/ domingo 27 de enero de 2019

En dónde estamos y cómo lo logramos

Me pregunto, como muchos de ustedes lo han hecho en estas semanas, ¿Dónde estamos y cómo logramos llegar a convertirnos en esta clase de país, donde lo cruel y decadente se han convertido en el Padre Nuestro de cada día?, donde el estallido de un ducto de gasolina que estaba siendo “ordeñado” por lugareños, en Tlahuelilpan, Hidalgo, ha quedado como la primera tragedia de gran alcance en el nuevo sexenio marcándolo con imágenes grotescas de gente, nuestra gente, corriendo envueltas en llamas, imágenes que con el menor pudor o caridad cristiana o budista o lo que deseen llamar, saturaron las redes de un México tan corrupto y corrompido como sus gobernantes. ¿Qué sucedió a nuestro país donde otrora todo eran buenas costumbres y educación, y.. ahora, el saqueo se ha transformado en carnaval de mal gusto? País que brutalmente ha convertido en fiesta lo que antes podía haberse considerado tragedia, donde se hizo un carnaval - mostrado en otro video –de un accidente, video donde observamos a parte de nuestra población armando una fiesta improvisada mientras saqueaban las reses de un camión accidentado, gente que brutalmente las mataba a machetazos en el sitio, troceándolas allí mismo para evitarse problemas de traslado o posibilidad de ser detenidos.

Me pregunto de nuevo: ¿cómo llegamos a ser un país en el que tantos, incluyendo a los medios se mofan de estos hechos? Situaciones que se ven como normales o correctas atribuyéndolas con simpleza a la ineptitud de los políticos del pasado o el presente y no a la descomposición social en que estamos sumergidos, alegando que el mal se hace por necesidad, como si obrar mal fueratradición de usos y costumbres en mi país.

Por eso me repregunto: ¿No sería conveniente que comenzáramos a reconocer la miseria humana en la que estamos sumergidos los mexicanos?, mexicanos que antaño creían en el valor de la palabra y el honor del nombre y ahora alegan en el nombre de su miseria tener derecho a robar porque ´no les queda de otra´, gente que quiere sacar provecho de cada ocasión que se le presenta, gente que sin el menor recato se burla de las víctimas y confunde el testimonio de un hecho espantoso con un video de broma, como si mirar humanos calcinados equivaliera a carcajearse como si fuese broma un hecho delictivo, donde madres, padres y familias enteras acudieron a robar, a tomar lo que no les pertenecía y como broma de mal gusto acabaron con la vida propia y de familiares, donde una foto trágica de una madre tratando de alcanzar a su hijo, ambos calcinados - hecho insólito que una madre lleve a su hijo a robar-, ahora son prospectos a un premio por la mejor fotografía, y yo me pregunto, ¿en que punto de decadencia estamos en este mundo?, porque aunque mi país está en decadencia, el mundo también se encuentra contaminado con el horror de una decadencia de la Roma de los Césares y de Sodoma y Gomorra, aunque eso sí, la nuestra es muy mexicana y se salpica de morbosidad y bromas, decadencia moral absoluta donde hemos perdido la brújula del bien y el mal donde se busca únicamente el bien personal, donde se perdió el verdadero concepto de caridad y compasión y todo lo queremos fácil, sin un mínimo esfuerzo y mucho menos pago, un México donde la gente de antes y muchos de ahora, se levantan temprano a trabajar para cubrir sus necesidades y no roban por necesidad, por eso como dice la canción, no me cansaré de repetir que México y sus ciudadanos viven una crisis moral donde nos hemos vuelto incapaces de distinguir el bien del mal, donde no nos importa ya, ni el qué dirán al que muchos temían, pues ahora si se aplica aquel dicho de que ´con dinero baila el perro´ por eso no está mal la famosa ´Cartilla Moral´ escrita por Don Alfonso Reyes hace más de siete decenios, que el actual gobierno ha anunciado que promocionara para retomar valores y moral entre los ciudadanos, lo que olvida el señor Presidente es que entre las cosas que hemos perdido, además de la moral y los valores reales, se encuentran las pocas ganas de leer de nuestra gente, esa falta de educación y cultura que nos ha sumido en lo que nos hemos convertido no será motivado - al menos personalmente lo dudo y me encantaría estar equivocada- por un libro poco seductor como es esa Cartilla, aunque creo que la moral y los valores no deberían salir del debate público, así como que el actual gobierno debe, a través del reconocimiento de que tan dañados estamos, buscar cómo lograr que la población retome los valores universales como dogma de fe o mandamientos tan simples como ´no robar´, ´no matar´, ´no mentir’ y muchos más, para vivir en un mundo donde se valore más la calidez de un abrazo que reconocer que el que no tranza no avanza, donde el afecto y la fraternidad eviten el robo o el saqueo en el nombre de una ´necesidad ‘personal´ que nos convierte en hienas histéricas riéndose de las tragedias, en lugar de ser personas compasivas y empáticas con el dolor y la tragedia, deseo sus comentarios y sugerencias con la esperanza que este México regrese a reconocer los verdaderos valores y principios universales para que nuestros hijos y nietos puedan tener un mejor país y un mejor futuro, les pido me retroalimenten con sus comentarios en dándoles las gracias por estos y por su lectura.

