/ viernes 15 de octubre de 2021

Entorno empresarial

Perseguir objetivos políticos de corto plazo y no económicos

El programa económico no solo no apareció tras el tropiezo electoral del gobierno en las elecciones, sino que en su lugar enfrentamos una colección de medidas que deterioran las condiciones futuras: los próximos dos años serán mucho más difíciles a partir de las medidas que se están anunciando en forma cotidiana.

En este sentido insistimos que la reforma eléctrica es una aberración en este transe pos pandémico.

Y ahí es donde se vera que tanto se defiende a la población por parte de sus representantes con la votación de esta reforma y ojo tendrá que pasar por los congresos locales.

Vasta darse cuenta de cómo ha crecido nuestro estado en una economía abierta y de libre competencia, de los productos que gozamos, y tarifas que se han reducido a lo largo de los años con esta competencia, como el uso del celular por dar un ejemplo.

Los partidos que nos encaminaron a este escenario de globalidad, ahora pretenden ir contra corriente y con el costo para los consumidores que ello implica con esta reforma eléctrica. Creo que no se dan cuenta de lo grave del tema tanto internacionalmente como internamente y que pone en riesgo nuestra viabilidad como país.

¿Por qué no puede el gobierno capitalizar hechos favorables? La primera y obvia explicación es la generación de incertidumbre a partir de decisiones poco profesionales sobre varios temas.

Se ha colado una agenda política con pocos fundamentos técnicos que la avalen. La discrecionalidad en la toma de decisiones sólo agrega confusión y aumenta la salida de capitales.

La declaración de servicio público de sectores competitivos que requieren grandes inversiones de rápida depreciación comparados con otras actividades, es otro error serio que persigue objetivos políticos de corto plazo, al riesgo de reducir la competitividad de la economía y la calidad de un servicio esencial para las familias.

Nuevamente, en lugar de resolver el problema central se utilizarían alternativas costosas con efectos colaterales adversos sobre el resto de la economía.

Perseguir objetivos políticos de corto plazo es habitualmente costoso para el buen funcionamiento de la economía. Pero en México golpeado por la pandemia es mucho peor.

Esta administración se ha caracterizado por maniobras políticas que han estado encaminadas a generar temor y anomía en las personas, produciendo efectos nocivos sobre la confianza en las instituciones y en la democracia.

Perseguir objetivos políticos de corto plazo y no económicos

El programa económico no solo no apareció tras el tropiezo electoral del gobierno en las elecciones, sino que en su lugar enfrentamos una colección de medidas que deterioran las condiciones futuras: los próximos dos años serán mucho más difíciles a partir de las medidas que se están anunciando en forma cotidiana.

En este sentido insistimos que la reforma eléctrica es una aberración en este transe pos pandémico.

Y ahí es donde se vera que tanto se defiende a la población por parte de sus representantes con la votación de esta reforma y ojo tendrá que pasar por los congresos locales.

Vasta darse cuenta de cómo ha crecido nuestro estado en una economía abierta y de libre competencia, de los productos que gozamos, y tarifas que se han reducido a lo largo de los años con esta competencia, como el uso del celular por dar un ejemplo.

Los partidos que nos encaminaron a este escenario de globalidad, ahora pretenden ir contra corriente y con el costo para los consumidores que ello implica con esta reforma eléctrica. Creo que no se dan cuenta de lo grave del tema tanto internacionalmente como internamente y que pone en riesgo nuestra viabilidad como país.

¿Por qué no puede el gobierno capitalizar hechos favorables? La primera y obvia explicación es la generación de incertidumbre a partir de decisiones poco profesionales sobre varios temas.

Se ha colado una agenda política con pocos fundamentos técnicos que la avalen. La discrecionalidad en la toma de decisiones sólo agrega confusión y aumenta la salida de capitales.

La declaración de servicio público de sectores competitivos que requieren grandes inversiones de rápida depreciación comparados con otras actividades, es otro error serio que persigue objetivos políticos de corto plazo, al riesgo de reducir la competitividad de la economía y la calidad de un servicio esencial para las familias.

Nuevamente, en lugar de resolver el problema central se utilizarían alternativas costosas con efectos colaterales adversos sobre el resto de la economía.

Perseguir objetivos políticos de corto plazo es habitualmente costoso para el buen funcionamiento de la economía. Pero en México golpeado por la pandemia es mucho peor.

Esta administración se ha caracterizado por maniobras políticas que han estado encaminadas a generar temor y anomía en las personas, produciendo efectos nocivos sobre la confianza en las instituciones y en la democracia.