/ viernes 3 de junio de 2022

Entorno Empresarial

Presiones salariales en México

A medida que la inflación aumenta, en muchos hogares y empresas se empiezan a meditar con detenimiento las compras, y en otros casos prácticamente se vuelven prescindibles artículos o servicios.

Lo anterior a fin de sufragar los gastos que no se pueden eludir. Y se van creando presiones salariales, ósea que se necesita más dinero o bajar la calidad de vida que se había conseguido, o en otros casos como empresas y prestadores de servicios, ajustar los precios de artículos y servicios al alza.

Un ejemplo de ello son las manifestaciones en la Ciudad de México de los permisionarios del transporte publico que durante una década no han podido ajustar su tarifa y los costos los ahogan, sin embargo un aumento afectara a las familias y será inflacionario.

Este comportamiento será recurrente en muchos ámbitos por las presiones salariales que se han creado.

El salario mínimo en México ha perdido gran parte de su valor en términos reales durante los decenios recientes.

Se aviva así el temor a la estanflación, cuya sombra ya asoma en otras grandes economías y que hemos hecho referencia en este espacio en relación a México, tras unos decepcionantes datos de crecimiento.

A pesar de tener empleo, a 53 millones de mexicanos, sus ingresos no les alcanzan para comprar la canasta alimentaria.

En términos porcentuales, representan el 38.8% de la población, con un ingreso por persona de 2,850 pesos.

Tales datos dejan ver la difícil condición económica en la que sobreviven, casi la mitad de los mexicanos.

Si bien el salario mínimo incrementó un 16% en 2019, al pasar de 88.7 a 102.7 pesos, quienes perciben ingresos cercanos a esta cantidad se encuentran vulnerables frente a la inflación, derivado de que esta última variable no es constante, mientras que el salario mínimo se mantiene en el mismo nivel durante un tiempo determinado.

También es importante recordar que, el costo de la línea de bienestar es por persona. En este sentido, si de un salario mínimo depende más de una persona, entonces se ubicarían en situación de pobreza extrema debido a que sus ingresos son insuficientes para adquirir los productos de la canasta alimentaria.

La situación salarial resulta dramática en México.

Visualizada ya como una realidad consistente, la amenaza fantasma de una inflación de costos toma cuerpo y va erosionando el poder adquisitivo de la inmensa mayoría de familias, aumentando las presiones salariales.

Presiones salariales en México

A medida que la inflación aumenta, en muchos hogares y empresas se empiezan a meditar con detenimiento las compras, y en otros casos prácticamente se vuelven prescindibles artículos o servicios.

Lo anterior a fin de sufragar los gastos que no se pueden eludir. Y se van creando presiones salariales, ósea que se necesita más dinero o bajar la calidad de vida que se había conseguido, o en otros casos como empresas y prestadores de servicios, ajustar los precios de artículos y servicios al alza.

Un ejemplo de ello son las manifestaciones en la Ciudad de México de los permisionarios del transporte publico que durante una década no han podido ajustar su tarifa y los costos los ahogan, sin embargo un aumento afectara a las familias y será inflacionario.

Este comportamiento será recurrente en muchos ámbitos por las presiones salariales que se han creado.

El salario mínimo en México ha perdido gran parte de su valor en términos reales durante los decenios recientes.

Se aviva así el temor a la estanflación, cuya sombra ya asoma en otras grandes economías y que hemos hecho referencia en este espacio en relación a México, tras unos decepcionantes datos de crecimiento.

A pesar de tener empleo, a 53 millones de mexicanos, sus ingresos no les alcanzan para comprar la canasta alimentaria.

En términos porcentuales, representan el 38.8% de la población, con un ingreso por persona de 2,850 pesos.

Tales datos dejan ver la difícil condición económica en la que sobreviven, casi la mitad de los mexicanos.

Si bien el salario mínimo incrementó un 16% en 2019, al pasar de 88.7 a 102.7 pesos, quienes perciben ingresos cercanos a esta cantidad se encuentran vulnerables frente a la inflación, derivado de que esta última variable no es constante, mientras que el salario mínimo se mantiene en el mismo nivel durante un tiempo determinado.

También es importante recordar que, el costo de la línea de bienestar es por persona. En este sentido, si de un salario mínimo depende más de una persona, entonces se ubicarían en situación de pobreza extrema debido a que sus ingresos son insuficientes para adquirir los productos de la canasta alimentaria.

La situación salarial resulta dramática en México.

Visualizada ya como una realidad consistente, la amenaza fantasma de una inflación de costos toma cuerpo y va erosionando el poder adquisitivo de la inmensa mayoría de familias, aumentando las presiones salariales.