/ viernes 7 de enero de 2022

Entorno Empresarial

Estructuras comerciales

El comercio interior es uno de los principales sectores receptores e impulsores de la actividad económica en México.

La economía precisa, para su adecuado funcionamiento, un sistema de distribución eficiente, que permita asegurar el abastecimiento de los consumidores con mejor calidad de servicio a menor costo de distribución, para alcanzar este objetivo, es preciso que el mercado garantice la óptima asignación de los recursos a través del funcionamiento del mercado.

Periódicamente, los diferentes medios de comunicación nos ofrecen informaciones sobre la situación de crisis que atraviesan distintos sectores productivos de nuestra economía, tales como, la industria, el comercio exterior, etcétera.

En cambio, raramente se hace referencia a la situación del comercio interior, salvo en ciertas circunstancias, como el buen fin o la situación de inseguridad a que están sometidos.

No obstante, el comercio interior está inmerso en una profunda crisis, incluso mayor que la que existe en otros sectores.

La raíz hay que buscarla, por una parte, en la propia dinámica del sector, confundiendo a veces el patrimonio familiar con el propio negocio, lo que originaría, de llevarse a cabo un simple estudio económico, el fin de la actividad comercial por falta de rentabilidad.

La importancia dentro de la economía de la pequeña y mediana empresa comercial, y de la distribución en general, viene reflejada no sólo en el nivel de empleo generado, sino también por su influencia, tanto cualitativa como cuantitativa, en el funcionamiento del sistema económico al actuar como puente entre la producción, por una parte, y el consumidor, por otra.

A pesar de todo ello, la situación del sector se agrava día a día no sólo por mantenerse actualmente la misma problemática que antaño en lo que respecta a las estructuras comerciales existentes, sino también por una serie de elementos nuevos, tales como la competencia desleal, las nuevas formas de comercio de grandes superficies, y por supuesto la pandemia, etcétera, que acentúan la crisis del sector, cuyas consecuencias a medio y largo plazo son difíciles de prever.

La necesidad de afrontar con realismo y eficacia la situación del comercio interior es, por tanto, evidente y perentoria.

Se necesita hacer más énfasis en la demanda interna.

Esto sucederá en parte a través de ajustes en la tasa de cambio, pero también se requieren políticas más agresivas, para aumentar el consumo.

Estructuras comerciales

El comercio interior es uno de los principales sectores receptores e impulsores de la actividad económica en México.

La economía precisa, para su adecuado funcionamiento, un sistema de distribución eficiente, que permita asegurar el abastecimiento de los consumidores con mejor calidad de servicio a menor costo de distribución, para alcanzar este objetivo, es preciso que el mercado garantice la óptima asignación de los recursos a través del funcionamiento del mercado.

Periódicamente, los diferentes medios de comunicación nos ofrecen informaciones sobre la situación de crisis que atraviesan distintos sectores productivos de nuestra economía, tales como, la industria, el comercio exterior, etcétera.

En cambio, raramente se hace referencia a la situación del comercio interior, salvo en ciertas circunstancias, como el buen fin o la situación de inseguridad a que están sometidos.

No obstante, el comercio interior está inmerso en una profunda crisis, incluso mayor que la que existe en otros sectores.

La raíz hay que buscarla, por una parte, en la propia dinámica del sector, confundiendo a veces el patrimonio familiar con el propio negocio, lo que originaría, de llevarse a cabo un simple estudio económico, el fin de la actividad comercial por falta de rentabilidad.

La importancia dentro de la economía de la pequeña y mediana empresa comercial, y de la distribución en general, viene reflejada no sólo en el nivel de empleo generado, sino también por su influencia, tanto cualitativa como cuantitativa, en el funcionamiento del sistema económico al actuar como puente entre la producción, por una parte, y el consumidor, por otra.

A pesar de todo ello, la situación del sector se agrava día a día no sólo por mantenerse actualmente la misma problemática que antaño en lo que respecta a las estructuras comerciales existentes, sino también por una serie de elementos nuevos, tales como la competencia desleal, las nuevas formas de comercio de grandes superficies, y por supuesto la pandemia, etcétera, que acentúan la crisis del sector, cuyas consecuencias a medio y largo plazo son difíciles de prever.

La necesidad de afrontar con realismo y eficacia la situación del comercio interior es, por tanto, evidente y perentoria.

Se necesita hacer más énfasis en la demanda interna.

Esto sucederá en parte a través de ajustes en la tasa de cambio, pero también se requieren políticas más agresivas, para aumentar el consumo.