/ lunes 8 de noviembre de 2021

Es muy necesario, el dar amor

Amar, es una necesidad fundamental. Pero esto, parece que el hombre no ha acabado de entenderlo. Porque muchos prefieren organizar su vida, sin considerar la experiencia de dar amor.

Y el amor, es una fuerza que puede cambiar lo inamovible; ya que el amor, hace cosas increíbles, es decir, hace milagros.

Por desgracia, nos pasamos la vida, buscando quien nos ame, y nos olvidamos de dar amor. Y bien sabemos, que nunca vamos a estar completos, mientras solo busquemos que nos amén, y poco nos ocupemos en amar.

Tal vez, seriamos más felices, si dejáramos de sufrir, por no ser amados, y nos ocupáramos en vivir amando.

Pero, como no sabemos amar, para que seamos dichosos, Dios nos ha dado un mandato: que amemos a Dios con toda el alma, y al prójimo, como nos amamos a nosotros mismos.

El amor más grande, es el que le debemos a Dios; no porque Dios necesite de nuestro amor, sino porque nosotros necesitamos amar.

El hombre no va a vivir en paz, ni estará dichoso, mientras no diga: ¡Te amo! Es decir, mientras no viva amando.

Y si le damos a Dios, todo el corazón, el alma y las fuerzas del amor, en Él, encontraremos la dicha de ser amados, y el gozo de vivir amando.

Si el amar, no fuera algo indispensable, Dios no lo hubiera decretado, como el mandato más importante de la vida.

Por tanto, no nos preocupemos, en buscar ser amados, amemos; y amando, es como nos vamos a encontrar con el amor.

Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.

Amar, es una necesidad fundamental. Pero esto, parece que el hombre no ha acabado de entenderlo. Porque muchos prefieren organizar su vida, sin considerar la experiencia de dar amor.

Y el amor, es una fuerza que puede cambiar lo inamovible; ya que el amor, hace cosas increíbles, es decir, hace milagros.

Por desgracia, nos pasamos la vida, buscando quien nos ame, y nos olvidamos de dar amor. Y bien sabemos, que nunca vamos a estar completos, mientras solo busquemos que nos amén, y poco nos ocupemos en amar.

Tal vez, seriamos más felices, si dejáramos de sufrir, por no ser amados, y nos ocupáramos en vivir amando.

Pero, como no sabemos amar, para que seamos dichosos, Dios nos ha dado un mandato: que amemos a Dios con toda el alma, y al prójimo, como nos amamos a nosotros mismos.

El amor más grande, es el que le debemos a Dios; no porque Dios necesite de nuestro amor, sino porque nosotros necesitamos amar.

El hombre no va a vivir en paz, ni estará dichoso, mientras no diga: ¡Te amo! Es decir, mientras no viva amando.

Y si le damos a Dios, todo el corazón, el alma y las fuerzas del amor, en Él, encontraremos la dicha de ser amados, y el gozo de vivir amando.

Si el amar, no fuera algo indispensable, Dios no lo hubiera decretado, como el mandato más importante de la vida.

Por tanto, no nos preocupemos, en buscar ser amados, amemos; y amando, es como nos vamos a encontrar con el amor.

Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.