cotidianos de diferentes sectores sociales, para tener una convivencia en paz pero que, no termina por llegar para ser realidad. La confianza solicitada, una vez concedida, no encuentra límites en abusos y traiciones. La manipulación de lo público, de lo que nos pertenece a todos, pierde se finalidad en el abuso de unos cuantos, según conveniencias e intereses, nos sigue sacrificando.

El escándalo en el comportamiento del servicio público, no termina y en espacial de nuestro Congreso en esta legislatura, no da tregua. Los órganos internos de control, la falta de profesionalismo, no de ahora, de siempre, son de verdad una vergüenza. Por instancias, ¿porque contratar a un vigilante, para luego tener otro que vigile al anterior? aumentando la carga de operación burocrática. Gran error que no deberían existir. Jurados que son, como cualquier servidor público, lo congresistas y habiendo prometido honestidad, cumpliendo y haciendo cumplir la ley y, no ser corruptos, parece que nunca se cumplirá.

El pleito entre las diferentes facciones representadas ahí, me refiero a esta legislatura, no termina y nos cuesta mucho. De por sí, que exista una Oficialía Mayor, y una Contraloria de Estado, cubiertas por personas elegidas por ellos, de entrada tendría que haber claridad en los perfiles y, en la rendición de cuantas: no la hay, de tal manera que en su responsabilidad, son cómplices de su mismas desiciones.

Las ansías por el dinero y el poder público, van provocando desconfianza y envidias, se convierte en algo así como, "querer ser más que los demás" entre muchos de los servidores públicos y en espacial, para los congresistas y desde luego la competencia inmoral, falta de ética y, fuera de la ley, se hace realidad.

Seguir creciendo la agencia de empleos, que es en lo que se ha convertido todo el sector público, es un grave error, dinero público que debería estar al servicio de la comunidad y, no lo está, nos ha generado una cantidad enorme de problemas y rezagos incalculables. Seguridad, movilidad, combate a la pobreza, a la impunidad y corrupción, retraso en educación y habitación, capacitación, calidad de vida. En fin mucho es lo que hemos arrastrado y aún sigue sin poderse resolver.

Nuestros problemas, solo serán resueltos en la medida de la honradez, ética en la práctica y desde luego cumplimiento de la ley pero, con un esquema de igualdad. Nadie puede quedarse fuera de hacer las cosas bien. En este tema estamos todos incluidos, autoridades, desde el más alto rango, hasta cualquier persona de la sociedad civil.

México no es de un sector, es de todos y así deberíamos de responder.

@jaimechalita

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