/ viernes 6 de julio de 2018

Entorno Empresarial

La descentralización

El desarrollo de la democracia y la descentralización ha merecido cada vez mayor interés en todo el mundo.

Desde los últimos años del decenio de 1980 muchos países han emprendido el camino hacia una u otra forma de descentralización.

Sin embargo, México había sido uno de los países en los que más débiles impactos habían tenido este tipo de iniciativas.

En la década de 1983 a 1993 las políticas descentralizadoras impulsadas por Miguel de la Madrid (1982-1988) y por Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) no lograron los avances prometidos.

La vieja cultura política del centralismo y el culto al jefe supremo, sea éste, presidente, gobernador, alcalde, cacique o caudillo de algún partido político siguen ya sea latentes o claramente manifiestos en la vida política y gubernamental del país.

No debe olvidarse que el centralismo, está instalado en las raíces mismas del sistema social, desde la época prehispánica, pasando por la conquista, la independencia y la revolución, hasta nuestros días.

Se trata de pasos hacia delante y de pasos hacia atrás, de logros y de desencantos, de exitosas experiencias y de lamentables fracasos

Es decir, se trata de la cohabitación simultánea de la tradición y el cambio.

La descentralización puede adoptar varias formas, por ejemplo, puede ser política, administrativa o fiscal, y conseguirse mediante la desconcentración y la delegación.

En el caso de la desconcentración, el gobierno central dispersa algunas de sus funciones, como la planificación y las finanzas, trasladándolas del gobierno central a las oficinas regionales, al mismo tiempo que mantiene el control general.

La desconcentración es ante todo un acuerdo administrativo, en el que la toma de decisiones continúa siendo competencia de los ministerios del gobierno central.

La descentralización es compleja, implica cuestiones relacionadas con las finanzas, la administración, el control, la regulación, la presentación de informes y la rendición de cuentas, elementos todos ellos que forman parte de la interrelación entre los diferentes niveles de gobierno.

A pesar de las fuerzas políticas económicas combinadas que impulsan la demanda en favor de la descentralización, muchas veces existe un abismo entre la realidad y el objetivo que puede establecerse en las políticas y en la legislación.

La descentralización

El desarrollo de la democracia y la descentralización ha merecido cada vez mayor interés en todo el mundo.

Desde los últimos años del decenio de 1980 muchos países han emprendido el camino hacia una u otra forma de descentralización.

Sin embargo, México había sido uno de los países en los que más débiles impactos habían tenido este tipo de iniciativas.

En la década de 1983 a 1993 las políticas descentralizadoras impulsadas por Miguel de la Madrid (1982-1988) y por Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) no lograron los avances prometidos.

La vieja cultura política del centralismo y el culto al jefe supremo, sea éste, presidente, gobernador, alcalde, cacique o caudillo de algún partido político siguen ya sea latentes o claramente manifiestos en la vida política y gubernamental del país.

No debe olvidarse que el centralismo, está instalado en las raíces mismas del sistema social, desde la época prehispánica, pasando por la conquista, la independencia y la revolución, hasta nuestros días.

Se trata de pasos hacia delante y de pasos hacia atrás, de logros y de desencantos, de exitosas experiencias y de lamentables fracasos

Es decir, se trata de la cohabitación simultánea de la tradición y el cambio.

La descentralización puede adoptar varias formas, por ejemplo, puede ser política, administrativa o fiscal, y conseguirse mediante la desconcentración y la delegación.

En el caso de la desconcentración, el gobierno central dispersa algunas de sus funciones, como la planificación y las finanzas, trasladándolas del gobierno central a las oficinas regionales, al mismo tiempo que mantiene el control general.

La desconcentración es ante todo un acuerdo administrativo, en el que la toma de decisiones continúa siendo competencia de los ministerios del gobierno central.

La descentralización es compleja, implica cuestiones relacionadas con las finanzas, la administración, el control, la regulación, la presentación de informes y la rendición de cuentas, elementos todos ellos que forman parte de la interrelación entre los diferentes niveles de gobierno.

A pesar de las fuerzas políticas económicas combinadas que impulsan la demanda en favor de la descentralización, muchas veces existe un abismo entre la realidad y el objetivo que puede establecerse en las políticas y en la legislación.