/ viernes 5 de octubre de 2018

Entorno Empresarial

UN NUEVO ACUERDO COMERCIAL EUMCA

Ahora que se logró un nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (EUMCA), surge la duda de si mejoró las condiciones del anterior tratado de libre comercio de América del Norte.

La estructura de ambos acuerdos es en esencia la misma, sin embargo introduce unas normas más fuertes de propiedad intelectual.

Al mismo tiempo, establece unas reglas de origen más severas para el sector automotor. Además reduce los mecanismos para la solución de las controversias. Por último, crea un capítulo monetario.

En el caso de las reglas de origen para los vehículos automotores, el EUMCA eleva de 62,5 a 75% la proporción de los insumos de procedencia regional, que deberá contener un producto final del sector fabricado en cada país.

Establece también que por lo menos 40% de los insumos deberán producirse en fábricas donde se pague un salario mínimo de US$ 16 por hora.

Se conservó el capítulo de solución de controversias entre los Estados del TLCAN, en los casos de dumping, subsidios y medidas compensatorias.

No obstante, se eliminó el mecanismo para resolver las disputas entre las compañías y los gobiernos en el comercio entre Estados Unidos y Canadá, mientras que en el intercambio entre México y Estados se restringió mucho su operación.

A diferencia del TLCAN, introduce un capítulo monetario, en el cual los países se comprometen a mantener regímenes de libre flotación de sus tasas de cambio, para prevenir que las autoridades lleven a cabo devaluaciones competitivas de sus monedas.

El EUMCA tendrá una duración de 16 años, con una revisión para identificar y solucionar problemas cada seis años, junto con la posibilidad de extenderlo.

Sin embargo, impone mayores restricciones regulatorias a las compañías que operan en Norteamérica, lo cual lesionará su competitividad frente a las del resto del mundo, sin asegurar que como consecuencia de él habrá una expansión notable del empleo en el sector manufacturero de Estados Unidos.

Aunque las modificaciones no son sustanciales ni tendrán un efecto importante sobre el empleo en Estados Unidos, si obligará a los consumidores estadounidenses a pagar mayores precios en el sector automotor, a costa de su bienestar.

Además, disminuyó la confianza de México y Canadá, lo cual quizá le reste su apoyo a los Estados Unidos en otros aspectos de las relaciones internacionales.


UN NUEVO ACUERDO COMERCIAL EUMCA

Ahora que se logró un nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (EUMCA), surge la duda de si mejoró las condiciones del anterior tratado de libre comercio de América del Norte.

La estructura de ambos acuerdos es en esencia la misma, sin embargo introduce unas normas más fuertes de propiedad intelectual.

Al mismo tiempo, establece unas reglas de origen más severas para el sector automotor. Además reduce los mecanismos para la solución de las controversias. Por último, crea un capítulo monetario.

En el caso de las reglas de origen para los vehículos automotores, el EUMCA eleva de 62,5 a 75% la proporción de los insumos de procedencia regional, que deberá contener un producto final del sector fabricado en cada país.

Establece también que por lo menos 40% de los insumos deberán producirse en fábricas donde se pague un salario mínimo de US$ 16 por hora.

Se conservó el capítulo de solución de controversias entre los Estados del TLCAN, en los casos de dumping, subsidios y medidas compensatorias.

No obstante, se eliminó el mecanismo para resolver las disputas entre las compañías y los gobiernos en el comercio entre Estados Unidos y Canadá, mientras que en el intercambio entre México y Estados se restringió mucho su operación.

A diferencia del TLCAN, introduce un capítulo monetario, en el cual los países se comprometen a mantener regímenes de libre flotación de sus tasas de cambio, para prevenir que las autoridades lleven a cabo devaluaciones competitivas de sus monedas.

El EUMCA tendrá una duración de 16 años, con una revisión para identificar y solucionar problemas cada seis años, junto con la posibilidad de extenderlo.

Sin embargo, impone mayores restricciones regulatorias a las compañías que operan en Norteamérica, lo cual lesionará su competitividad frente a las del resto del mundo, sin asegurar que como consecuencia de él habrá una expansión notable del empleo en el sector manufacturero de Estados Unidos.

Aunque las modificaciones no son sustanciales ni tendrán un efecto importante sobre el empleo en Estados Unidos, si obligará a los consumidores estadounidenses a pagar mayores precios en el sector automotor, a costa de su bienestar.

Además, disminuyó la confianza de México y Canadá, lo cual quizá le reste su apoyo a los Estados Unidos en otros aspectos de las relaciones internacionales.