/ viernes 16 de julio de 2021

Entorno Empresarial

El presidente informó que Rogelio Ramírez de la O es el nuevo secretario de Hacienda.

La creación e implementación de una reforma fiscal, a mitad de la actual administración como se planteó al inicio del sexenio, será uno de los grandes retos que enfrentará el próximo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

A lo anterior, se suma la debilidad de los ingresos presupuestarios.

Los datos de Hacienda señalaron que, de enero a abril de este año, los ingresos sumaron poco más de 1,5 billones de pesos, lo que representó una caída de 2.0% en comparación con el mismo periodo del año pasado.

Además, con la crisis del covid-19, la deuda de México, al igual que la de muchos otros países, se elevó.

Las proyecciones de Hacienda esperan que la deuda, en su medida más amplia, cierre 2021 en 51,4% del Producto Interno Bruto (PIB), mayor al cierre del 2019, previo a la pandemia de 44,5%.

La designación del nuevo secretario de Hacienda, aunado a la nueva conformación que tendrá la Cámara de Diputados en la siguiente legislatura que discutirá el Paquete Económico 2022 y la posible reforma fiscal, podría abrir la puerta a un modelo mas keynesiano dentro de la cuarta transformación, debido a la falta de crecimiento y fracaso de las medidas anteriores.

Lo anterior ante las presiones de la pandemia y una posible tercera ola de contagios, una casi nula banca de desarrollo y eventualmente el peor sexenio en la historia.

Los pronósticos sobre el crecimiento del PIB deben ser precisos, ya que de ellos depende en parte la planeación y el funcionamiento del gobierno, para que las personas puedan llevar a cabo sus actividades diarias y los negocios en el país se puedan realizar sin problemas.

En casi cualquier país y en cualquier ciclo económico, ya sea una época de recesión, de expansión o de recuperación, las decisiones del gobierno son una pieza importante para impulsar (u obstaculizar) la economía y el nivel de vida de la población.

Lo anterior se vuelve aún más relevante en momentos como el actual, en el que las actividades manufactureras de exportación y las remesas están dando ese empuje, pero la mayoría de los otros sectores están en crisis.

Aún falta mucho por recuperar, y persiste una pérdida de empleos e ingresos, así como una mayor cantidad de personas en pobreza laboral.

El presidente informó que Rogelio Ramírez de la O es el nuevo secretario de Hacienda.

La creación e implementación de una reforma fiscal, a mitad de la actual administración como se planteó al inicio del sexenio, será uno de los grandes retos que enfrentará el próximo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

A lo anterior, se suma la debilidad de los ingresos presupuestarios.

Los datos de Hacienda señalaron que, de enero a abril de este año, los ingresos sumaron poco más de 1,5 billones de pesos, lo que representó una caída de 2.0% en comparación con el mismo periodo del año pasado.

Además, con la crisis del covid-19, la deuda de México, al igual que la de muchos otros países, se elevó.

Las proyecciones de Hacienda esperan que la deuda, en su medida más amplia, cierre 2021 en 51,4% del Producto Interno Bruto (PIB), mayor al cierre del 2019, previo a la pandemia de 44,5%.

La designación del nuevo secretario de Hacienda, aunado a la nueva conformación que tendrá la Cámara de Diputados en la siguiente legislatura que discutirá el Paquete Económico 2022 y la posible reforma fiscal, podría abrir la puerta a un modelo mas keynesiano dentro de la cuarta transformación, debido a la falta de crecimiento y fracaso de las medidas anteriores.

Lo anterior ante las presiones de la pandemia y una posible tercera ola de contagios, una casi nula banca de desarrollo y eventualmente el peor sexenio en la historia.

Los pronósticos sobre el crecimiento del PIB deben ser precisos, ya que de ellos depende en parte la planeación y el funcionamiento del gobierno, para que las personas puedan llevar a cabo sus actividades diarias y los negocios en el país se puedan realizar sin problemas.

En casi cualquier país y en cualquier ciclo económico, ya sea una época de recesión, de expansión o de recuperación, las decisiones del gobierno son una pieza importante para impulsar (u obstaculizar) la economía y el nivel de vida de la población.

Lo anterior se vuelve aún más relevante en momentos como el actual, en el que las actividades manufactureras de exportación y las remesas están dando ese empuje, pero la mayoría de los otros sectores están en crisis.

Aún falta mucho por recuperar, y persiste una pérdida de empleos e ingresos, así como una mayor cantidad de personas en pobreza laboral.