/ viernes 12 de octubre de 2018

Entorno Empresarial

POLÍTICAS PÚBLICAS COHERENTES CON EL SUMINISTRO Y COSTO DEL AGUA

La disponibilidad del agua es un problema actual y complejo en el que interviene una serie de factores que van más allá del incremento poblacional que demanda cada vez más este recurso para uso del consumo humano, así como para llevar a cabo actividades económicas.

El crecimiento urbano industrial ha sido un factor importante en el aumento de los requerimientos de agua en las últimas décadas.

Uno de los problemas por los que atraviesan las ciudades medias es la prestación eficiente de los servicios urbanos como el agua potable, la recolección de basura y el transporte público, sus formas de gestión, la protección del medio ambiente, la insuficiente cobertura de estos servicios, la falta de calidad y cantidad de los mismos y los impactos en el medio ambiente, así como la falta de recursos financieros para cubrir las necesidades que genera el desarrollo urbano industrial.

Las actividades agropecuarias consumen la mayor cantidad de agua dulce, tanto en México como en el mundo, los siguientes grandes consumidores son la industria y la generación de energía, el uso doméstico al final.

Los escenarios adversos en torno a la escasez del agua a futuro están más ligados a una gestión obsoleta e ineficaz del vital líquido, que a una lógica simple en donde el desabasto se agrava sólo con el aumento de la población.

La mayor parte de la infraestructura ya cumplió su vida útil, por lo que se registran pérdidas por fugas.

A esto se suma una mala administración, poca eficiencia en el cobro y una estrategia focalizada en la sobreexplotación de acuíferos en vez de una política eficaz para promover el uso racional del agua.

Pero la escasez no es el gran reto para garantizar el suministro, sino la gestión en el ejercicio de los sistemas de agua y la implementación de políticas exitosas, hoy ausentes, que promuevan un consumo racionado.

La caída en el suministro está muy ligada con la problemática de los sistemas de agua, con la falta de planeación e inversiones.

Las políticas públicas para la gestión y uso racional del agua no han tenido el impacto suficiente, por tal motivo el subsanar malas gestiones y las pocas limitantes a los grandes consumidores de agua lleva a la conclusión de que no deben de pagar justos por pecadores con un aumento del líquido.

POLÍTICAS PÚBLICAS COHERENTES CON EL SUMINISTRO Y COSTO DEL AGUA

La disponibilidad del agua es un problema actual y complejo en el que interviene una serie de factores que van más allá del incremento poblacional que demanda cada vez más este recurso para uso del consumo humano, así como para llevar a cabo actividades económicas.

El crecimiento urbano industrial ha sido un factor importante en el aumento de los requerimientos de agua en las últimas décadas.

Uno de los problemas por los que atraviesan las ciudades medias es la prestación eficiente de los servicios urbanos como el agua potable, la recolección de basura y el transporte público, sus formas de gestión, la protección del medio ambiente, la insuficiente cobertura de estos servicios, la falta de calidad y cantidad de los mismos y los impactos en el medio ambiente, así como la falta de recursos financieros para cubrir las necesidades que genera el desarrollo urbano industrial.

Las actividades agropecuarias consumen la mayor cantidad de agua dulce, tanto en México como en el mundo, los siguientes grandes consumidores son la industria y la generación de energía, el uso doméstico al final.

Los escenarios adversos en torno a la escasez del agua a futuro están más ligados a una gestión obsoleta e ineficaz del vital líquido, que a una lógica simple en donde el desabasto se agrava sólo con el aumento de la población.

La mayor parte de la infraestructura ya cumplió su vida útil, por lo que se registran pérdidas por fugas.

A esto se suma una mala administración, poca eficiencia en el cobro y una estrategia focalizada en la sobreexplotación de acuíferos en vez de una política eficaz para promover el uso racional del agua.

Pero la escasez no es el gran reto para garantizar el suministro, sino la gestión en el ejercicio de los sistemas de agua y la implementación de políticas exitosas, hoy ausentes, que promuevan un consumo racionado.

La caída en el suministro está muy ligada con la problemática de los sistemas de agua, con la falta de planeación e inversiones.

Las políticas públicas para la gestión y uso racional del agua no han tenido el impacto suficiente, por tal motivo el subsanar malas gestiones y las pocas limitantes a los grandes consumidores de agua lleva a la conclusión de que no deben de pagar justos por pecadores con un aumento del líquido.