/ viernes 20 de agosto de 2021

Entorno empresarial

Fallida estrategia de salud

Uno de los problemas que ha enfrentado el gobierno es el desabasto de medicamentos.

El desabasto de medicamentos continúa y tiene una solución simple: comprar más y de mejor forma. La austeridad que presume el gobierno no debería hacerse a costa del cumplimiento de la garantía de derechos.

El desabasto se originó por una serie de políticas públicas mal planeadas.

El desabasto comenzó cuando todas las compras públicas a nivel federal, incluidas las medicinas, se hicieron responsabilidad de la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en un intento por reducir los costos de la compra de insumos.

Pero al realizarlas la Oficialía Mayor de SHCP, se perdió el personal y el expertise técnico necesario para hacerlas.

A esta mala ejecución de la centralización de compras se aunó una fallida estrategia anticorrupción en el sector, que se realizó mediante un veto presidencial hacia las tres principales distribuidoras de insumos médicos del país.

Este veto no contempló una alternativa viable para reemplazar la red de distribución, logística, almacenaje y personal que estas distribuidoras habían acumulado a lo largo de los años.

Tampoco consideró que estas distribuidoras compraban a otras farmacéuticas los insumos necesarios, por lo que el gobierno adquiría tanto la distribución como el insumo médico a un mismo precio.

El problema se ocasiona al cambiar de modelo de la noche a la mañana sin contar con planes de implementación graduales que tomen en cuenta posibles soluciones en caso de fallas. Al final, ninguna lucha contra la corrupción puede hacerse a costa de vidas.

La falta de medicamentos en hospitales del Seguro Social y del ISSSTE, obligó a los derechohabientes a acudir a las farmacias privadas para surtirse, pero ¿por que el gobierno no da vales para que los derechohabientes adquieran el medicamento en farmacias privadas y absorba el costo?

El presidente, tiene una convicción absoluta sobre el modelo económico que está improvisando en medio de una profunda crisis de salud, apuesta por sus teorías usando al país para su experimento.

Ciertamente era indispensable racionalizar el gasto público de la administración pública. Sin embargo, en vez de operar a partir de un diagnóstico la presidencia ordenó recortes indiscriminados que terminaron por inmovilizar a su gobierno y quitar un derecho de todos los mexicanos.

Fallida estrategia de salud

Uno de los problemas que ha enfrentado el gobierno es el desabasto de medicamentos.

El desabasto de medicamentos continúa y tiene una solución simple: comprar más y de mejor forma. La austeridad que presume el gobierno no debería hacerse a costa del cumplimiento de la garantía de derechos.

El desabasto se originó por una serie de políticas públicas mal planeadas.

El desabasto comenzó cuando todas las compras públicas a nivel federal, incluidas las medicinas, se hicieron responsabilidad de la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en un intento por reducir los costos de la compra de insumos.

Pero al realizarlas la Oficialía Mayor de SHCP, se perdió el personal y el expertise técnico necesario para hacerlas.

A esta mala ejecución de la centralización de compras se aunó una fallida estrategia anticorrupción en el sector, que se realizó mediante un veto presidencial hacia las tres principales distribuidoras de insumos médicos del país.

Este veto no contempló una alternativa viable para reemplazar la red de distribución, logística, almacenaje y personal que estas distribuidoras habían acumulado a lo largo de los años.

Tampoco consideró que estas distribuidoras compraban a otras farmacéuticas los insumos necesarios, por lo que el gobierno adquiría tanto la distribución como el insumo médico a un mismo precio.

El problema se ocasiona al cambiar de modelo de la noche a la mañana sin contar con planes de implementación graduales que tomen en cuenta posibles soluciones en caso de fallas. Al final, ninguna lucha contra la corrupción puede hacerse a costa de vidas.

La falta de medicamentos en hospitales del Seguro Social y del ISSSTE, obligó a los derechohabientes a acudir a las farmacias privadas para surtirse, pero ¿por que el gobierno no da vales para que los derechohabientes adquieran el medicamento en farmacias privadas y absorba el costo?

El presidente, tiene una convicción absoluta sobre el modelo económico que está improvisando en medio de una profunda crisis de salud, apuesta por sus teorías usando al país para su experimento.

Ciertamente era indispensable racionalizar el gasto público de la administración pública. Sin embargo, en vez de operar a partir de un diagnóstico la presidencia ordenó recortes indiscriminados que terminaron por inmovilizar a su gobierno y quitar un derecho de todos los mexicanos.