Me pregunto, como muchos de ustedes lo han hecho en estas semanas, ¿Dónde estamos y cómo logramos llegar a convertirnos en esta clase de país, donde lo cruel y decadente se han convertido en el Padre Nuestro de cada día?, donde el estallido de un ducto de gasolina que estaba siendo “ordeñado” por lugareños, en Tlahuelilpan, Hidalgo, ha quedado como la primera tragedia de gran alcance en el nuevo sexenio marcándolo con imágenes grotescas de gente, nuestra gente, corriendo envueltas en llamas, imágenes que con el menor pudor o caridad cristiana o budista o lo que deseen llamar, saturaron las redes de un México tan corrupto y corrompido como sus gobernantes. ¿Qué sucedió a nuestro país donde otrora todo eran buenas costumbres y educación, y.. ahora, el saqueo se ha transformado en carnaval de mal gusto? País que brutalmente ha convertido en fiesta lo que antes podía haberse considerado tragedia, donde se hizo un carnaval - mostrado en otro video –de un accidente, video donde observamos a parte de nuestra población armando una fiesta improvisada mientras saqueaban las reses de un camión accidentado, gente que brutalmente las mataba a machetazos en el sitio, troceándolas allí mismo para evitarse problemas de traslado o posibilidad de ser detenidos.

Me pregunto de nuevo: ¿cómo llegamos a ser un país en el que tantos, incluyendo a los medios se mofan de estos hechos? Situaciones que se ven como normales o correctas atribuyéndolas con simpleza a la ineptitud de los políticos del pasado o el presente y no a la descomposición social en que estamos sumergidos, alegando que el mal se hace por necesidad, como si obrar mal fueratradición de usos y costumbres en mi país.

Por eso me repregunto: ¿No sería conveniente que comenzáramos a reconocer la miseria humana en la que estamos sumergidos los mexicanos?, mexicanos que antaño creían en el valor de la palabra y el honor del nombre y ahora alegan en el nombre de su miseria tener derecho a robar porque ´no les queda de otra´, gente que quiere sacar provecho de cada ocasión que se le presenta, gente que sin el menor recato se burla de las víctimas y confunde el testimonio de un hecho espantoso con un video de broma, como si mirar humanos calcinados equivaliera a carcajearse como si fuese broma un hecho delictivo, donde madres, padres y familias enteras acudieron a robar, a tomar lo que no les pertenecía y como broma de mal gusto acabaron con la vida propia y de familiares, donde una foto trágica de una madre tratando de alcanzar a su hijo, ambos calcinados - hecho insólito que una madre lleve a su hijo a robar-, ahora son prospectos a un premio por la mejor fotografía, y yo me pregunto, ¿en que punto de decadencia estamos en este mundo?, porque aunque mi país está en decadencia, el mundo también se encuentra contaminado con el horror de una decadencia de la Roma de los Césares y de Sodoma y Gomorra, aunque eso sí, la nuestra es muy mexicana y se salpica de morbosidad y bromas, decadencia moral absoluta donde hemos perdido la brújula del bien y el mal donde se busca únicamente el bien personal, donde se perdió el verdadero concepto de caridad y compasión y todo lo queremos fácil, sin un mínimo esfuerzo y mucho menos pago, un México donde la gente de antes y muchos de ahora, se levantan temprano a trabajar para cubrir sus necesidades y no roban por necesidad, por eso como dice la canción, no me cansaré de repetir que México y sus ciudadanos viven una crisis moral donde nos hemos vuelto incapaces de distinguir el bien del mal, donde no nos importa ya, ni el qué dirán al que muchos temían, pues ahora si se aplica aquel dicho de que ´con dinero baila el perro´ por eso no está mal la famosa ´Cartilla Moral´ escrita por Don Alfonso Reyes hace más de siete decenios, que el actual gobierno ha anunciado que promocionara para retomar valores y moral entre los ciudadanos, lo que olvida el señor Presidente es que entre las cosas que hemos perdido, además de la moral y los valores reales, se encuentran las pocas ganas de leer de nuestra gente, esa falta de educación y cultura que nos ha sumido en lo que nos hemos convertido no será motivado - al menos personalmente lo dudo y me encantaría estar equivocada- por un libro poco seductor como es esa Cartilla, aunque creo que la moral y los valores no deberían salir del debate público, así como que el actual gobierno debe, a través del reconocimiento de que tan dañados estamos, buscar cómo lograr que la población retome los valores universales como dogma de fe o mandamientos tan simples como ´no robar´, ´no matar´, ´no mentir’ y muchos más, para vivir en un mundo donde se valore más la calidez de un abrazo que reconocer que el que no tranza no avanza, donde el afecto y la fraternidad eviten el robo o el saqueo en el nombre de una ´necesidad ‘personal´ que nos convierte en hienas histéricas riéndose de las tragedias, en lugar de ser personas compasivas y empáticas con el dolor y la tragedia, deseo sus comentarios y sugerencias con la esperanza que este México regrese a reconocer los verdaderos valores y principios universales para que nuestros hijos y nietos puedan tener un mejor país y un mejor futuro, les pido me retroalimenten con sus comentarios en dándoles las gracias por estos y por su lectura.