/ viernes 1 de marzo de 2019

Entorno Empresarial

El emprendedor no es necesariamente un buen gerente

Nos hemos encontrado con más frecuencia a universitarios que no consiguen empleo al punto de que, en muchos casos, lo obliga a buscar opciones incluso fuera de la profesión.

A primera vista, los emprendedores y los empresarios pueden parecer dos caras de una misma moneda.

El emprendedor no es necesariamente un buen gerente, de la misma forma que no es cierto que todo buen gerente pueda ser un emprendedor.

Muchos emprendedores superan desafíos y obstáculos importantes en el proceso de hacer realidad una visión y fallan en el momento de entender la diferencia entre gestar un emprendimiento y administrarlo cuando ya tiene vida propia.

Aún en aquellos casos en los que el emprendedor tenga importantes destrezas de gestión, la decisión de formar la gerencia y pasarle la estafeta es imperativo.

La falta de consideración y respeto estricto a esta premisa es la causa mayor de fracaso en los emprendimientos.

Son muchos más los negocios que perecen por falta de buena administración que aquellos que nunca pudieron ver la luz porque no superaron algún obstáculo o porque permanecieron solo como una idea en la mente de alguien que no pudo superar miedos y limitaciones.

Todas estas son disfunciones del acto de emprender, y todas ellas deben ser evitadas.

Es absurdo considerarse un emprendedor siendo en los hechos solo un empleado del negocio propio, un empleado sometido, además, a niveles elevadísimos de explotación, porque nunca existe jefe más exigente que uno consigo mismo.

Suponer que nadie podrá velar por los intereses del negocio como uno mismo o como un familiar cercano es una forma de miopía empresarial.

Por último, transitar el complejo y delicado entramado del viaje empresarial con el único propósito de ganar un empleo es un despropósito mayor.

El emprendedor es importante y valioso para el progreso de los pueblos precisamente porque fundamenta su existencia en la capacidad de trascender limitaciones e imposibilidades, porque tiene la habilidad de construir allá donde nada existe y acercar a lo palpable un horizonte lejano.

En estos principios de acción echa raíz el entendimiento de valerse de los mejores recursos que el camino pueda ofrecer, y uno de ellos es, sin duda, la gerencia profesional que puede tomar control del negocio que se ha gestado.

El emprendedor no es necesariamente un buen gerente

Nos hemos encontrado con más frecuencia a universitarios que no consiguen empleo al punto de que, en muchos casos, lo obliga a buscar opciones incluso fuera de la profesión.

A primera vista, los emprendedores y los empresarios pueden parecer dos caras de una misma moneda.

El emprendedor no es necesariamente un buen gerente, de la misma forma que no es cierto que todo buen gerente pueda ser un emprendedor.

Muchos emprendedores superan desafíos y obstáculos importantes en el proceso de hacer realidad una visión y fallan en el momento de entender la diferencia entre gestar un emprendimiento y administrarlo cuando ya tiene vida propia.

Aún en aquellos casos en los que el emprendedor tenga importantes destrezas de gestión, la decisión de formar la gerencia y pasarle la estafeta es imperativo.

La falta de consideración y respeto estricto a esta premisa es la causa mayor de fracaso en los emprendimientos.

Son muchos más los negocios que perecen por falta de buena administración que aquellos que nunca pudieron ver la luz porque no superaron algún obstáculo o porque permanecieron solo como una idea en la mente de alguien que no pudo superar miedos y limitaciones.

Todas estas son disfunciones del acto de emprender, y todas ellas deben ser evitadas.

Es absurdo considerarse un emprendedor siendo en los hechos solo un empleado del negocio propio, un empleado sometido, además, a niveles elevadísimos de explotación, porque nunca existe jefe más exigente que uno consigo mismo.

Suponer que nadie podrá velar por los intereses del negocio como uno mismo o como un familiar cercano es una forma de miopía empresarial.

Por último, transitar el complejo y delicado entramado del viaje empresarial con el único propósito de ganar un empleo es un despropósito mayor.

El emprendedor es importante y valioso para el progreso de los pueblos precisamente porque fundamenta su existencia en la capacidad de trascender limitaciones e imposibilidades, porque tiene la habilidad de construir allá donde nada existe y acercar a lo palpable un horizonte lejano.

En estos principios de acción echa raíz el entendimiento de valerse de los mejores recursos que el camino pueda ofrecer, y uno de ellos es, sin duda, la gerencia profesional que puede tomar control del negocio que se ha gestado.