/ viernes 3 de julio de 2020

Entorno Empresarial

El nuevo contexto económico y social

La entrada en vigor del T-MEC se espera que ayude a la economía luego de sufrir un declive, derivado de la pandemia de Covid-19.

A pesar de las condiciones esperemos esto se convierta en inversión, es decir, a pesar de las acciones que el presidente ha emprendido en contra de los empresarios y la incertidumbre en la inversión, esa obstinación se desvanezca y continúe llegando la inversión extranjera.

El acuerdo tendrá una vigencia de 16 años, pero será sometido a revisión cada 6 años.

Los objetivos de Desarrollo Sostenible no ha cambiado, pero sí la urgencia de actuar.

En México con el Covid-19, las políticas de este gobierno, y las condiciones del mercado mundial, actualmente estamos navegando en aguas peligrosas, por ello que queden claros los objetivos de Desarrollo Sostenible serán nuestra carta de presentación para superar la tormenta.

Ahora es realmente el momento de cumplir nuestra promesa de no dejar a nadie atrás y hacerle caso a la clase media de México que se ha manifestado por su afectación y vulnerabilidad.

La globalización actual es diferente y un posible talón de Aquiles para México es que existe una combinación de factores que harán que la industria manufacturera occidental empiece a traer de vuelta a casa parte de sus trabajos llamado re-shoring.

Creo que la guerra comercial (principalmente entre EE.UU. y China combinada con la epidemia del coronavirus hará que muchas compañías se tomen el 're-shoring' con mucha seriedad.

Los exportadores ya están reconfigurando sus cadenas de suministros y acercando producción a costa de eficiencias. Los importadores subirán barreras arancelarias en respuesta. Este proceso ya había comenzado con la guerra comercial y ahora entrará.

Asia y Occidente se aíslan mutuamente. Cae un telón de acero económico sobre el mundo.

Definitivamente, esta ya no va a ser una globalización de cadenas de valor. Eso es lo que va a ser más importante: el cambio en los modos de producción y en los modos de consumo.

Esto se va a parecer mucho a una economía de guerra, es muy pronto para sacar conclusiones, pero todos somos conscientes de que habrá un antes y un después de esta crisis. Nadie sabe cómo saldremos, pero se escribirá un nuevo mundo basado en otras reglas. Seremos más autónomos en ciertas áreas críticas. Las relaciones bilaterales se revisarán.

El nuevo contexto económico y social

La entrada en vigor del T-MEC se espera que ayude a la economía luego de sufrir un declive, derivado de la pandemia de Covid-19.

A pesar de las condiciones esperemos esto se convierta en inversión, es decir, a pesar de las acciones que el presidente ha emprendido en contra de los empresarios y la incertidumbre en la inversión, esa obstinación se desvanezca y continúe llegando la inversión extranjera.

El acuerdo tendrá una vigencia de 16 años, pero será sometido a revisión cada 6 años.

Los objetivos de Desarrollo Sostenible no ha cambiado, pero sí la urgencia de actuar.

En México con el Covid-19, las políticas de este gobierno, y las condiciones del mercado mundial, actualmente estamos navegando en aguas peligrosas, por ello que queden claros los objetivos de Desarrollo Sostenible serán nuestra carta de presentación para superar la tormenta.

Ahora es realmente el momento de cumplir nuestra promesa de no dejar a nadie atrás y hacerle caso a la clase media de México que se ha manifestado por su afectación y vulnerabilidad.

La globalización actual es diferente y un posible talón de Aquiles para México es que existe una combinación de factores que harán que la industria manufacturera occidental empiece a traer de vuelta a casa parte de sus trabajos llamado re-shoring.

Creo que la guerra comercial (principalmente entre EE.UU. y China combinada con la epidemia del coronavirus hará que muchas compañías se tomen el 're-shoring' con mucha seriedad.

Los exportadores ya están reconfigurando sus cadenas de suministros y acercando producción a costa de eficiencias. Los importadores subirán barreras arancelarias en respuesta. Este proceso ya había comenzado con la guerra comercial y ahora entrará.

Asia y Occidente se aíslan mutuamente. Cae un telón de acero económico sobre el mundo.

Definitivamente, esta ya no va a ser una globalización de cadenas de valor. Eso es lo que va a ser más importante: el cambio en los modos de producción y en los modos de consumo.

Esto se va a parecer mucho a una economía de guerra, es muy pronto para sacar conclusiones, pero todos somos conscientes de que habrá un antes y un después de esta crisis. Nadie sabe cómo saldremos, pero se escribirá un nuevo mundo basado en otras reglas. Seremos más autónomos en ciertas áreas críticas. Las relaciones bilaterales se revisarán.