/ viernes 10 de agosto de 2018

Entorno Empresarial

PLAZAS Y CENTROS COMERCIALES

Los centros comerciales conviven en una sociedad cambiante, en la que los hábitos de vida y consumo van evolucionando con el paso del tiempo, de forma que lo que le ocurre a la población se refleja también en ellos.

Los centros comerciales tal y como los conocemos hoy en día fueron creados por el arquitecto Víctor Gruen. En el año 1956 diseñó el primer centro comercial como complejo cerrado en Edina Minnesota.

El objetivo era concentrar en un mismo espacio cubierto todo tipo de tiendas para realizar compras.

El centro comercial moderno y actual necesita un dinamismo constante. Para conseguirlo, es necesario conocer las tendencias a nivel local, nacional e internacional, y adaptarlas a la realidad de cada espacio, para atraer, fidelizar y satisfacer las necesidades de sus consumidores.

Desafortunadamente no todos los centros comerciales supieron adaptarse al contexto micro y macro económico de los últimos años, llevando a muchos a una situación difícil y con riesgo de cierre.

Pero con tendencia a alarmarnos un poco, hay apreciaciones de expertos que afirman que, en algunas ciudades del país, se esta al punto de la saturación.

Y es que la transformación de los modelos comerciales no es lo único que debe preocuparnos, también el modelo de ciudad que se está llenando cada vez más de congestión vehicular, caos residencial en zonas aledañas, invasión del espacio público a los alrededores del centro comercial y un aumento en la inseguridad, donde el comercio digital y electrónico desplaza el traslado físico.

La participación de estos formatos comerciales involucra una activa contribución a la tercerización de la economía en las ciudades, contribuye a la aglomeración comercial, provoca un gran crecimiento urbano, cambios en el uso del suelo y hasta demanda de la adecuación de la infraestructura vial en varios casos.

Bien conocida es la estrecha vinculación que existe entre la ciudad y el comercio, esta no demanda necesariamente el derroche estructural ni la polarización comercial hacia las grandes urbes; sobran las afirmaciones de que el consumo mexicano siempre logrará acomodarse a la oferta que ponga el mercado.

Esto no es ninguna afinidad y no debe ser excusa para sustentar más y más inversiones en una propiedad horizontal que ya rebosa en las ciudades capitales.


PLAZAS Y CENTROS COMERCIALES

Los centros comerciales conviven en una sociedad cambiante, en la que los hábitos de vida y consumo van evolucionando con el paso del tiempo, de forma que lo que le ocurre a la población se refleja también en ellos.

Los centros comerciales tal y como los conocemos hoy en día fueron creados por el arquitecto Víctor Gruen. En el año 1956 diseñó el primer centro comercial como complejo cerrado en Edina Minnesota.

El objetivo era concentrar en un mismo espacio cubierto todo tipo de tiendas para realizar compras.

El centro comercial moderno y actual necesita un dinamismo constante. Para conseguirlo, es necesario conocer las tendencias a nivel local, nacional e internacional, y adaptarlas a la realidad de cada espacio, para atraer, fidelizar y satisfacer las necesidades de sus consumidores.

Desafortunadamente no todos los centros comerciales supieron adaptarse al contexto micro y macro económico de los últimos años, llevando a muchos a una situación difícil y con riesgo de cierre.

Pero con tendencia a alarmarnos un poco, hay apreciaciones de expertos que afirman que, en algunas ciudades del país, se esta al punto de la saturación.

Y es que la transformación de los modelos comerciales no es lo único que debe preocuparnos, también el modelo de ciudad que se está llenando cada vez más de congestión vehicular, caos residencial en zonas aledañas, invasión del espacio público a los alrededores del centro comercial y un aumento en la inseguridad, donde el comercio digital y electrónico desplaza el traslado físico.

La participación de estos formatos comerciales involucra una activa contribución a la tercerización de la economía en las ciudades, contribuye a la aglomeración comercial, provoca un gran crecimiento urbano, cambios en el uso del suelo y hasta demanda de la adecuación de la infraestructura vial en varios casos.

Bien conocida es la estrecha vinculación que existe entre la ciudad y el comercio, esta no demanda necesariamente el derroche estructural ni la polarización comercial hacia las grandes urbes; sobran las afirmaciones de que el consumo mexicano siempre logrará acomodarse a la oferta que ponga el mercado.

Esto no es ninguna afinidad y no debe ser excusa para sustentar más y más inversiones en una propiedad horizontal que ya rebosa en las ciudades capitales.